Por Hernán Andrés Kruse.-

La clase política al desnudo

En estas últimas horas ha quedado dramáticamente en evidencia la decadencia de nuestra clase política. Durante varios días los ministros Carla Vizzotti y Nicolás Trotta afirmaron en reiteradas oportunidades la importancia de la presencialidad en las aulas. Incluso la ministra de Salud afirmó tajantemente que el nivel de contagio en las aulas era mínimo. Creían contar, obviamente, con el firme respaldo del presidente de la nación. El miércoles por la noche se llevaron el chubasco de su vida. Alberto Fernández pronunció un lamentable discurso fruto de su desesperación y de la presión ejercida por Cristina Kirchner, su hijo Máximo y Axel Kicillof, los abanderados del kirchnerismo duro. Anunció con bombos y platillos el toque de queda, el cierre de comercios y restaurantes, y el fin momentáneo de las clases presenciales. La reacción popular no se hizo esperar. Inmediatamente después de finalizado sus anuncios miles de personas se llegaron a la puerta de entrada de la Residencia de Olivos para expresar a viva voz su malestar e indignación.

Al día siguiente hicieron uso de la palabra Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof. Aunque suene surrealista ambos dirigentes dieron comienzo a la carrera por la presidencia que culminará en octubre de 2023. Al mediodía el jefe de Gobierno de la CABA pronunció un duro discurso. Expresó lo siguiente: “Ayer el gobierno nacional decidió romper el mecanismo de diálogo y consenso que veníamos sosteniendo hace más de un año. Quiero ser claro: no fuimos consultados sobre ninguna de las medidas que se tomaron ayer. Es inexplicable que haya sido así, más cuando veníamos teniendo reuniones constantes durante los últimos días para hablar de qué medidas podíamos tomar para frenar la suba de casos”. “Una pandemia como esta no admite posibilidad de que un presidente no coordine las acciones con un jefe de Gobierno o un gobernador. De hecho, muchos gobernadores manifestaron su desacuerdo con las medidas. Repito, es la primera vez desde el inicio de la pandemia que están tomando una medida que afecta a millones de personas sin siquiera consultarnos, sin siquiera dialogar un minuto sobre lo que pensaban hacer”. “Todavía no pasó ni una semana y quieren tirar por la borda toda la planificación que armamos en función de esas medidas, que al día de hoy se están cumpliendo, en su mayoría, con mucha responsabilidad”. “Nosotros todas las decisiones las tomamos en base a la evidencia, y no en base a anécdotas, imágenes o comentarios de situaciones aisladas que uno siempre puede encontrar en una Ciudad de tres millones de personas como Buenos Aires”. “Quiero aprovechar para agradecerle a todo el sistema de salud, tanto público como privado, por el esfuerzo descomunal e incansable que vienen sosteniendo hace meses, sin relajarse un segundo”. “Esto no se resuelve con decisiones sorpresivas e inconsultas, sino avanzando con un plan de vacunación rápido y transparente, siguiendo estrictamente el orden de grupos de riesgo para que a todos les llegue su vacuna en el momento en el que corresponde, sin privilegios”. “Hoy, el gobierno nacional decide tomar medidas restrictivas, entre otras cosas, porque no cumplió con la cantidad de vacunas que prometió a finales del año pasado. Y ahora que no pueden cumplir, decidieron cambiar la estrategia de compra”. “Mi convicción es que los chicos y chicas tienen que estar el lunes que viene en las aulas y mi responsabilidad es caber todo lo posible para que eso suceda”. “No hipotequemos el futuro de los chicos. El aula más peligrosa de todas es la que está cerrada” (fuente: Infobae, 15/4/021). Sus duras palabras fueron completadas con la decisión de presentar un recurso de amparo a la Corte Suprema para garantizar la continuidad de las clases presenciales a partir del lunes venidero.

Horas más tarde Axel Kicillof embistió con dureza contra Rodríguez Larreta. El gobernador afirmó que “en la ciudad la incidencia de casos cada 100 mil habitantes es el doble que en la Provincia. Entonces, la probabilidad de contagiarse en la Ciudades el doble, aproximadamente, que en la Provincia. No lo festejo porque va a pasar como en la ola anterior: como una mancha de aceite, el virus empieza en la Ciudad. No lo digo para chicanear, es la realidad. Y después se va extendiendo al primer cordón del conurbano, después al segundo cordón, al tercer cordón y luego al interior de la Provincia y al interior del país. Está ocurriendo igual que el año pasado pero muchísimo más rápido, por eso lo urgente de las medidas”. Sobre la situación por la que atraviesa el sistema de salud en el AMBA expresó: “No se lo esperaban los expertos la semana pasada y me permito decirlo porque lo discutí con el Jefe de Gobierno. Porque cuando te tapa la ola no la parás más. Eso es lo que marcan estas decisiones restrictivas, son hechos reales que no se pueden negar, están a la vista porque el 13 de abril fueron 27 mil casos. ¿Qué vamos a esperar? ¿llegar a los 40 mil? ¿a los 50 mil? Si la semana que viene vuelven a subir, van a decir ¿ahora toman las medidas? Esto desbordó las previsiones. Para que se entienda bien: el epicentro de esta segunda ola es la Ciudad de Buenos Aires”. “Parece que hablamos de dos mundos distintos y no lo son. La pandemia empieza en la Ciudad y se va corriendo a las Provincia y va estallando. En la Ciudad estalló el sistema privado y no lo digo yo. No quedan camas en el sistema privado que atiende a casi todos los porteños, ¿y a dónde van?” “Es lo que está ocurriendo en las clínicas de la Provincia que nunca atendieron pacientes de la Capital: ahora están atendiendo a pacientes de la Capital”. “No me van a correr con que a nosotros no nos importas la educación. Cuando llegué a este Gobierno arreglamos las escuelas que destruyó el Gobierno anterior, no invirtieron un mango en educación”. “Están en campaña electoral. Pareciera que el único consenso es hacer lo que ellos quieren. Están haciendo política con esto” (fuente: Infobae, 15/4/021). Tiene razón Kicillof: la oposición está en campaña electoral. Le faltó decir que el oficialismo también lo está.

