Por Hernán Andrés Kruse.-

Si hay una cuestión que moviliza a los argentinos es la vinculada con las Islas Malvinas. Situado en el Atlántico Sur el archipiélago fue usurpado por Inglaterra en el lejano 1833 y a partir de entonces quedó en sus manos, salvo durante los 45 días que duró la guerra entre ambos países en 1982. Aunque cueste creerlo la economista Diana Mondino, quien se perfila como futura canciller en caso de que Javier Milei arribe a la Casa Rosada, acaba de efectuar polémicas declaraciones a un medio inglés (The Telegraph) sobre Malvinas y los kelpers. “Pueden pasar muchos años, pero no se puede imponer ninguna decisión a otras personas, ni a los argentinos ni a nadie. Ya no se pueden imponer decisiones, eso se tiene que terminar”, sentenció. Y agregó: “Los derechos de los isleños serán respetados, deben ser respetados y no se les puede faltar el respeto. El concepto de que se puede imponer a la gente lo que se puede hacer o lo que se debe hacer es muy feudal e ingenuo”. “Si la gente finalmente quiere hacer ciertas cosas, se harán”. “Ahora mismo estamos en el peor de los mundos, porque ni Gran Bretaña ni Argentina pueden hacer un uso razonable de los recursos que hay allí abajo”. “¿Cómo entendería la inflación alguien que no haya nacido ni crecido en Argentina? ¿Por qué alguien querría ser parte de una sociedad? Necesitamos convertirnos en un país normal y somos un país vacío” (BAE Negocios, 10/9/023).

Semejantes declaraciones adquieren una particular relevancia porque quien las emitió no es una ciudadana común sino, reitero, una economista que puede hacerse cargo, a partir del 10 de diciembre, de las relaciones exteriores del país. Cuesta creer, por ende, que haya opinado de esa manera por su cuenta, sin haber efectuado previamente las consultas correspondientes con Milei. Como hasta ahora el libertario ha guardado silencio respecto a este terma, es lógico concluir que Diana Mondino no hizo más que expresar lo que de verdad piensa Milei sobre la cuestión “Malvinas”. Sin embargo, años atrás el libertario opinaba de otra manera. El 19 de junio de 2022 el libertario publicó en su cuenta de Twitter una entrevista realizada en El Canal de la Ciudad en 2021, donde reconoce la legitimidad y legalidad del reclamo argentino: “Hay un determinado conjunto de reglas internacionales. El reclamo de Argentina por las Islas Malvinas no está sacado de la galera. Está dentro de las condiciones por las cuales un territorio corresponde a un determinado país o no. Argentina cumple con esas condiciones, está dentro de la zona”. “En el fondo, si viene alguien y usurpa tu casa y se queda por generaciones, ¿dejó de ser tu casa? no, te la usurparon”. Ese mismo día volvió a tuitear en su cuenta oficial un recorte de una entrevista en TN, donde reivindica a los ex combatientes de la guerra en Malvinas: “El reconocimiento a esos hombres que se han jugado la vida por la patria, se plantaron frente a una potencia que además recibió la ayuda de otras superpotencias. Hay que reconocer la valentía, el honor de esos hombres que dieron la vida por la patria, son dignos del reconocimiento porque han ido a pelear una guerra desigual y lo han hecho con el mayor de los honores y eso se les reconoce internacionalmente”.

