Por Enrique Guillermo Avogadro.-
«Son testigos de la muralla inexpugnable de nuestra mente, de la impenetrable fortaleza de nuestra memoria». Joël Dicker
En la Argentina, donde tantos están sufriendo en el barro la travesía desde el cataclismo que significaron los gobiernos kirchneristas, mal que les pese a los inexplicables fanáticos que aún los añoran hay fuertes señales de que estamos llegando al pavimento desde donde comienza un futuro mejor. La ciudadanía lo percibe y, aún en medio de tantas dificultades, sigue acompañando a Mauricio Macri.
La mayor muestra del cambio de expectativas vino, como siempre, de los mercados de capitales. El Gobierno emitió, con un éxito que superó todas las esperanzas dada la previsión de aumento de las tasas por la Reserva Federal, bonos a diez años, en pesos y con interés fijo; es más, que fuera del 15,5% anual, da a la sociedad entera una certidumbre que ninguno de los argentinos recuerda haber tenido nunca. Como escribió hace unos días James Neilson, los argentinos siempre originales, cuando nos convertimos en «normales» el mundo se vuelve «anormal».
En el lado negativo -siempre lo hay- de la situación local debemos sumar, como todas las semanas, los signos concretos del avance y de la potencia del narcotráfico. El incendio intencional de un Juzgado federal y las nuevas amenazas mafiosas a la Gobernadora de Buenos Aires fueron, sin duda, los episodios más graves, y todos haríamos mal en restarles importancia.
La inseguridad que, por lo demás, no hace sino crecer entre las preocupaciones de los ciudadanos, me llevó a formular algunas propuestas en mi nota del sábado pasado; entre ellas, que las fuerzas de seguridad fueran destinadas a la lucha contra el delito en el interior y, en su reemplazo, se enviara a las fronteras a las fuerzas armadas. Ignoraba que algo así ya estaba en la mente de algunos gobiernos de la región, entre ellos el nuestro: esta semana se reunieron los jefes de los ejércitos de varios países para coordinar esfuerzos con esa idea, que ya ha sido adoptada por Brasil, para combatir el tráfico de narcóticos, de armas, de personas y, sobre todo, el rampante terrorismo transnacional, íntimamente relacionado con todos esos males, ya que de ellos obtiene el financiamiento de sus actividades.
En los últimos siete días, una sensación que recorría el mundo y, sobre todo, a América Latina, se transformó en una certeza: el populismo se está derrumbando, empujado al abismo político por sociedades que están hartas de la corrupción o, simplemente, del derroche de los recursos públicos.
En España, en las elecciones celebradas en Galicia y en el País Vasco, el PSOE recibió una paliza, pero los votos que perdió no fueron a Podemos, ese partido de izquierda de reciente formación que venía de un fuerte knock-out en los comicios nacionales. Escocia, harta del populismo que llevó al «brexit» y fuerte defensora del europeísmo, ha vuelto a plantear la necesidad de un referendum con vistas a su independencia de Gran Bretaña.
Por lo que se ve, la campaña de Donald Trump, otro populista pero de derecha, se ha zambullido en un tobogán que parece no tener fin. En individuos tan profundamente morales como son los estadounidenses, las permanentes denuncias por elusiones impositivas y abusos sexuales en que el candidato ha incurrido y su inclemente racismo, han producido un enorme impacto negativo. Ni él ni Hillary Clinton se han caracterizado por la altura o la dignidad con que se han conducido en estos meses, pero esta semana hemos visto a muchos de quienes contribuyeron con fondos para el republicano pedir su devolución, y los grandes líderes de su partido lo han dejado solo o, lisa y llanamente, han llamado a votar en su contra.
En Venezuela, el Tribunal Supremo (íntegramente formado por chavistas) autorizó a Nicolás Maduro a aprobar el presupuesto anual por decreto, soslayando así su tratamiento por la Asamblea Nacional, con mayoría opositora. Además, para impedir que se realice un plebiscito revocatorio de su mandato este año, lo cual obligaría a llamar a elecciones, ha ordenado a su también dependiente Consejo Nacional Electoral demorar hasta el hartazgo la verificación de las firmas obtenidas para forzar ese recurso constitucional; así, esa decisión que inevitablemente lo expulsará del Palacio de Miraflores, se producirá el año próximo y permitirá a otra figura del «socialismo bolivariano» completar el período, con los mismos vicios que, a esta altura, se han transformado en un verdadero genocidio de la población venezolana, sumida en la más irracional violencia, el hambre y la insalubridad.