Hoy, vienes 16, se reunieron el presidente y el jefe de gobierno porteño. El escenario no se modificó. Todo, parece indicar que a partir del próximo lunes y por dos semanas no habrá clases presenciales en el territorio del AMBA. Luego, en una conferencia de prensa, Alberto Fernández expresó: “Desde que volvieron las clases la curva de contagios ascendió precipitadamente”. “Todos los datos científicos dan cuenta de que el problema no ocurre en los colegios. Sí ocurre que detrás de la presencialidad de los alumnos en los colegios se genera un movimiento social que incrementa mucho la circulación ciudadana. Es justamente esa circulación la que provoca que aumente el riesgo de contagio”. “También lo que estamos viendo es que en el área concreta de CABA el mayor incremento de casos se da entre personas de 9 a 19 años. La curva allí es exponencial”. “Haremos todo lo posible, confío en que lleguemos al 30 de abril y hayamos ganado el tiempo necesario para parar los contagios de coronavirus y vaciar las camas de la Ciudad de Buenos Aires”. Sobre la intención de quienes tiene intención de negarse a obedecer el DNU fue tajante: “A mí, la rebelión no” (fuente: Infobae, 16/4/021).

Horas más tarde Horacio Rodríguez Larreta decidió contestarle al presidente. Expresó: “Esta pandemia hay que gestionarla con evidencia y con datos, por eso quiero detenerme en dos comentarios que el Presidente hizo en su conferencia de prensa, con datos que son inexactos. El primero tiene que ver con las vacunas. Yo repito lo que dije: hoy estamos viviendo esta situación porque el Gobierno nacional no cumplió con las vacunas que prometió”. “Dijeron que en diciembre iban a haber 20 millones de vacunas y hoy solo hay 7 millones de vacunas en el país y, en la Ciudad, ya mañana nos quedamos sin dosis para seguir vacunando a los grupos de riesgo. Si hubiesen cumplido, hoy la situación sería muy distinta”. “Puede ser que circunstancialmente alguna persona que vive en la Ciudad se atienda en la Provincia, pero en la realidad, cuando miramos los datos lo que sucede es exactamente al revés. El 30% de las camas de terapia intensiva, tanto públicas como privadas, están ocupadas por residentes de la Provincia de Buenos Aires, como sucede habitualmente en la Ciudad más allá de la pandemia”. “Explico estos datos porque no pueden ser usados como argumentos para que los chicos y chicas de la Ciudad no tengan clases el lunes”. “De las 700 mil personas que acceden a las escuelas, alumnos docentes, directivos, no docentes, los padres, hubo menos del 1% de contagios. Para ser exactos, el 0,89% se contagiaron. Y no nos detuvimos ahí. Hicimos un seguimiento de los contagiados. ¿Qué pasó con sus contactos estrechos? Sólo el 0,12% de esos contactos se contagiaron” (fuente: Infobae, 16/4/021).

Según Rodríguez Larreta el responsable de la pandemia es el gobierno nacional y el gobierno bonaerense. Para Kicillof y Alberto Fernández el responsable de la propagación del virus es responsabilidad de Rodríguez Larreta. El coronavirus está hoy en el centro del escenario político argentino. La clase política sólo piensa en octubre. Mientras tanto millones de argentinos y argentinas están a la intemperie, a merced de un virus que hasta el momento no ha podido ser controlado por las autoridades.

Lamentable discurso del presidente

Si había alguien que dudara de la absoluta dependencia del presidente de CFK su discurso de anoche (14/4/021) terminó por convencerlo. Quedó dramáticamente en evidencia su grosero alineamiento con el Instituto Patria y el gobernador más poderoso del país, Axel Kicillof. A partir de ahora no será más que un devaluado soldado de Cristina. Alberto Fernández pasará a la historia como un presidente que encendió la llama de la ilusión con su espléndido discurso del 10 de diciembre de 2019 pero que con el correr del tiempo se fue desdibujando hasta convertirse en una triste marioneta.

Para el presidente todos son responsables de esta segunda ola de coronavirus que nos está azotando: desde los gobernadores hasta el ciudadano de a pie. Alberto Fernández nos trató anoche como aquella maestra de primer grado que castiga a sus pequeños alumnos por su inconducta. No ocultó su profunda aversión por el argentino medio, especialmente el perteneciente a los sectores medios urbanos que no dependen del poder político para subsistir. Según su diagnóstico el gobierno nacional no es responsable del crecimiento exponencial de contagios y muertes. No se hace responsable por la carencia de vacunas y por la, incapacidad de su gobierno de poner en ejecución un eficaz plan de combate contra el coronavirus. Alberto Fernández se presentó anoche como una víctima de la pandemia, colocándose a la par del ciudadano común. Parece ser que se olvidó que es el presidente de la nación.

En sintonía con el delfín de CFK, Axel Kicillof, el presidente ordenó a través de un decreto endurecer las restricciones en todo el territorio del AMBA. A partir del viernes todo el mundo deberá encerrarse en su casa a partir de las 20 horas hasta las 6 horas del día siguiente. Para garantizar el orden las fuerzas federales, acompañadas por las fuerzas armadas, recorrerán el territorio. Inmediatamente después de los anuncios presidenciales un nutrido grupo de vecinos se acercaron a la Residencia de Olivos para expresar su bronca e indignación. También hubo fuertes cacerolazos en varios barrios porteños. Lamentablemente, la presencia de Patricia Bullrich y José Luis Espert politizó una genuina manifestación de protesta popular.

