Por Carlos Fara.-

El problema del gobierno no es la comunicación: tiene problemas de comunicación, que es otra cosa.

En todos los gobiernos se le suele cargar la responsabilidad a la comunicación, dando por supuesto que la gestión (en cualquier nivel) está haciendo las cosas bien, solo que las comunica mal. Eso sobresee a la gestión política de cualquier necesidad de revisión de su orientación estratégica. Es como si una empresa dijese “nuestro producto es perfecto, solo que la gerencia de marketing no da con la clave para hacérselo saber al mercado”. Danger!

Ahora bien: cuando se atraviesa una situación crítica, y cuando el equipo todavía no está consolidado en la cancha, se notan más los problemas de coordinación, de ubicación, de distribución de roles, etc.

Repasemos al menos 3 recomendaciones que nos brinda el maravilloso lingüista George Lakoff, autor del famoso “No piensen en un elefante” (test: en qué está pensando el lector en estos momentos, después de leer ese título?????????):

  1. Los debates no se ganan con estadísticas: se ganan activando los marcos contextuales correctos. La gente no cree en estadísticas, sino en función de sus marcos previos. Si la mayoría está teniendo miedo de perder su trabajo, no se va a tranquilizar con una estadística oficial que indique lo contrario. O como dice un cartel que figura en la BBC: “No crea en una versión hasta que el gobierno la desmienta”. Visto desde otro punto de vista: no importa si hay una “sensación de inseguridad”, para los ciudadanos la sensación ES la realidad.
  2. “No pienses en un elefante”: se deben evocar los marcos correctos que existen en la mente de los votantes. Si el imaginario dice que un gobierno no tiene sensibilidad social, un funcionario no debe decir “el gobierno es social y sensible”. Si uno mantiene el marco y el lenguaje del adversario, y se limita a argumentar en contra, pierde porque refuerza dicho marco.
  3. “La gente no vota necesariamente por sus intereses. Vota por su identidad… sus valores”: hablarle a la “racionalidad” es inútil. En el medio de un ajuste generalizado de la economía, donde se sostienen las expectativas pese a un alto grado de insatisfacción con el presente, un aumento de naftas del 10 % no se digiere con un comentario sobre los beneficios de la conducta económica de los consumidores. Se debe utilizar el lenguaje de los valores, no los de la confrontación política usual.

Los debates en la opinión pública no son la defensa de una tesis doctoral. No aplica la lógica argumentativa – racional. Aplica la lingüística que activa los marcos contextuales correctos orientados a la captación de la mayoría social que está en condiciones de coincidir con los argumentos de una fuerza política.

Eso es lo que sucede en la historia universal de este planeta. En otro, no sé. (7 Miradas, editada por Luis Pico Estrada)

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