El incomparable Rafael Correa ha debido abandonar su pretensión de perpetuarse en la Presidencia de Ecuador y, ahora, lo han comenzado a acosar denuncias de corrupción que, como sucedió en el escándalo que tanto afectó a Dilma Rousseff, a punto tal que fue depuesta, se originan en la empresa estatal de petróleo. Y otro tanto les pasa a los restantes colegas que, en esta América del Sur tan especial, han encarnado gobiernos populistas; me refiero a Evo Morales, en Bolivia, y a Michelle Bachelet, en Chile.
En el caso de la mandataria trasandina, que terminó su primer mandato con una gigantesca imagen positiva, al regresar a La Moneda inexplicablemente dedicó todos sus esfuerzos a destruir el más exitoso proceso económico de la región, que había llevado a su país a un desarrollo sin igual.
En Brasil, el PT, tan erosionado por la corrupción, sufrió la peor derrota de su historia en las elecciones municipales del domingo pasado. En San Pablo, la mayor ciudad de la región, el candidato de PSDB -el partido de Fernando Henrique Cardoso- João Doria, no necesitó esperar a la segunda vuelta para expulsar del cargo al ahijado de Lula, Fernando Haddad. Y ese fue sólo el caso más notorio, ya que el huracán impactó en todo el país y de nada sirvió la presencia permanente del fundador de la sigla, que recorrió toda la geografía nacional tratando de impedir el inevitable resultado. Tampoco allí los votos que fugaron fueron a los otros partidos de izquierda (PSB, PDT, PSOL, PSTU, PCdoB); según la prestigiosa revista Veja, con el resultado de estas elecciones, las formaciones de derecha -PSDB, PMDB, PSD, PP, PR, DEM- conquistaron el 78% de los cargos.
La somera descripción de lo sucedido últimamente confirma, como dije, que los vientos huracanados desatados por el fracaso de las políticas populistas están arrasando con todos los regímenes de ese signo de la región, que tanto daño han causado a nuestros países. Eso augura un futuro prometedor, con desarrollo sustentable, con libertad de comercio, con mejor educación y salud, con infraestructura adecuada, con más competitividad, con empleos más calificados, con más inversiones, es decir, con mayor bienestar general.
17/10/2016 a las 11:55 AM
«Individuos profundamente morales como los estadounidenses…..» ¡jajajajajajjaja¡…..que payaso que sos «perejil» avogardo. Lo de enviar a las fuerzas armadas a custodiar las fronteras, lo dije yo hace años…y este imbécil de Mugricio lo tendría que haber implementado al otro dìa de asumir,sin consultar a nadie, si no fuera un puto lacayo como vos de la sinarquía, pero tiene que esperar la «autorización»….pero para salir corriendo a pagarle a los hold out y endeudar el país pagando cualquier tasa, no espero ni un minuto.
17/10/2016 a las 1:12 PM
SIEMPRE HAY UNA OCASIÓN PARA IMBÉCIL !!!!
17/10/2016 a las 4:50 PM
LAS FF.AA NO, A LOS BOYS SCOUTS TENDRÍAN QUE MANDARLOS A TU RATONERA, REVENTARLA Y BARRER CON LA MITAD DE LA FRULA QUE HAY EN EL ISPA, POCHOFORRO!!!
17/10/2016 a las 1:11 PM
Dr. Enrique Avogadro:
«Chapeau !»
del wiki: (en francés ‘sombrero’) es una expresión genérica que se utiliza como apreciación o respeto en Francia y en otras partes de Europa, significa quitarse el sombrero para hacer honor a alguien.
17/10/2016 a las 4:44 PM
EN EL DIA DE LA LEALTAD A NUESTRO LIDER !!!!
Y SERA JUSTICIA !!!
https://k06.kn3.net/CE299B7A1.jpg
18/10/2016 a las 3:07 AM
La inflación es como la cafeína
Por Rodolfo Cavagnaro
Cuentan que la cafeína está presente en muchas plantas y que en la antigüedad era normal que los humanos mascaran hojas o plantas porque les traía efectos estimulantes. Recién en 1819 la cafeína fue aislada en laboratorios y comenzó su industrialización para ser agregada a otros alimentos. Algunos científicos calificaron a la cafeína como «la droga de la felicidad del siglo XX».
Si bien está reconocida como complemento alimentario, en realidad es un alcaloide que actúa sobre el sistema nervioso central aumentando temporalmente los niveles de alerta. En dosis altas, puede generar insomnio y otros trastornos. Su consumo genera sensaciones de bienestar y, si bien es un estimulante, muchos le asignan efectos energéticos. Si bien no se acumula en el organismo, el uso diario hace que el organismo vaya generando un acostumbramiento o resistencia y que para producir los mismos efectos hagan falta mayores dosis diarias.
