Por Ricardo Bustos.-

Como hormigueros que se inundan con la lluvia y las hormigas salen apresuradas, así están saliendo ahora candidatos a presidente de Argentina. Es muy raro esto que ocurre.

Oficialistas y opositores saben que esta es una bomba con una mecha muy corta, pero aun así, desafían al peligro de exponerse y recibir los daños colaterales si llegara a suceder algo que la mayoría de los ciudadanos intuimos.

¿Qué habrá dentro de esa torta que genera tanto interés en los políticos?

Nadie ha resuelto los problemas de los argentinos en los últimos 40 años, pero los dirigentes insisten en hacerse cargo de este desastre renovable cada 4 años, cualquiera sea la ideología que gane en las elecciones.

Quizá lo más extraño sea tratar de entender la psiquis de los argentinos. Tropezamos una y otra vez con las mismas piedras y volvemos a insistir con los mismos nombres o partidos políticos, sabiendo que muchos de ellos nos han robado en la cara (y lo seguirán haciendo).

Peronistas, radicales, socialistas, comunistas, liberales, oportunistas, todos son socios de las fórmulas para agigantar cada día un poco más nuestro desgraciado deterioro social y económico.

Allá arriba… bien arriba, todos son socios; tienen la misma fórmula y no la van a modificar porque les ha dado siempre buen resultado.

Leemos en el libro «¿Por qué repetimos siempre los mismos errores?» de J.-D. Nasio (Paidós, Biblioteca de Psicología profunda 303) una praxis y una teoría propias acerca de los infinitos efectos de la repetición en la vida del sujeto.

Repito, luego, ¡existo! Nuestra vida palpita al ritmo de la repetición que nos impone el inconsciente. La repetición tiene dos aspectos: es positiva cuando nos permite aprender, crear y afirmarnos cada día más. Pero también puede resultar patológica en tanto nos hace volver a representar, sin que nos demos cuenta, los traumatismos de la infancia, reproducir una y otra vez las rupturas amorosas, sufrir trastornos obsesivo-compulsivos, depender de una droga, del juego o del sexo, o fracasar reiteradamente ante las mismas pruebas. Para J. D. Nasio esto se debe a que el inconsciente es a veces una fuerza de vida que nos impulsa a repetir comportamientos felices y, a veces, una fuerza de muerte que nos lleva a repetir compulsivamente las mismas conductas que culminan en una frustración.

Argentina se ha convertido en tierra de todos… y de nadie.

Quizá nos merecemos esto y mucho más por irresponsables.

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