En el sistema político de Argentina, aquellos que logran permanecer en el poder durante un tiempo lo suficientemente largo (o que logran manejarlo con suficiente poder) son inmortalizados con el consabido “-ismo”.
Es así que “kirchnerismo” representa el legado que queda después de doce años de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y su fallecido esposo, Néstor, durante los cuales han manejado el país, que es un desprendimiento del “peronismo” de Juan y Evita Perón. El que al igual que aquella versión de la era de 1950, es más un estilo de gobernar y no una ideología, definida como una concentración de poder, programas de bienestar social populistas y una firme dieta de nacionalismo Argentino.
Siendo que la Constitución no le permite presentarse por un tercer período, Fernández no estará en la boleta electoral de octubre próximo. Pero ciertamente que sí estará presente en el pensamiento de los votantes cuando deban decidir si mantendrán al kirchnerismo en el próximo gobierno.
Hace muy pocos meses, los analistas políticos publicaban notas necrológicas sobre el kirchnerismo, arrastrado hacia las profundidades por el mal estado de su economía, la inflación descontrolada y la sospechosa muerte del fiscal Alberto Nisman justamente un día antes de prestar declaración contra la presidente por el peor atentado terrorista sufrido en el país. Son muchísimos los Argentinos que están convencido que Nisman fue asesinado, y también son muchísimos los que dirigen su furia con Fernández.
Pero desde entonces ha vuelto a subir en las encuestas y hay varios encuestadores que están convencidos que seguirán teniendo influencia sus políticas teñidas de populismo-izquierdista después que deje el poder en Diciembre próximo.
En la opinión de Ignacio Rodríguez, consultor político y director de la encuestadora “Ibarómetro”: “No veo señales importantes de que el kirchnerismo no siga en carrera, el clima ideológico no ha cambiado. Además, aquí no se puede ganar una elección prometiendo reprivatizaciones y reformas liberales al sistema económico”.
Al frente de las encuestas por las primarias que se realizarán el 9 de agosto está Daniel Scioli, que pertenece al partido de Fernández. Fue vicepresidente de Néstor Kirchner entre 2003 y 2007, pero no forma parte del círculo íntimo de Kirchner. Los analistas dicen que Scioli cuenta con una reputación política demasiado importante como para que ahora pase a ser una marioneta que le permita a ella conservar todo el poder.
El popular periodista Jorge Lanata que presenta en TV su “talk-show” de investigación sobre los peores negociados de los que se acusa al gobierno, con frecuencia choca fuertemente con la señora Fernández, y respecto a la presidencia opina: “En la Argentina tenemos un dicho que dice: ‘en la silla presidencial no caben dos”.
Como gobernador de la provincia de Buenos Aires, Scioli cultivó una imagen de gerente de producción eficiente, evadiendo el estilo confrontativo de los Kirchner y sus políticas izquierdosas reemplazándolas con las propias, representadas por sus mensajes más ‘centristas’. Como ex comerciante, este hombre de 58 años ofrece una historia de vida interesante y de esfuerzos, que perdió su brazo derecho en una accidente con su lancha de carrera en 1989.
Pero aun cuando Scioli difiere en su estilo, se ha posicionado como EL candidato para ser la continuidad del kirchnerismo. Quien lo acompañará en la fórmula presidencial, será Carlos Zannini, que es desde siempre el “consigliere” de los Kirchner, con mucho poder dentro del círculo íntimo de la presidencia, que ha trabajado siempre detrás de escena y que siempre ha conservado una muy profunda lealtad para con la presidente. Y el equipo de campaña que acompaña a Scioli, también está rodeado por kirchneristas, de manera tal que una victoria le dejará una obvia deuda para con su predecesora.
El más probable oponente que enfrentará Scioli, el Jefe de Gobierno de Buenos Aires, de 56 años, ha sido el más prominente crítico de los Kirchner. Hijo de un poderoso industrial Italiano, Macri está tratando trascender su reputación de estrechas relaciones con la elite financiera y comercial de Argentina. Según varios observadores, el más importante desafío que debe sortear es el de lograr la unión de los opositores tan dispares en el anti-kirchnerismo para lograr una gran base de apoyo que lo sustente.