Lo más lamentable del discurso de Alberto Fernández fue su destrato hacia el personal sanitario. “El sistema de salud también se relajó”, dijo en tono acusatorio. Reconozco que jamás imaginé que el presidente caería tan bajo. Evidentemente el presidente ignora lo que viene sucediendo en las terapias intensivas del país desde que estalló la pandemia. Los médicos intensivistas, los enfermeros y enfermeras, los canilleros, etc. se vienen jugando la vida a diario desde el momento en que el presidente impuso la cuarentena por tiempo indeterminado. Hoy todo ese personal está agotado, exhausto. Si el tan temido colapso del sistema sanitario está a la vuelta de la esquina se debe fundamentalmente a la incapacidad del gobierno nacional de implementar un adecuado plan de testeos y aislamiento de los contagiados, y de la irresponsabilidad de un importante sector de la sociedad. Lamentablemente, el presidente maltrató gratuitamente a los verdaderos héroes de esta dramática historia. Es de esperar que recapacite y que en las próximas horas pida públicamente las disculpas correspondientes.

Duro mensaje de Carla Vizzotti

Ayer (martes 13) hubo 27000 contagios de Covid-19. La cifra estremece pero da toda la sensación de que en los próximos días ese número parecerá pequeño en comparación con los nuevos récords. Dentro de unas horas el Ministerio de Salud dará a conocer el nuevo número de contagios y no será extraño que la cifra alcance los 30 mil. La zona más afectada es el Amba y según el pronóstico de varios expertos el sistema de salud está al borde del colapso. Estamos en una situación límite que ha colocado al gobierno nacional contra las cuerdas. El presidente de la nación tiene por delante una disyuntiva de hierro: aplicar una cuarentena estricta por dos o tres semanas o aplicar restricciones parciales para resguardar la economía. Si se decide por la primera iniciativa el desastre en la economía será pavoroso. Si opta por la segunda el desastre en la salud también será pavoroso. Lamentablemente el resultado será el mismo: una tragedia. Ojalá yerre en mis cálculos pero no hay que ser un experto en salud pública para darse cuenta de que si seguimos con este ritmo de contagios en pocos días los hospitales y los sanatorios del Amba no podrán albergar a tantos pacientes afectados por el coronavirus. Si ello llegara a ocurrir en poco tiempo más el resto del país correría la misma suerte.

Frente a esta dramática situación lo mejor que pueden hacer los máximos responsables de la salud pública del país es decir la verdad, por más cruda y dura que sea. Esta mañana, afortunadamente, la doctora Carla Vizzotti les habló claramente a los argentinos sobre la terrible realidad que significa la suba de contagios de coronavirus registrado en los últimos días. Dijo la funcionaria: “Este es el mensaje más difícil, estamos en una situación crítica”. Les pedimos que solo salgan a la calle para ir a y trabajar, hacer tareas esenciales y llevar a los chicos a las escuelas”. La situación es delicada y estamos preocupados, el sistema de salud está en tensión. No es lo mismo que en 2020. El aumento acelerado hace que se haya puesto en tensión sobre todo las camas de terapia intensiva”. “Tenemos variantes de preocupación circulando en la Argentina. Ha aumentado al 10% el porcentaje de las variantes del Reino Unido y Manaos. No están circulando en forma predominante, pero están en aumento y eso es una preocupación”. “Posterguemos toda actividad que no sea prioritaria: sólo salgamos a trabajar, a realizar las actividades indispensables, a llevar a los chicos a la escuela”. “Vamos a tener que postergar festejos, cumpleaños, bautismos, reuniones sociales y de amigos: es clave para disminuir la transmisión”. “Sigue vigente la escasez global de vacunas”. “Todo el arco político tiene que estar a la altura de las circunstancias, no es momento de generar más tensión”. “La pandemia no terminó. Realmente estamos cansados y preocupados. Somos plenamente conscientes de eso. El gobierno va a acompañar a cada argentino que necesite asistencia en esta situación y hará su máximo esfuerzo para sostener ese apoyo” (fuente: Infobae, 14/4/021).

Creo que por primera vez el gobierno se ve desbordado por una pandemia que posee un enorme poder de fuego. También hay que agregar el error de cálculo respecto a la provisión del número de vacunas. Hace unos meses el presidente anunció con bombos y platillos una vacunación masiva que hasta ahora no se produjo. Los pocos vacunados son el resultado de la buena voluntad del presidente Putin. Y algún día el gobierno deberá informar qué fue lo que realmente sucedió con las fracasadas negociaciones con Pfizer. Lo real y concreto es que al día de la fecha hay pocas vacunas, el número de contagios crece de manera exponencial y en pocos días el número de muertos superará los 60 mil. Desesperado y angustiado, Alberto Fernández no sabe qué hacer. Está literalmente atrapado y sin salida. En realidad todos los argentinos estamos en esa situación.

Causa por el dólar futuro: Cristina y Kicillof, absueltos

Cristina Kirchner, vicepresidenta de la nación, y Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires, recibieron hoy una grata noticia: el sobreseimiento en la causa por el dólar futuro. La Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, compuesta por los jueces Daniel Petrone, diego Barroetaveña y Ana María Figueroa entendieron que luego de la pericia hecha por los peritos de la Corte Suprema, que afirmaba la inexistencia de ningún perjuicio contra el Estado, la investigación debía cerrarse. Además, afirmaron que las cuestiones de política económica no son judiciables.

