Por Roberto Fernández Blanco.-

Nos, los argentinos integrantes del pueblo mandante, los productores de la riqueza, los aportantes de las expensas para la administración de los bienes comunes del país, los que pagamos los sueldos a nuestros empleados públicos, funcionarios en los que hemos delegado limitadas atribuciones que derivan de nuestro consentimiento, tomamos conciencia de que hemos cometido el error de venir claudicando en el ejercicio de nuestra autoridad suprema, en nuestra condición de pueblo soberano, permitiendo torpemente que nuestros empleados públicos se arroguen indebidas atribuciones y poderes integrando gabinetes con supuestos científicos y comisiones con asesores ideológicamente polarizados con propósitos predeterminados con los que vienen usufructuando ilegales y abusivos privilegios, forzando indebidas imposiciones, destruyendo nuestro potencial económico y atentando contra nuestras instituciones republicanas.

Ante tan inaceptable y desvergonzada búsqueda de centralización y concentración autocrática del poder por parte de la cúspide de esta secta de militantes parasitarios de nuestra capacidad productiva, debemos -en nuestro carácter de soberano pueblo argentino- salir al rescate, defensa y preservación de nuestro orden social claramente expresado en el reglamento constitucional de nuestra nación.

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