Si Scioli gana la presidencia con Zannini como su vice, ya circula por Buenos Aires un chisto que dice: “mejor que Scioli descorche y se sirva él mismo cualquier botella o trago”.
Según Fabián Perechodnik, director de la encuestadora Poliarquía, “Macri representa el cambio. Scioli representa la continuidad, con muy pequeños cambios y ajustes”.
La excusa que pone Kirchner nace de que todos sus partidarios temen que Macri gobernará el país al estilo del ex presidente Carlos Menem, que eligió gobernar con políticas liberales y promovió las privatizaciones que -dicen- causaron el colapso económico del país en 2001.
La mitad del país cayó entonces en la pobreza y dio comienzo al período de inestabilidad política y económica más grave de su historia, que permitió la aparición de Néstor Kirchner y su esposa Cristina.
Los Kirchner, entre otras cosas, nacionalizaron el sistema jubilatorio privado de la Argentina, así como también la empresa estatal petrolera y la empresa de aviación estatal. Ampliaron el acceso a la atención médica y la educación y hasta obligaron por ley la televisación de los partidos de fútbol en forma gratuita.
En el 2011 Cristina Fernández de Kirchner fue reelecta para su segundo período presidencial, pero Néstor había fallecido víctima de un ataque cardíaco el año anterior, 2010, y desde entonces su segunda presidencia ha atravesado una ruta bastante poceada. Las relaciones con los EEUU se han agriado como resultado de que ella ha desarrollado relaciones muy estrechas con el desaparecido líder de Venezuela, Hugo Chávez y otras figuras de la izquierda que gobiernan en la región. Pero más recientemente, ha antagonizado ferozmente con sus acreedores internacionales, a los que ella denomina “buitres”, que intentan cobrar deuda impaga resultante de la debacle de 2001, que le ha valido ganarse el reconocimiento laudatorio de sus seguidores en el país.
La pareja presidencial de los Kirchner ha venido tambaleándose en medio de reiterados escándalos. La gran fortuna amasada por los Kirchner por medio de los contactos con hombres de negocios que se beneficiaban con los contratos del gobierno, y después de más de una década, la señora Fernández es ahora mucho menos popular que el mismo kirchnerismo.
El país continua atrapado en una “pobreza estructural” profunda, según la opinión de un ex alto ejecutivo, miembro del equipo económico de Argentina.
La cosecha de trigo de Argentina para este año será la más baja en muchas décadas, y los productores declaran que las retenciones a las exportaciones junto con los controles en materia cambiaria, los está aplastando. La exportación de carnes vacunas -otrora una tradicional fuente de divisas, fortunas y orgullo de la Argentina- también se han desplomado, habiendo caído hasta quedar detrás de sus otros vecinos, mucho más pequeños, como Uruguay y Paraguay.
Sin embargo, los analistas también reconocen que las políticas populares referidas a bienestar social que ha instaurado el kirchnerismo, significarán un difícil escollo, que quien la suceda pueda hacer retroceder.
Pese a que Scioli es visto como una especie de guardián de las políticas del kirchnerismo, igual él mantiene una distancia personal con Fernández como para impedir caer en los mismos escándalos que ella, incluyendo la muerte del fiscal Nisman.
Las encuestan muestran que una mayoría de los argentinos opinan que Nisman fue asesinado, pero las protestas callejeras contra Fernández se han desvanecido, y parecería ser que el gobierno ha triunfado en instaurar la idea de que Nisman era un playboy inestable y ególatra que no resistió la presión y optó por quitarse la vida.
Fue hallado muerto en su apartamento con un balazo en su cabeza, apenas un día antes de dar testimonio ante el Congreso Nacional Argentino donde presentaría una acusación contra Fernández por pactar con Irán para encubrir el peor atentado terrorista de la historia del país, ocurrido en 1994 cuando colocaron una bomba que destruyó la sede del centro cultural argentino judío en Buenos Aires, donde fallecieron 85 personas.