El 13 de abril de 2016 la vicepresidenta enfrentó su primera indagatoria por esta causa, fogoneada en plena campaña presidencial por un grupo de diputados macristas. Ese día Cristina declaró en Comodoro Py ante el juez Claudio Bonadio. Los legisladores denunciantes sostuvieron que entre los meses de agosto y noviembre de 2015 el Banco Central, a cargo del doctor Vanoli, tomó la decisión de vender contratos a dólar futuro a 10,6$ y 10,8$ por unidad al sector privado para ser liquidados entre febrero y junio/julio del año siguiente. En ese entonces el dólar blue se cotizaba a 16$ mientras que el precio de mercado de esos contratos en Nueva York y otras plazas oscilaba entre los 14$ y 15$. Por esta operatoria el BC llegó a tener, a criterio del magistrado, contratos abiertos en el ROFEX y el MAE a diciembre de 2015 por un valor de 17 mil millones de dólares. Al procesar a CFK, Kicillof, Vanoli y otros en mayo de 2016 Bonadio sostuvo que la autoridad del BC reportó quebrantos para su patrimonio por encima de los 77 mil millones de pesos. Ese fallo fue confirmado por la cámara Federal y en mayo de 2017 se elevó a juicio.

Como consecuencia del pedido de la defensa de uno de los imputados-Pesce-el TOF ordenó en 2017 un estudio contable. Los integrantes del cuerpo de Peritos de la CSJN analizaron la documentación y hace unos días contestaron todas las preguntas confeccionadas por el tribunal. Sostuvieron que “las operaciones de liquidación del dólar futuro están informadas en los balances del BC al 31/12/2015 y 31/12/2016 y en dichos años los balances arrojaron ganancias por 147.116.885.000$ en 2015 y 67.448.520.000$ el año siguiente”, poniendo en evidencia la falacia de Bonadio. En consecuencia, las defensas de los ex responsables del BC solicitaron el sobreseimiento al TOF 1, siendo rechazado por dos de sus miembros: los jueces José Michilini y Ricardo Basílico. A raíz de ello CFK y Kicillof apelaron a Casación. Finalmente, los miembros de la Sala 1absolvieron a todos los imputados (fuente: Patricia Blanco, “Sobreseyeron a Cristina Kirchner y a Axel Kicillof en la causa por el dólar futuro”, Infobae, 13/4/021).

Si en la Argentina estuviera vigente la democracia liberal este fallo merecería exclusivamente un análisis jurídico. Pero como dicho régimen político sigue siendo una entelequia el maniqueísmo político sigue imponiendo sus códigos. En consecuencia, el kirchnerismo duro y puro hoy está celebrando con champagne mientras que el macrismo puro y duro está masticando mucha bronca. Para el kirchnerismo puro y duro hoy se hizo justicia. Para el macrismo puro y duro hoy la justicia recibió una sonora bofetada. Para los fieles seguidores de CFK y Kicillof la causa del dólar a futuro fue utilizada por la justicia macrista para encarcelarla. En consecuencia los jueces que fallaron en su contra en las primeras instancias no hicieron más que aplicar el más crudo lawfare. Para los fieles seguidores de Macri los jueces de Casación se burlaron de la justicia.

Sería interesante preguntarle al ciudadano independiente qué piensa de este fallo. Es probable que su desconfianza en la justicia haya aumentado exponencialmente. Porque seguramente no le cree ni a los ultras del kirchnerismo ni a los ultras del macrismo. Porque seguramente se convenció de que en la Argentina no existe una condición fundamental de la justicia: la imparcialidad de los jueces. ¿Los jueces de Casación hubieran fallado de esta forma si hoy el presidente fuera Macri?: he aquí la pregunta que se debe estar formulando ese ciudadano. El sólo hecho de formular ese interrogante demuestra que la justicia no inspira ninguna confianza, ninguna certeza, que los jueces se mueven al compás de los vaivenes políticos.

Una muerte que conmueve

Toda muerte provocada por el Covid-19 conmueve, nos hace recordar cuán indefensos estamos ante un enemigo invisible. Pero la conmoción es mucho más intensa si la víctima es un personaje conocido. En las últimas horas el virus apagó la vida de Mauro Viale, uno de los más importantes periodistas de los últimos 50 años. En los ochenta patentó una pregunta antes de que comenzara el partido de fútbol más relevante de la fecha: “¿quién mueve?”. Inmediatamente la televisión enfocaba al jugador que daba comienzo al partido: “muevo yo, fulano”. Formó memorables duplas con dos próceres del periodismo deportivo como Enrique Macaya Márquez y Marcelo Araujo. En los noventa se dedicó al periodismo del espectáculo alcanzado una impresionante notoriedad durante el recordado “caso Cóppola”. En los últimos tiempos conducía programas de interés general, centrando su atención en la política. Polémico, provocador, jamás pasó inadvertido. Dueño de un gran carisma provocaba fuertes sentimientos opuestos: amor u odio.

En los últimos días se había vacunado. El jueves debió ser internado por haber dado positivo el hisopado. Horas más tarde debió ingresar a terapia intensiva por una neumonía bilateral. El domingo su corazón dijo “basta”. Nadie lo podía creer. Todos coinciden en que se trataba de una persona austera, que cuidaba muchísimo su salud, que hacía ejercicios diarios, que estaba en perfecto estado de salud. Sin embargo, el coronavirus se lo llevó. Fue evidente el estupor que se apoderó anoche de los periodistas de todos los canales de cable. Ninguno lo podía creer. Fue conmovedor el homenaje de Chiche Gelblung quien reconoció que fue, además de un excelente periodista, el mejor productor que conoció en su vida.

La muerte de Viale les hizo ver a sus colegas que ellos también están a merced del virus. Esta mañana, en una charla con Antonio Laje, Daniel Hadad dijo algo muy cierto: “nos enfrentamos a algo desconocido”. Es verdad. El coronavirus tiene la capacidad de sorprender a la humanidad con algo nuevo todos los días. Pareciera que nos hiciera “pito catalán” todo el tiempo. Estamos, qué duda cabe, frente a un enemigo con un poder de fuego que aún no hemos podido calibrar como corresponde pero que evidentemente es altísimo. Ojalá me equivoque pero me parece que seguiremos estando a merced del Covid-19 durante mucho tiempo. Para hacerle frente sólo cabe confiar en las vacunas, en nuestra responsabilidad y en Dios.