Esas mayores dosis pueden generar problemas posteriores que pueden ser graves, pero suprimir de golpe su ingesta predispone a que el organismo presente trastornos de abstinencia, por lo que se recomienda una disminución paulatina. Pero la cafeína, más allá de las sensaciones de bienestar, ha demostrado ser un exaltador de sabores y, esta combinación resulta atractiva y hasta a veces adictiva. Por esta razón se ha popularizado su uso en golosinas, bebidas sin alcohol como gaseosas o energizantes, galletitas, y comidas sintéticas preparadas. Por todo esto es lo de la «droga de la felicidad».
Me permito hacer una comparación con la inflación porque, aunque ésta no es una droga alucinógena, ha demostrado generar condiciones de bienestar cuando es acompañada con otras ingestas como aumentos de precios y salarios, que parecen ser aditivos peligrosos que terminan encubriendo situaciones más graves. También, la inflación produce acostumbramiento y, cuando es acompañada en dosis adecuadas por sus acompañantes, resulta natural y permite aumentar sus índices sin provocar malestares mayores. De hecho, muchos argentinos que hemos vivido sus efectos en la década del ‘80 sabemos lo que era vivir con índices del 30% mensual con total naturalidad.
Pero, como la cafeína, la sociedad no acepta disminuciones bruscas de la inflación porque genera estados de ánimo alterados. Por esa razón, los terapeutas habituales, políticos, economistas, sindicalistas y hasta empresarios, actuando como curanderos eruditos, aconsejan disminuirla en forma gradual para no alterar el ánimo del cuerpo social. Lo que no está en discusión es que lo que el organismo extraña, no es la cafeína sino los efectos que ésta causa.
Con la inflación ocurre lo mismo. La gente no la extraña sino que está convencida que nunca tendrá aumentos de ingresos si no es por esta vía. Nadie piensa que pueden crecer los salarios o los ingresos por una mejora en la economía que venga por mayores inversiones, por innovación que genere ganancias en los mercados y por mayor eficiencia. Sólo quieren aumentos de sueldo. Peligroso acostumbramiento
Esta adicción a la inflación se ha transformado en un drama cultural en la Argentina que en algún momento se transformó en una especie de marca en el ADN nacional. En la década de los ‘80, el club Boca Juniors, antes de que Mauricio Macri ocupara su presidencia, pasó una larga racha de años sin conseguir un campeonato. Las hinchadas contrarias le cantaban en sorna «Boca va a salir campeón, Boca va a salir campeón, el día que las vacas vuelen y que la Argentina baje la inflación».
Las hinchadas de nuestro fútbol siempre han sido creativas y transmiten ciertos elementos culturales dignos de ser analizados más allá de las rivalidades que el deporte puede generar. Comparar la reducción de la inflación con el día en que las vacas vuelen es una genial manera popular de decir que no ocurrirá nunca, con una gran convicción, carente de fundamentos técnicos, pero revelando que es una desgracia a la que nos hemos encariñado para sobrevivir, la sabemos manejar y hasta nos da satisfacciones.
Si bien la inflación puede ser multicausal, es real que la mayor causa es de origen fiscal, y está dada por el exceso de gasto público. Si éste se financia con aumentos de impuestos, se genera recesión. Si se financia con deuda, causa placer hasta que hay que pagar las obligaciones y cuando éstas se acumulan, todo estalla, como pasó en los finales de la convertibilidad. Si se financia con emisión monetaria se generan aumentos de precios, que son la forma más palpable de percibir el proceso. Lucha cultural en la Argentina En los últimos tiempos asistimos a una serie de demandas confusas generadas por el abuso tanto de las herramientas inflacionarias como de los paliativos. Los argentinos se resisten a que les eliminen los subsidios a las tarifas para que no aumenten sus precios, pero piden que el gobierno baje la inflación. Como ésta no baja, piden aumentos de salarios con una economía que está en recesión. Obvio, que son contradictorias y que si se conceden los paliativos el resultado será mayor recesión, menos trabajo, más inflación y más descontento. El mismo gobierno ha entrado en esta lógica y defiende que sus políticas son graduales, mientras los opositores hablan de «brutal ajuste».
En realidad no sólo no hay tal ajuste sino que el déficit crecerá el año próximo para sostener los «beneficios de la inflación». Si los índices bajan será más por el uso de artilugios monetarios que por políticas correctas tendientes a bajar el nivel de gasto y hacerlo más eficiente y productivo. Es más, es prácticamente un axioma que el gasto público y la inflación son componentes de una política nacional, popular y progresista. Si la inflación incomoda, le echan la culpa a los empresarios. Si alguien reclama bajar el gasto y terminar con la inflación para no perjudicar a los asalariados, hasta los beneficiarios te califican como «capitalista salvaje». En las últimas semanas las centrales sindicales se trenzaron para pedir un bono de fin de año y la exención del impuesto a las ganancias al medio aguinaldo de diciembre.