Nick Miroff | The Washington Post | Buenos Aires
Traducción de Irene Stancanelli para el Informador Público
23/07/2015 a las 2:44 PM
El Kirchnerismo es lo que una barra brava en la cancha, 150 tipos tienen aterrorizados a 25.000 simpatizantes, por aquello que esta marcado a fuego en el ideario popular como el antiguo: “no te metas” o “yo no me meto en política” y así nos fue.-
23/07/2015 a las 4:01 PM
Es muy dificil combatir la corrupción cuándo está enquistada en la mayoria de la Sociedad. Corrupción, impunidad hay en todos los ordenes: Los que compran y venden en negro, los que compran celulares o repuestos robados, manchados de sangre. Los que satisfacen sus bajos instintos en prostíbulos sin importarles si la mujer es la hija de un vecino, los que asesinan inocentes en el vientre de la madre y cualquier otro tipo de degeneración. Nos decimos cristianos de confesión y somos ateos por omisión.
23/07/2015 a las 4:46 PM
Señor Miroff, los argentinos de bien no somos ni yankis ni marxistas, somos peronistas !!
23/07/2015 a las 5:09 PM
PROHÍBEN ENCUESTAS 15 DIAS ANTES
El Diputado Roy Cortina, presentó un proyecto de ley donde se prohíben 15 días antes difundir los resultados de encuestas, en elecciones nacionales , provinciales y municipales.
También se debe anunciar quien paga las encuestas en cada publicación.
Esto es para evitar la manipulación de la opinión pública en base a información relativamente correcta, que induce al electorado.
Aparte de esa ley se debe aprobar la del financiamiento con recursos públicos e inauguraciones de gestión durante la campaña.
23/07/2015 a las 8:33 PM
El dilema de los tiempos pacíficos
Por Mariano Grondona – LA NACION
La palabra “crepúsculo” es ambivalente, puesto que puede significar dos conceptos mutuamente excluyentes. Estamos ante un crepúsculo ascendente matutino, en el amanecer, cuando la luz del sol se va definiendo hacia arriba, pero estamos ante un crepúsculo descendente, hacia abajo, a la hora del atardecer, cuando la luz del sol se va apagando justo antes del anochecer.
¿En cuál de estos dos crepúsculos se instala la hoy la política argentina? La era Kirchner sufre un indudable desgaste. Lo que no sabemos aún es si este desgaste anuncia el fin de la era Kirchner o si es sólo un bache transitorio en una trayectoria aún ascendente que hasta podría ser superada si los vientos del cambio volvieran a soplar.
La diferencia entre la monarquía y la república consiste en que, en tanto que en la primera sólo el comienzo es incierto -la muerte o la renuncia al plazo del gobernante anterior- en la república todo lo demás viene a ser incierto en función de las circunstancias y de los personajes.
Esta diferencia concede a la república una dosis mucho más alta de incertidumbre, de imprevisibilidad que, según los analistas, puede ser interpretada en términos de desorden o en términos de libertad. Desfavorable o favorablemente.
En esta disyuntiva, ¿qué le deseamos a la Argentina? ¿Le deseamos toda la libertad compatible con el orden? ¿Le deseamos toda la creatividad que sea posible sin caer en la anarquía? En esta disyuntiva quizá podrían resumirse nuestros ideales: toda la libertad, hasta el límite mismo del desorden.
Si la opción preferible para nosotros es aquella que privilegia a la libertad, correremos riesgos. El problema es si tales riesgos valdrán la pena. La pregunta podría ser reformulada de la siguiente manera: ¿es legítimo, por evitar los riesgos, achicar el campo de la libertad?
Aquí reside, como en una cápsula, el problema de la libertad. Hay pueblos que optan por la seguridad de lo que ya han obtenido. Otros osan ir más allá. ¿Cuál es el límite?
Quizá la pregunta, aún más precisa, pudiera ser esta otra: ¿cuál es el límite de “nuestra” libertad? ¿La tuya, la mía, la de los argentinos en general?
Tendremos que optar. Si, por asegurar nuestro destino, escogemos no optar, ¿no estaremos encogiendo nuestro horizonte?
En los tiempos heroicos, cuando los conflictos terminaban en guerras, estas opciones se simplificaban. El problema, hoy, es éste: ¿cómo traducir a los tiempos pacíficos la lógica de los tiempos heroicos? ¿Cómo transferir la épica de la guerra a un tiempo de paz? La palabra “entusiasmo”, dicho de otro modo, ¿puede subsistir al lado de la palabra “paz”?