Cartas de lectores publicadas en Diario Popular

El caso Zaffaroni

En 2003 el presidente Néstor Kirchner obligó por televisión al doctor Julio Nazareno, presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a renunciar a ese tan alto cargo. Al poco tiempo asumió como miembro del máximo tribunal de garantías constitucionales el doctor Raúl Zaffaroni, eminente penalista respetado en los ámbitos nacional e internacional. Ferviente defensor de las garantías constitucionales, Zaffaroni jamás gozó de la “simpatía” de los sectores conservadores del Poder Judicial y la sociedad en su conjunto. Desde las usinas del poder mediático comenzó hace varios años una paulatina y sistemática campaña de desprestigio sustentada en la idea de que es el símbolo del “galantismo”, de que sólo le importan los derechos de los delincuentes. En consecuencia, cada vez que alguien imputado por algún delito entraba por puerta de alguna comisaría y salía al poco tiempo por la otra, la culpa era de Zaffaroni. Considerado un ideólogo del kirchnerismo, Zaffaroni no pudo evitar ser un blanco predilecto de la derecha en los últimos días. A raíz de su desconocimiento de la identidad y ocupación de las inquilinas que habitan algunos de sus departamentos que posee en Buenos Aires, el antikirchnerismo hizo de él el blanco perfecto. Una infame campaña de desprestigio moral se lanzó en su contra procurando esmerilar su imagen ante la opinión pública. Qué duda cabe que detrás de este artero ataque se esconde el objetivo de dañar todo lo que se pueda a la presidenta de la nación, al filo de las primarias abiertas, secretas y obligatorias, transformadas de hecho en una virtual primera vuelta electoral por la presidencia. Para ello la derecha no trepidó en ocasionar un daño, quizás irreversible, a quien hizo de la defensa de los derechos humanos una filosofía de vida.

Hernán Kruse

(14/8/011)

El tsunami de Cristina

Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias celebradas el domingo pasado se transformaron en una virtual primera vuelta por la presidencia de la nación. Se sabía que Cristina obtendría el primer lugar y que en la oposición habría una dura puja por le segundo lugar. Los resultados fueron como un tsunami para todo el arco opositor. La presidenta de la nación superó la barrera del 50%, obteniendo un apoyo aluvional que ninguna encuestadora previó. El segundo lugar fue para el hijo del recordado Raúl Alfonsín quien obtuvo un magro 12,17%. Eduardo Duhalde, uno de los políticos con más experiencia de gestión en el país, salió tercero a escasa distancia. Luego se anotaron Hermes Binner (hizo una elección digna) y Rodríguez Saá quien fue el único capaz de ganarle a Cristina (lo hizo en su provincia). La coalición cívica y Proyecto Sur protagonizaron fenomenales papelones electorales. La soberbia de sus máximos referentes lo hizo posible. Merece destacarse la elección de Jorge Altamira quien logró superar la barrera del 1,5% de los votos. Con los comicios del domingo pasado Cristina se transformó en uno de los mandatarios más votados de la historia argentina. En 1951 Juan Domingo Perón obtuvo el 62% de los sufragios y luego repitió ese mismo porcentaje en 1973. Diez años más tarde Raúl Alfonsín consiguió el 52% de los votos. Carlos Menem orilló el 50% en 1989 y 1995. De la Rúa obtuvo un menor caudal de votos en 1999 y Néstor Kirchner apenas consiguió el 22% en 2003. La propia Cristina logró en 2007 el 45% de los votos. Este recuerdo da una idea de la impresionante elección que hizo la presidenta el 14 de agosto. Qué duda cabe de que su reelección está asegurada.

Hernán Kruse

17/8/011

Razones del “vendaval Cristina”

El domingo 14 de agosto la mayoría del pueblo decidió apostar por otros cuatro años de Cristina. Aunque restan dos meses para las presidenciales, ese 50% y fracción que obtuvo Cristina indicas a las claras que continuará en el poder hasta diciembre de 2015. Ahora bien, ¿por qué la presidenta de la nación ganó con esa contundencia? El gobernador Hermes banner consideró que la razón fundamental del “vendaval Cristina” fue la “bonanza económica” reinante. A mi entender, el candidato opositor que quedó mejor posicionado de cara a octubre dio en la tecla. La mayoría de quienes votaron por Cristina vio en la buena marcha de la economía un motivo más que suficiente para darle su apoyo. Apostó por la gobernabilidad, por la continuidad de un gobierno al que considera la única opción posible, pese a que aún no logró actuar eficazmente en ámbitos relevantes como la calidad institucional, la inseguridad y la corrupción, por ejemplo. Se trató, qué duda cabe, de un voto eminentemente pragmático. También policlasista. En efecto, la presidenta hizo una excelente elección en los barrios más humildes del gran Buenos aires y en la Recoleta, sepultando el diagnóstico que dio Carrió en 2007 sobre la legitimidad fragmentada del gobierno nacional. Pero tampoco puede soslayarse otro motivo de peso: la ausencia de una oposición seria y responsable. Hubo cinco candidatos-Alfonsín, Duhalde, Binner, Rodríguez Saá y Carrió-que compitieron por la misma clientela electoral. Pasó lo que tenía que pasar: se neutralizaron. A tal punto, que ninguno superó la barrera del 13,2% de los sufragios. Sus egos y vanidades fueron funcionales a Cristina. En definitiva, los innegables éxitos del kirchnerismo (la asignación universal por hijo, la incorporación de millones de argentinos al sistema jubilatorio y la ley de medios, por ejemplo) y la diáspora opositora permiten explicar el tsunami cristinista del 14 de agosto.

