Por Italo Pallotti.-
Los argentinos, como siempre, estamos expuestos a múltiples desafíos. Nos enfrentamos hoy y lo será en un futuro de mediano plazo proponernos enfrentar un simple hecho; como es el de recobrar la memoria. Es por lo tanto imperioso serenar nuestros pensamientos y espíritus; pero antes debemos recobrar la objetividad y alejarnos de los ideologismos que tanto daño han hecho a la ciudadanía en el pasado reciente. Si cada uno piensa quedarse con el trozo de historia que le conviene todo intento de revertir los enfrentamientos y rupturas (grieta, en el modismo actual) que nos separan será inútil. Los jóvenes, y los no tanto que pudieron vivir los desgraciados años 70, con su secuela de muerte, secuestros y tanta felonía posible se han quedado con una visión, muchas veces equivocada, sin admitir que una mayoría silenciosa de hombres y mujeres fueron, en sus conciencias, infectados por grupos marginales, copados por influyentes mercenarios, qué, con complicidad extranjera nos pusieron al borde de un país en anarquía; próximo a zozobrar.
El pueblo, consecuencia de lo apuntado, ha ido perdiendo de a poco la tolerancia. Hay una división, evidente, en donde el enfrentamiento y el insulto es cosa de cada día. Una rutina feroz que a atraviesa el cuerpo social. Lo principal que debiera ser la constante para vivir en paz, pasa a ser secundario. Nada conforma a nadie; salvo que se piense de la misma manera. La verdad absoluta es patrimonio de cada grupo; con influencia, en el peor de los casos, de los estamentos de poder; que en lugar de pacificar, a menudo, hacen lo contrario. La razonabilidad parece ya una cuestión olvidada, para dar paso al fanatismo que obnubila y bloquea toda posibilidad de entendimiento, de consenso. Todo esto fue alimentado desde el poder, para sostener privilegios de grupos. Hay, frente a esto, un leve surgimiento de esperanza que lo que se señala pueda ser revertido; aún frente al estupor y desagrado que producen las declaraciones diarias de funcionarios, ya alejados del poder; pero qué, en su recalcitrante fanatismo, reavivan el fuego del entorpecimiento en la búsqueda de un destino común de concordia.
Viene todo a cuento de la nueva “aparición” de la Sra. Ex de todo (diputada, senadora, presidenta, vice-presidenta, hoy apenas un recuerdo borroso, contaminado además por una condena que la acompaña, hasta quizás, un lejano e ignoto día; salvo esas cosas de la Justicia; para su paz o su pesar). ¡Ya está bien! Acostumbrada a los silencios, cuando un resquicio del frente opositor a sus ideas lo permite; surge de nuevo. Rodeada de sus militantes, sus fanáticos, sus “los de siempre” en concentraciones domésticas, de bajo vuelo; con esa discursiva, a manera de relato perimido en el tiempo, vetusto y apolillado que nada aporta, salvo el aplauso forzado de una tribuna acostumbrada al vitoreo inducido; revolviendo supuestas basuras ajenas; pero nunca las propias. Apelando a memorias que deberán ser trituradas por el recuerdo de malas praxis. Los artilugios por sobrevivir políticamente ya son historia, según parece. ¿No es hora de hacerse cargo y resignarse, Sra.? El poder, se supone, la dejó atrás hace algún tiempo. La miopía de sus “consecuentes seguidores”, tiende a declinar. Guárdelos para que la acompañen en su postrer añoranza de una cruel realidad que nos dejó como herencia; si tienen el coraje de soportarlo/a. Si se las “sabe a todas” ayúdenos a sobrevivir a tan insufrible historia. La agonía y muerte del poder siempre acechan. Busque a sus laderos (los de última hora) para que la ayuden a colgarse una mochila de la que son corresponsables ante el pueblo y la historia; aunque ésta, según Ud. (ante los jueces) “ya la juzgó”. ¡Eso se verá! Al resto, los olvidadizos, a recobrar la memoria; que buena falta les hace.
04/05/2024 a las 10:45 AM
«Hombres hay (para el caso de Cristina Kirchner: «mujer») que creen que tienen coraje en ser inmorales, pillos y arteros en la América del Sur. ¡Sed virtuosos si os atrevéis!». Es el desafío propuesto por Domingo Faustino Sarmiento (Presidente de la Nación 1868- 1874).
06/05/2024 a las 2:00 PM
Esta Sra. es una persona corrupta de pies a cabeza. Junto con su finado marido fueron corruptos desde el primer día de su gestión, allá por el 2003, al llegar al poder trayendo consigo a Lázaro Báez con el plan inequívoco de armar una descomunal maquinaria de saqueo de las arcas del estado a través de la obra pública, como ya lo demostró la Justicia. Y su rol nefasto como política, liderando los gobiernos mas mediocres, incompetentes y nefastos que haya vivido el país en democracia (cuyo resultado está a la vista) casi se desdibuja frente al latrocinio que protagonizó robándole al estado (es decir al pueblo) miles de millones de dólares. No debiéramos hablar de esta Sra. más que como una infame traidora a la Patria.