La tarea que nos hemos impuesto no es fácil. La dureza de los tiempos de la guerra ¿es transmisible a los tiempos de la paz? Si no hay en tiempos de paz estímulos comparables a los de la guerra, ¿cómo suscitarlos? La cuestión de fondo es si se puede crear la épica desde la nada.
Éste es en definitiva el dilema de los tiempos pacíficos. En tiempos de guerra, cuando los pueblos luchan por sobrevivir, no necesitan otro coraje que el de la supervivencia. ¿Qué necesitan tener, empero, sin enemigo a la vista, cuando el peligro parece desmentirse a sí mismo?
Los países en paz tienen por lo visto un doble desafío. De un lado, preparan la guerra como si fuera probable. Pero los pueblos han invertido sumas inmensas en guerras que nunca ocurrieron. ¿Habrían podido obrar de otra manera?
Ésta es, quizá, la verdadera pregunta que deberíamos responder. ¿Cómo liberar, en tiempos de paz, las inmensas energías que acumuló la guerra?
Se podría pensar que tal vez el problema de la guerra y de la paz, entonces, no tiene respuesta. Se podría temer que si nos abrazamos a la paz, podríamos perder la energía de la guerra. ¿Cómo sustituir esta fuente inagotable de vitalidad? ¿Cómo llenar este interminable vacío sin agotarnos a nosotros mismos?
El problema, pese a todo, tiene una respuesta. Sólo nos quedaría buscarla y encontrarla. La clave sería encontrar en la paz el equivalente de la energía que hemos acumulado para la guerra..
24/07/2015 a las 8:51 AM
CUIDEN A BONADÍO
“Si aparezco suicidado, busquen al asesino; no es mi estilo…” dijo el juez federal Claudio Bonadío cuando fué consultado acerca de su vergonzoso desplazamiento de la causa “Hotesur”.
Hace apenas unos días, desde estas mIsma columna, titulábamos unas reflexiones como “Magistrados a la carta” y decíamos que “Remover un magistrado judicial que no se adapte a la “nueva era” por estos días es cuestión de segundos…”
Bonadío fue separado abruptamente de la causa penal que más preocupa al Gobierno de un plumazo. Los camaristas Federales Freiler y Ballesteros cortaron por lo sano.
Ya no eran suficientes las campañas mediáticas en contra del juez que se atrevió a investigar a los más altos cenáculos del poder. El que resistió una y otra de las operaciones mediáticas construídas en su contra, con la inestimable colaboración de los medios de comunicación afines al gobierno…
La causa Hotesur ahora tendrá “aire”. El nuevo magistrado que se designe tendrá que tomarse “su tiempo” para analizar un expediente tan voluminoso y complejo. Pasarán los días, los meses. Tal vez, los años.
El gobierno tiene un concepto de poder muy particular; El Poder es uno solo y le pertenece al Ejecutivo. Mejor dicho, al presidente. El resto de las actividades del Estado, son meras “funciones”.
¿Y la división de Poderes? ¿Y la Constitución Nacional? ¿y Montesquieu?… Eso es para la Facultad de Derecho, para aprobar Derecho Político o Derecho Constitucional…
Nada más.
Ya no son necesarias las “operaciones secretas” llevadas a cabo por nefastos personajes, con veleidades de James Bond, en boliches nocturnos o en hoteles alojamiento. Ya no son necesarias las actividades de espionaje ilegal en cuentas corrientes, títulos de propiedad, viajes o fotografías de la juventud.
Ahora sólo alcanza con un mecanismo más simple: ¿No nos gusta o nos perjudica el juez o el fiscal? Lo sacamos y ponemos a otro.
Así de simple.
Por estas horas se cumplen seis meses de la muerte violenta del Fiscal Alberto Nisman, en circunstancias aún no esclarecidas…
Ya que -todavía- no dijeron que Claudio Bonadío es mitómano, delirante, alcohólico, drogadicto, siervo de los servicios de inteligencia y hasta socio de los fondos buitre, como hicieron con el fiscal especial para el caso Amia, por lo menos, cúidenlo…Que no se suicide.
Es lo menos que se merece.
Marcelo Carlos Romero – Fiscal del Ministerio Público – Miembro de Usina de Justicia
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