Hernán Kruse

23/8/011

¿El 60% para Cristina?

La oposición continúa en estado de shock. Aún no se ha recuperado de la soberana paliza que le propinó la presidenta de la nación el 14 de agosto. Eduardo Duhalde se vale del fantasma del fraude electoral para intentar lo imposible: recuperar la iniciativa política. Los resultados del escrutinio definitivo están echando por tierra esa estrategia. Igual de sombrío es el panorama que se le presenta a Ricardo Alfonsín. Abandonado por Francisco de Narváez y por la cúpula del radicalismo, el hijo del recordado Raúl Alfonsín deambula a la deriva, sin saber a ciencia cierta cómo encarar lo que resta de la campaña electoral. Elisa Carrió se encuentra en el exterior y en la coalición Cívica soplan vientos de renovación. En buena hora. Alberto Rodríguez Saá, imbatible en su San Luis, sólo puede aspirar a arrebatarle algunos votos a su enemigo íntimo y Hermes Binner sueña con instalar en el país una fuerza supuestamente de centroizquierda capaz de transformarse en una genuina alternativa electoral para 2015. Mientras tanto, Cristina continúa haciendo campaña electoral, inaugurando obras por teleconferencia, celebrando el acuerdo por el salario mínimo entre el capital y el trabajo, y ponderando el sistema de televisión digital. Resulta por demás evidente que la presidenta de la nación se ha adueñado del centro del ring luego de su aplastante victoria. Se muestra segura y confiada, aunque hace lo imposible por no dar la imagen de un triunfalismo que puede resultar contraproducente. Favorecida por la diáspora opositora, no causaría sorpresa alguna que supere en octubre el caudal electoral obtenido el 14 de agosto. Si no sucede nada extraordinario lo más probable es que Cristina ronde el 60% de los votos, transformándose en uno de los presidentes más votados de nuestra historia, detrás de Perón e Yrigoyen.

Hernán Kruse

1/9/021

El caso Candela

El espantoso e incalificable crimen de Candela puso al descubierto los peores instintos de la sociedad argentina. Luego de conocido el trágico hecho, los más importantes canales de televisión transmitieron en directo y sin interrupción desde el hogar de Candela. No se privaron de nada. Formularon preguntas obscenas a las compañeras de Candela, a los vecinos, a la propia madre, transformada en fugaz estrella de la farándula. Conocidos actores decidieron que algo había que hacer y organizaron una marcha para exigir el esclarecimiento del brutal asesinato. Nadie niega su buena fe pero tardíamente se percataron de que estaban siendo manipulados con fines políticos. Asistimos a una infame politización de lo escalofriante. Como era de esperar se multiplicaron las voces clamando por la pena de muerte, como las críticas de la oposición a Scioli y Cristina. Una vergüenza. Mientras tanto, la policía demostró su crónica impericia para resolver estos casos tan complicados. Pese a que fueron movilizados numerosos efectivos, Candela estuvo en cautiverio no muy lejos de su hogar y su cadáver fue arrojado a un basural aparentemente a la luz del día. Hasta ahora, nadie observó ni escuchó nada. Todo parecía indicar que se trató de un ajuste de cuentas, de una venganza contra el padre porque supuestamente se habría quedado con un vuelto. Y no hubo piedad para Candela. Su fría y cruel ejecución demostró una vez más que no hay ser más vil y deleznable sobre la tierra que el ser humano. De ahí la injusticia que se comete cuando se tilda a estos asesinos de “bestias” o “animales”. No, los animales-el león, el tigre, la pantera, por citar a los más feroces-no cometen estas atrocidades. No matan a sangre fría la cría ajena. Sólo los hombres son capaces de estos actos aberrantes. Sólo nosotros podemos matar a una nena como si pisáramos por descuido una cucaracha y a la noche dormir tranquilamente. Somos, qué duda cabe, lo peor del mundo animal.

Hernán Kruse

9/9/021

Triunfo por goleada

Si no acontece nada extraordinario la presidenta de la nación hará una elección histórica el 23 de octubre. No sería nada extraño que orille el 60% de los votos, algo inconcebible un año atrás. Es cierto que su capacidad política constituye un factor relevante a la hora de explicar semejante alud de votos que probablemente reciba en poco tiempo. Sabe gobernar y el pueblo es consciente de ello. Pero qué duda cabe que lo que está haciendo la “oposición” no hace más que aumentar el volumen de aquel alud. Veamos. El ex presidente Eduardo Duhalde lo único que ha hecho a partir del 14 de agosto fue acusar al gobierno nacional de haber cometido un fraude escandaloso. Resulta por demás evidente que le resulta inconcebible el 50% que sacó la presidenta. Mario Das Neves, su compañero de fórmula, atinó a decir que esa crítica merecía ser publicada en las últimas páginas de los diarios. Lo de Ricardo Alfonsín es aún más patético. El radicalismo de Mendoza y el de Santa Cruz han dicho públicamente que no quieren saber nada con él. En otros términos: lo consideran una mala palabra. Elisa Carrió se muestra impotente para evitar la fuga de muchos de sus dirigentes, conscientes del inevitable naufragio de la coalición cívica. Qué duda cabe que Patricia Bullrich está haciendo escuela. Ante ese desolador panorama la oposición no tuvo mejor idea, apañada por el monopolio mediático, que invitar al Congreso de la Nación al ex apoderado de las Madres para que descargue su incontinencia verbal, con el evidente propósito de desprestigiar a las Madres y golpear a Cristina. Cuesta creer que este “personaje” se haya transformado durante unos días en la cabeza visible del arco opositor. Pero sucedió, como tantas cosas increíbles que han pasado-y pasarán-en la Argentina. A esta altura, por lo tanto, ya no puede causar asombro el casi seguro triunfo por goleada que obtendrá Cristina en octubre.

