Por Oscar Edgardo García.-

Las rencillas de corte callejero que se vienen produciendo entre los distintos integrantes del PRO evidencian la inexistencia de un líder reconocido que reúna las condiciones necesarias para ordenar, coordinar, planificar y ejecutar las acciones conducentes para lograr un triunfo en las próximas elecciones y, a su vez, revelan la mediocre estatura política de sus principales figuras.

No todo está perdido, pero no todo está ganado si continúan poniendo en duda su capacidad de gobernar adecuadamente el país cuando no la demuestran para sí mismos.

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