Sin embargo, en abril del mismo año, en una entrevista concedida al medio económico internacional Bloomberg, el libertario había mostrado una posición más cercana a la de Mondino: “Para mí en la situación de Malvinas hay una cuestión que tiene que ver con un reclamo en lo territorial, por lo que tiene que ver con la geografía. Son las condiciones bajo las cuales el derecho se construye. Ahora, la metodología no es por ahí. Y además, Argentina tampoco creó las condiciones para que los habitantes de las Islas Malvinas quieran ser argentinos. Entonces, es una situación extremadamente compleja, donde Argentina cometió todos los errores habidos y por haber para que la situación esté totalmente embarrada. Entonces, ahora va a ser un contrafáctico por todos esos errores. Es muy complicado”. “Hay una cuestión de derechos internacionales. Te tendrías que sentar a negociar. Pero ahora, ¿qué les vas a proponer a los habitantes de la isla? Ésa es la cuestión. ¿Qué querés hacer? Después de que agarraste, entraste, hiciste una guerra. Es una cuestión extremadamente compleja. Si vos querés que algún día vuelvan a ser parte de la Argentina, va a implicar una negociación muy, muy larga y donde Argentina va a tener que poder proponer algo interesante. Argentina no es un país interesante si su propia gente se va del país. Entonces, ¿por qué le querés arruinar la vida a los habitantes de las islas? Es muy delicada la situación. Te tendrás que sentar a hablar con el Reino Unido y discutir esa situación de aquellos que viven en las islas. ¿Les vas a imponer por la fuerza ser argentinos, empobrecerlos y llevarlos a una situación miserable? El reclamo de Argentina es genuino. Argentina debería mantener el reclamo. Pero Argentina tendría que poder ofrecer algo que Argentina no tiene para ofrecer. La situación está tremendamente empantanada y va a requerir de un camino de negociación muy, muy arduo. Cualquier solución que evite eso y cualquier bravuconada son mentiras. Entonces, reclamo legítimo. Sí, hay que hacerlo, sí, pero es una vía que va a demandar muchísimos, muchísimos años” (Fuente: Perfil, nota de Julián D’Imperio, 11/9/023).

Javier Milei y Diana Mondino coinciden en el diagnóstico. Para ellos los kelpers son ciudadanos legítimos de las islas, como los rosarinos somos ciudadanos legítimos de Rosario. Ambos lesionan gravemente la verdad histórica. Los kelpers son los descendientes de quienes ejecutaron una operación militar planificada por el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda que finalizó con el control de las islas el 3 de enero de 1833. En ese entonces residían en las Malvinas gauchos y criollos, sus verdaderos, genuinos y legítimos habitantes. Lo que hicieron los ocupantes de los buques de guerra H.M.S Clio y H.M.S Tyne fue un acto ilegal, un acto de barbarie ejecutado por un imperio prepotente y desalmado. Con sus declaraciones tanto Milei como Mondino no hacen más que legitimar semejante atrocidad, avalar un caso típico de colonialismo.

Lo increíble es que Milei, que se jacta de ser un libertario, parece haber olvidado lo que pensaba sobre este tema su admirado Ludwig Von Mises, uno de los padres intelectuales de la Escuela Austríaca de Economía. El 3 de agosto de 2017 el Instituto Mises publicó un artículo de Joseph T. Salerno titulado “Mises, sobre el nacionalismo, el derecho de autodeterminación y el problema de la inmigración”. A continuación paso a transcribir la parte del escrito referida al nacionalismo liberal y al colonialismo como negación del derecho de autodeterminación. Mises reivindicaba el derecho de autodeterminación de los pueblos y despreciaba al colonialismo porque consideraba que los países que lo practicaban no hacían más que aplastar dicho derecho. Mises estaba a favor de las víctimas del colonialismo. Milei y Mondino, en cambio, están a favor del país que lo practica.

NACIONALISMO LIBERAL

“Para Mises, el liberalismo aparece y se expresa por primera vez en el siglo XIX como un movimiento político en forma de “nacionalismo pacífico”. Sus dos principios fundamentales eran la libertad, o más concretamente, “el derecho de autodeterminación de los pueblos”, y la unidad nacional o “principio de nacionalidad”. Estos principios estaban indisolublemente ligados. El objetivo principal de los movimientos nacionalistas liberales (italiano, polaco, griego, alemán, serbio, etc,) era la liberación de sus pueblos del gobierno despótico de reyes y príncipes. La revolución liberal contra el despotismo asumía necesariamente un carácter nacionalista por dos razones. Primero, muchos de los déspotas reales eran extranjeros, por ejemplo, los Habsburgo austríacos y los Borbones franceses que gobernaban a los italianos y el rey prusiano y el zar ruso que subyugaban a los polacos. Segundo, y más importante, el realismo político dictaba “la necesidad de establecer una alianza de los oprimidos frente a la alianza de los opresores para lograr la libertad de todos, pero también la necesidad de mantenerse unidos para encontrar en la unidad la fortaleza para preservar la libertad”. Esta alianza de los oprimidos se basaba en la unidad nacional basada en lenguajes, culturas y modos de pensar y actuar comunes.