Hernán Kruse

24/9/011

No al ajuste

Las elecciones presidenciales del 23 de octubre son cosa juzgada. La presidenta de la nación continuará gobernando hasta diciembre de 2015. Múltiples son los motivos que explican por qué Cristina será próximamente plebiscitada y que pueden sintetizarse en lo siguiente: el pueblo está conforme con la marcha de la economía. Además, se muestra optimista respecto al futuro económico. Está convencido de que las cosas marcharán mejor el año que viene. Vale decir que los argentinos no se suicidarán dentro de pocos días. Somos perfectamente conscientes de que el cristinismo constituye, hoy por hoy, la única opción posible, el único camino a recorrer para no retornar a un pasado ominoso. Sin embargo, hay quienes en defensa de espurios intereses, insisten con una medida de gobierno que, si se implementara, no haría más que provocar miseria e indigencia: la devaluación del peso. La crisis económica internacional, vociferan, inexorablemente repercutirá en la Argentina y obligará a la presidenta a adecuar el tipo de cambio, a depreciar nuestra moneda para adecuar la economía a los nuevos tiempos. Especulan con que una medida de esta índole repercutirá tan negativamente sobre el bolsillo de los trabajadores que en un futuro no tan lejano el consenso que obtuvo Cristina en octubre estallará por los aires. Y están en lo cierto. Incapaces de soportar otros cuatro años de cristinismo, no trepidan en presionar descaradamente para que el gobierno nacional y popular se vea obligado a poner en práctica lo que más detesta: el ajuste. De esa forma no tendrá más remedio que pedir ayuda a los organismos multilaterales de crédito a cambio de implementar un plan económico neoliberal. Y si ello acontece, lo que se conoció con el nombre de “kirchnerismo” pasará a ser una “desviación patológica” afortunadamente corregida, del “curso normal” de nuestra historia. ¿Y cuál es ese “curso normal”? No es otro que la obediencia ciega a lo exigido por la dictadura del capital.

Hernán Kruse

12/10/011

Triunfo histórico

Cristina acaba de obtener un histórico triunfo. El 54% que obtuvo la ubica en el sitio de privilegio de los presidentes más votados de nuestra democracia. Esta goleada electoral le permitió, además, recuperar el control del Congreso. La oposición fue arrasada por el tsunami cristinista. Hermes Binner, gobernador de Santa Fe, salió segundo pero a casi cuarenta puntos de Cristina. El radicalismo y el peronismo anti K hicieron un verdadero papelón. Elisa Carrió, experta en el arte de construir fuerzas políticas y luego destruirlas con idéntico ahínco, salió última y Jorge Altamira hizo una meritoria elección. La victoria de Cristina fue tan abrumadora que no hoy no hay en la Argentina un sistema de partidos bipartidista sino un sistema de partidos dominante, lo cual implica un peligro potencial para la democracia republicana. La presidenta de la nación fue la gran ganadora de unos comicios limpios y cristalinos (el otro fue Daniel Scioli), transformándose en la presidenta que más poder concentró desde la recuperación democrática en 1983. A partir de ahora su responsabilidad es inmensa ya que de ella depende lo que los próximos cuatro años le depararán al pueblo. Ojalá que sepa estar a la altura de las circunstancias. Para ello le sobran capacidad de trabajo e inteligencia.

Hernán Kruse

25/10/011

Operación dólar

El 23 de octubre la presidenta de la nación obtuvo una categórica victoria. El escrutinio definitivo demostró que cerca de doce millones de ciudadanos el dijeron “sí” a la reelección de Cristina. La soberanía del pueblo cantó ¡presente! en una histórica jornada. Sin embargo, quienes perdieron no han reconocido la legitimidad del triunfo. No resulta novedad alguna que los argentinos sabemos bastante sobre los golpes de mercado. En julio de 1989 el presidente Raúl Alfonsín se vio obligado a entregar anticipadamente el poder a Carlos Menem, en un asfixiante clima económico y social. A fines de 2001 Fernando de la rúa, acosado por el corralito y los saqueos, huyó de la Casa Rosada en helicóptero. Estos dramáticos ejemplos corroboran lo que significa para el pueblo el golpe económico. Los dueños del poder corporativo estrangulan al presidente de turno si perciben que su gestión política no satisface sus intereses. No resulta, pues, ninguna coincidencia que inmediatamente después de la goleada del 23 de octubre desde los grandes medios de comunicación se haya lanzado una operación política tendiente a obligar a Cristina a tomar una decisión que implicaría un golpe mortal a su gobierno: la devaluación del peso. El monopolio mediático, aliado al poder financiero concentrado, está presentando a las medidas gubernamentales tendientes a impedir la depreciación del peso como un atentado contra la libertad económica. Los ahorristas están siendo presentados por ese poder como unas débiles e inocentes víctimas de un gobierno que se quiere quedar con todo. Una vez más los enemigos de la democracia están al acecho, aguardando que el gobierno se debilite lo suficiente para poder tomarlo por asalto. La “operación dólar” que está en plena ejecución no aspira más que a ese espurio objetivo.

