Por Bernardino Montejano.-

Juan Manuel de Rosas fue gobernador de la Provincia de Buenos Aires y Axel Kicillof lo es en la actualidad.

Al comenzar su gobierno, en el año 2020, Kicillof recibió en préstamo del presidente Alberto Fernández, para que lo tuviera mientras gobernaba, un importante retrato de su antecesor Rosas, que colocó en su despacho, complacido y agradecido, en febrero del año 2020.

Esto pareció como un signo del actual gobernador, que tomaría a su antecesor, famoso como hombre prudente, honrado, como modelo para su gobierno. ¿Sería tal vez por eso que el arzobispo de La Plata, Tucho Fernández, se comprometió, salvo en la promoción del aborto, a trabajar juntos “codo con codo”?

Pero hace pocos días, un editorial de La Nación diario nos muestra el abismo existente en el Restaurador y el corto diminuto, y no sólo físicamente, Kicillof. El mismo se titula: “Corto de fondos, corto de explicaciones” y tiene este subtítulo: “El gobernador Kicillof debería dar explicaciones sobre el continuo derroche de dinero y recursos de los bonaerenses en áreas y producciones innecesarias”.

Y como si no fuera suficiente, el gobernador exhibe su gobierno, con un documental. Con mucha ideología aparece el tema de los comienzos de la pandemia o plandemia, tiempo en el cual tres pitufos manejaban la política argentina: Alberto Fernández, el amigo Horacio (Rodríguez Larrata) y el “rosista” Kicillof.

Por el editorial nos enteramos que “en 2022, la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia, Estela Díaz, junto a una periodista y una directora, “anunciaban el estreno del documental Nosotras, Relatos de los feminismos bonaerenses. Cuatro capítulos recorren la historia de la militancia a favor del derecho de las mujeres y del colectivo LGBTI+. Derechos sexuales, aborto, manzaneras, participación política, paridad legislativa, #Ni una menos, marea verde, cupo laboral travesti-trans, fútbol femenino y la creación de los Ministerios de las Mujeres en la Nación y en la provincia”.

Marta Bruno, referente del movimiento de mujeres de La Plata, sintetiza el espíritu de toda la gestión: “Creo en la necesidad de feminizar la política, al igual que politizar los feminismos, por ahí se va haciendo el camino”.

En la misma senda, el pasado octubre la TV Pública estrenaba unos cortos titulados: Arde. La llama de los feminismos bonaerenses. En el mismo, una bailarina del colectivo, Gordes Activistes, “conducía una narrativa a través de las trayectorias de mujeres y diversidades en territorio de la Provincia de Buenos Aires, con perspectiva feminista. Yendo de lo personal a lo colectivo, se presentó la labor cultural de una cooperativa-taller-escuela para travesti-trans, sumando a una mujer-buzo, una capitana de barco, una líder mapuche, una intendenta de pueblo rural, en una secuencia dirigida a resaltar una red de mujeres ocupando lugares tradicionalmente masculinos.

“El ministerio se presenta como desarrollando una política integral para la plena igualdad jurídica, social, económica, laboral, política y cultural entre los géneros. La asignación al mismo durante 2023 rondó los 3.600 millones pesos”.

El editorial acaba así: “La gestión de Kicillof deberá explicar el destino de estos fondos repartidos entre tantos cuestionables programas. No hay plata para salarios docentes ni para reforzar la seguridad, mucho menos para destinar a viviendas, cloacas o a infraestructura, pero el gobernador bonaerense autoriza a que se destinen recursos a producciones fuera del interés de una razonable mayoría. Corto de fondos y corto de explicaciones, la lista de cuestionamientos a su gestión no para de crecer. Mientras tanto, su provincia también arde”.

Todo esto muestra que Kicillof es un perverso. Cuando hace años María Eugenia Vidal, con el aval de Macri, jefe de gobierno y el asesoramiento de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, “para satisfacer una información completa, científica y laica sobre la sexualidad”, inventó el sitio Web Chaú Tabú, el Instituto de Filosofía Práctica publicó una declaración en la cual denunciamos el intento de corromper a las nuevas generaciones (“Doce años de declaraciones que no necesitan aclaraciones” (Infip, 2017, p. 209 y ss.).

Era un anticipo del programa de Kicillof que intenta una corrupción generalizada. Rosas, su antecesor, en cambio, se ocupó de elevar al pueblo y de darle buenos ejemplos, entre ellos, el uso cauteloso de los dineros públicos.

El autor del Himno Nacional de nuestros hermanos orientales, Francisco Acuña de Figueroa, en 1835 le escribió unas preciosas décimas:

“La ilustración extraviada
atacando el fanatismo
cayó en el opuesto abismo
de una impiedad declarada;
de creer todo a no creer nada:
tal fue su salto mortal.
Mas cuando el monstruo
hasta al dogma se atrevió,
la máscara le arrancó
Rozas, ángel federal”.

Hoy, en la tapa de La Nación diario aparece una foto de Kicillof en un acto apoyando solidario a un intendente procesado por abuso sexual. Toda una señal de donde se encuentra el actual gobernador y el abismo moral y político que lo separa de Rosas.

Cuando Rosas asume su segundo gobierno, emite un manifiesto dirigido a los habitantes en el cual dice: “Mis esperanzan han sido libradas a una especial protección del cielo y después de esta, a vuestras virtudes y patriotismo”. El mismo termina así: “La Divina Providencia nos ha puesto en esta terrible situación para probar nuestra virtud y constancia: resolvámonos pues a combatir con denuedo a estos malvados que han puesto en confusión a nuestra tierra… La causa que vamos a sostener es la de la religión, de la justicia, de la humanidad y del orden público: es causa recomendada por el Todopoderoso; él dirigirá nuestros pasos”.

Rosas o Kicillof. Decencia y heroísmo, por un lado, obscenidad o cochinería por el otro. Argentinos: a elegir.

Share