Aunque forjado en guerras de liberación, el nacionalismo liberal era para Mises pacífico y cosmopolita. No solo los distintos movimientos de liberación nacional se veían unos a otros como hermanos de su lucha común contra el despotismo real, sino que aceptaban los principios del liberalismo económico, “que proclama la solidaridad de intereses entre todos los pueblos”. Mises destaca la compatibilidad del nacionalismo, cosmopolitismo y paz: “El principio de nacionalidad solo incluye el rechazo de todo señorío: reclama autodeterminación, autonomía. Sin embargo luego expande su contenido. No solo libertad sino también unidad es la palabra clave. Pero el deseo de unidad nacional también es sobre todo completamente pacífico. (…) el nacionalismo no se enfrenta al cosmopolitismo, pues la nación unificada no quiere la discordia con los pueblos vecinos, sino la paz y la amistad”.

Como liberal clásico, Mises tiene cuidado en especificar que el derecho de autodeterminación no es un derecho colectivo sino un derecho individual: “No es el derecho de autodeterminación de una unidad nacional delimitada, sino más bien el derecho de los habitantes de cualquier territorio a decidir sobre el estado al cual desean pertenecer” (…) Aunque defienda la autodeterminación como un derecho natural, Mises argumenta que la nación es un ser fundamental y relativamente permanente, independiente del estado-o estados-transitorio que pueda gobernar en un momento dado. Consecuentemente, Mises califica a los “compatriotas” de un hombre como “aquellos de sus conciudadanos con los que comparte una tierra y un idioma comunes, con los cuales forma a menudo también una comunidad étnica y espiritual” (…) Para Mises, la nación comprende seres humanos que perciben y actúan entre sí de una manera que les distingue de otros grupos de personas basándose en el significado e importancia que atribuyen los compatriotas a factores objetivos como un lenguaje, unas tradiciones, unos ancestros y otras características compartidas. Ser miembro de una nación, igual que de una familia, implica actos concretos de volición basados en percepciones y preferencias objetivas con respecto a un complejo de circunstancias históricas objetivas (…)”.

EL COLONIALISMO COMO NEGACIÓN DEL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN

“Al contrario que muchos liberales de finales del siglo XIX y principios del XX, Mises era decididamente anticolonialista. Como liberal radical, reconocía la universalidad del derecho de autodeterminación y el principio de nacionalidad para todos los pueblos y razas (…) Merece la pena citar a Mises por extenso:

“El criterio que ha presidido la política colonial es querer aprovechar la superior potencia de la raza blanca sobre los pueblos de otras razas. Los europeos, en posesión de todas las armas y las tecnologías proporcionadas por la civilización europea, emigraron para someter a pueblos más débiles, depredarlos de sus propiedades y hacerlos esclavos. Se ha intentado edulcorar y ocultar los verdaderos motivos de la política colonial tras la máscara del inocente deseo de hacer que los salvajes participen de los beneficios de la civilización europea (…) ¿Puede haber prueba de ineptitud más atroz, para la civilización europea, que la de su incapacidad de difundirse de otro modo que con el hierro y el fuego? Ningún capítulo en la historia está tan enfangado en sangre como la historia del colonialismo. El derramamiento de sangre fue inútil y sin sentido. Territorios florecientes quedaron arruinados, pueblos enteros destruidos y exterminados. Nada de esto puede atenuarse o justificarse de ninguna manera. El dominio de los europeos en África y en partes importantes de Asia es absoluto. Contrasta enormemente con todos los principios del liberalismo y la democracia (…) Los conquistadores europeos (…) sólo han llevado armas e instrumentos de muerte de todo género, han enviado a los individuos peores y más violentos con el cargo de funcionarios o el uniforme de militares, implementando un dominio militar que nada tiene que envidiar, en cuanto a métodos sanguinarios y despiadados, al sistema de gobierno de los bolcheviques. Los europeos no pueden sorprenderse si el mal ejemplo que ellos han dado en las colonias da ahora también malos frutos. En todo caso, no tendrían derecho a quejarse farisaicamente del bajo nivel de la moral pública de las poblaciones indígenas. Y sería ilegítimo por su parte afirmar que éstas estarían aún inmaduras para obtener la libertad, que para ser dignas de ella necesitan aún un largo período de educación bajo el látigo de las armas extranjeras (…) Nadie tiene derecho a entrometerse en los asuntos de otros en su propio interés y nadie tendría que pretender, cuando tiene a la vista sus propios intereses, que está actuando altruistamente solo en interés de otros”.

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