Por Luis Américo Illuminati.-

«Y había allí una gran piara de cerdos paciendo junto al monte» (Marcos 5:11).

Anteayer, tanto Franco Mercuriali -periodista de TN- como Baby Etchecopar repudiaron el ignominioso patoteo que un grupo de despreciables individuos le hicieron a una pobre jubilada que se quejaba del caos producido por las hordas piqueteras que responden a la Gran Madre «K» condenada por corrupción.

La pobre señora había caminado ayudada por su bastón más de 25 cuadras desde un Hospital a causa de la paralización del transporte y la toma de la vía pública, y mientras la anciana hablaba con el notero de TN, un grupo de canallas se le burlaba a sus espaldas. La foto muestra a un piquetero muy bien vestido de barba y campera haciéndole señas burlescas a la pobre jubilada que hablaba con el notero. Una foto que es el rostro impúdico del kirchnerismo.

De repente apareció frente a las cámaras para rematar la angustia de la pobre señora un individuo gordo -de similar aspecto irreverente y cínico a Máximo Kirchner- que parecía puntero de esta escoria reivindicando la causa perversa por la cual estos inmorales quieren casa y comida sin trabajar. Una ciega y sorda turbamulta chillona convocada y arriada como rebaño que ocupa, pastorea y deja sus inmundicias en la Avda. 9 de Julio como si estuviera en campo abierto.

El gordo puntero discutía y vociferaba contra el periodista de TN que entrevistaba a la pobre anciana que lloraba. Un anciano delgadísimo se puso del lado de la jubilada y le salió al cruce al impresentable puntero gordo que desapareció en el acto.

Una postal descarnada de la esencia infernal del barbarismo y crueldad del kirchnerismo, ámbito, refugio y bolsa de trabajo de cuanto vago, atorrante, parásito y sinvergüenza aguanta y sufre la Argentina trabajadora, como la pobre jubilada patoteada por los piqueteros, lacra social que ha llevado al país a un estado de disolución, una crisis de las más graves de la que se tenga memoria. Un lamentable naufragio, una agonía de la memoria y la razón, lo cual hace recordar las páginas del libro «Masa y Poder» de Elías Canetti -Premio Nobel de Literatura 1981- resumiendo: una masa que como jauría o piara de cerdos enfurecida llevan adentro suyo una legión de demonios que van derecho al barranco para precipitarse en el vacío.

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