Hernán Kruse

10/11/011

Cartas de lectores no publicadas por La Capital de Rosario

Años dorados

Las encuestas sonríen a la presidenta de la nación. Hoy, si hubiera elecciones, ganaría cómodamente en primera vuelta. Por más desesperación que ocasione a sus adversarios lo más probable es que Cristina continúe en el poder hasta 2015. A mi entender, es lógico que la opinión pública se esté volcando mayoritariamente por su continuidad en el poder. En 2003 reinaban el caos y la incertidumbre. La devaluación había hecho estragos en la población, no existían los partidos políticos, la justicia estaba seriamente cuestionada y el “que se vayan todos” imponía su ley. A raíz de la decisión de Carlos Menem de no presentarse al ballottage, el por entonces gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, asumió en mayo de aquel año la primera magistratura del país. Con sólo el 22% de respaldo popular, seguramente fueron pocos los que apostaron por su permanencia en el poder hasta 2007. Kirchner demostró con actitudes audaces que estaba dispuesto a ser el presidente de todos los argentinos. Este genuino animal político dividió las aguas, hizo enojar a muchos y aplaudir a otros tantos, pero siempre con un único objetivo: sacar al país de la ciénaga del neoliberalismo. Y lo consiguió. En octubre de 2007 Cristina lo sucedió y a partir de entonces no hizo más que profundizar el modelo kirchnerista. La derecha hizo lo imposible por obstaculizar su gobierno. Seguramente su objetivo de máxima era forzarla a renunciar. No tuvo éxito. Pese a la derrota electoral de 2009 y la muerte de su esposo, Cristina demostró que le sobran coraje, inteligencia y convicciones para ejercer el Poder Ejecutivo. Hoy, a comienzos de 2011, estamos mucho mejor que en 2003. Estamos mucho mejor en lo económico, en lo social, en lo institucional y en lo internacional. Hoy la Argentina es más democrática que en 2003. Y ello se debe a que primero Néstor Kirchner y luego Cristina Fernández de Kirchner tuvieron el coraje de ejercer el poder en beneficio del pueblo, único titular de la soberanía. Cuando pase el tiempo y los futuros historiadores analicen la Argentina posterior a la crisis de 2001, seguramente coincidirán en que los años del kirchnerismo fueron los mejores desde el retorno a la democracia en 1983, que fueron años dorados para el pueblo argentino.

Hernán Kruse

21/2/011

Es comprensible

Catamarca y Chubut dejaron un claro mensaje: la presidenta Cristina Kirchner avanza de manera incontenible hacia una contundente victoria en octubre. La derrota de Brizuela del Moral y el papelón de Mario Das Neves no han hecho más que poner en evidencia que nadie de la oposición está en condiciones de competir seriamente con Cristina por la presidencia. El cambio de clima a partir de los festejos del bicentenario se profundizó luego del fallecimiento de Néstor Kirchner. El aluvión de jóvenes que desfilaron para darle el último adiós demostró cuán equivocados estaban (y continúan estándolo) los grandes medios de comunicación cuando afirmaban (y continúan afirmándolo) que el kirchnerismo está agonizando y que en octubre de 2011 se le extiende el certificado de defunción. Incluso, un importante escritor acaba de publicar un libro cuyo título alude a la muerte política del kirchnerismo luego de las elecciones presidenciales. La derecha está, qué duda cabe, desesperada. No tolera que Cristina encabece la intención de voto, que nadie de la oposición haya sido capaz hasta ahora de presentar a la sociedad un plan alternativo de gobierno, que el tremendo desgaste de los últimos cuatro años no haya mellado la imagen de una presidenta que pasará a la historia como una de las más importantes estadistas de la historia de nuestro país. No tolera, qué duda cabe, su segura reelección. Por eso no reconoce ningún mérito a su gobierno y no tiene reparo alguno en reprender a la oposición por su inocultable incapacidad política. Trata por todos los medios de socavar el apoyo del movimiento obrero al gobierno nacional ensanchándose con el líder cegetista Hugo Moyano, y de agrietar la relación con Estados Unidos cada vez que se le presenta la ocasión. Se vale del encono de antiguos funcionarios kirchneristas para esmerilar la imagen presidencial. Mientras tanto, Cristina ha demostrado que su presencia es capaz de torcer el rumbo de elecciones que parecían perdidas. Sí, la derecha está desesperada. Es comprensible.

Hernán Kruse

25/3/011

Progresismo o peronismo tradicional

La misma noche del rotundo triunfo de Mauricio Macri sobre Daniel Filmus quedaron en evidencia las dos corrientes que hoy dividen al Frente para la victoria. Por un lado, la corriente progresista enarbolada por el propio Filmus quien resaltó la necesidad de constituir un gobierno de coalición, de consolidar la alianza del Frente para la Victoria con aquellas fuerzas políticas progresistas como Nuevo Encuentro y la conducida por Aníbal Ibarra. Por el otro, la corriente peronista liderada entre otros por el actual ministro de Trabajo y por el joven dirigente Cabandié quienes son partidarios de una peronización del Frente para la Victoria. Lamentablemente esas diferencias se hicieron nítidas al impedir Cabandié que Aníbal Ibarra subiera al estrado para acompañar a Filmus, ante el regocijo de los medios de comunicación. A mi entender, Cabandié cometió un grueso error político al transformar el discurso de Filmus en un acto peronista. El Frente para la victoria debe ser más, mucho más, que el peronismo. Debe ser una gran fuerza progresista de coalición cuyas banderas no pueden ser otras que la trilogía valorativa que dio sustento ideológico a la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Así concebido, el Frente para la victoria debe alejarse paulatinamente de los denominados “barones del conurbano bonaerense”, simpática expresión que tapa lo que son en verdad esos “barones”: caudillos de cuarta que han basado desde siempre su poder en el clientelismo, la dádiva y la violencia. En otros términos, el Frente para la victoria debe declarar una guerra sin cuartel al “aparato”, otra simpática palabra para describir un poderoso sistema de lealtades de índole totalitaria. El peronismo tradicional, el peronismo del bombo y de la histórica marcha, debe ser archivado para dejar lugar a una fuerza política que, bajo la conducción de Cristina, haga realidad aquel sueño que el ex presidente Kirchner hizo flamear apenas asumió como presidente; la transversalidad. En caso contrario, el Frente para la Victoria quedará reducido a una máscara destinada a ocultar la peor cara del peronismo.

Hernán Kruse

17/7/011

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