Ya son pedidos clásicos, con también clásicas amenazas de paros. Todos los participantes del debate no han tenido en cuenta un peligro potencial, que siempre está presente y es la situación de los desocupados que, al no sentirse representados por los sindicatos, recurren a organizaciones sociales que, en algunos casos, organizan saqueos de supermercados para fin de año o la exigencia de bolsones de comida. El gobierno concedió un poco, con un costo fiscal de 7.000 millones de pesos, y los sindicalistas querían que el gobierno por decreto les diera a los privados, para lo cual lo autorizaban, por única vez, a violar los convenios colectivos de trabajo.
Se repite la lógica: la inflación sirve para pedir más plata, aumentos, bonificaciones. Lo que nadie dice es que cuando se termine la inflación todos van a entrar en pánico. La estabilidad es una tortura como estar condenado a estar encerrado en una habitación rodeada de espejos, donde te tenés que ver, obligatoriamente, todos los defectos. Por eso, luego de cada período de estabilidad, viene el síndrome de abstinencia y escuchamos que «un poco de inflación no viene mal». Por ahora, manipular el ADN, está prohibido.
17/10/2016 a las 9:15 PM
Estamos mirando estupefactos lo rápido que desaparece el paisaje de nuestro horizonte. En una de esas algo pueda hacerse por este país una vez que nos estrellemos. Me llama muchísimo la atención la falta de pánico que hay en la gente por la situaciòn en la que nos encontramos. El ostiazo que nos vamos a dar va a ser èpicol la gente sabe que las cosas están mal, pero prefiere seguir tal cual hasta hoy. Y bueno, Dios nos proteja y guíe. Vienen horas mucho màs negras
17/10/2016 a las 9:18 PM
«…..La somera descripción de lo sucedido últimamente confirma, como dije, que los vientos huracanados desatados por el fracaso de las políticas populistas están arrasando con todos los regímenes de ese signo de la región, que tanto daño han causado a nuestros países.
Eso augura un futuro prometedor, con desarrollo sustentable, con libertad de comercio, con mejor educación y salud, con infraestructura adecuada, con más competitividad, con empleos más calificados, con más inversiones, es decir, con mayor bienestar general….»
Exelente Analisis y Probable Evolucion del Porvenir , nada menos ; acabamos de recibir Catedra , Nota para leerla y reelerla !!!
Gracias !!
Con tiempo opinare en un Post.
Bella Semana.
18/10/2016 a las 11:35 AM
MUCHOS QUIEREN CREER QUE SUS DESEOS SE CONCRETARAN
18/10/2016 a las 1:32 PM
Estimado Dr. Avogadro, suscribo a sus conceptos, felizmente los pueblos latinoamericanos se han dado cuenta y se están desembarazando del populismo que nos llevó a perder los mejores años como sucedió en la Argentina con la decada ganada.
Ayer y por primera vez en mas de 70 años se acabaron los leales al dictador de carton que iluminó a muchos seguidores que lo unico que hicieron fue saquear al pais y privarlo del desarrollo y bienestar que otros vecinos lograron.
Ha sido un dia de jubilo para los que hemos luchado contra esta lakra que finalmente pudimos derrotar democráticamente en las urnas
Los problemas que han dejado por inoperancia y por maldad hacen dificil estos momentos pero el pueblo creo que irá comprendiendo la real naturaleza de los mismos.
El vacío dia del » dia de la lealtad» nos da esperanzas de una nueva Argentina que debe volver a lo que debio haber sido y que el general Cangallo con su inoperancia y sus seguidores campeones de la corrupcion no lo han permitido.
18/10/2016 a las 7:11 PM
Felicitaciones por tu articulo Enrique amigo. Como siempre, justo y necesario. Da gusto leerte. Un abrazo con mi admiracion.
19/10/2016 a las 8:02 PM
Comparto en un todo lo que afirmas precedentemente. Es mi pensamiento. Me permito añadir que lo que citas sobre Petrobras, mucho me temo habría ocurrido en la >Argentina. Nuestra yPF, a quien todos los gobiernos dicen defender, comparte una suerte de contrato «matrimonial» con un tercero, que según las malas lenguas sería o habría sido personero del Grupo K, tan singular fue el origen de su capital accionario.Incorporó capital futuro, en el presente.Inaudito. Cuando sigan la investigación y si si lo dejan a Gutiérrez (a Lilita diría) veremos que Lula fue un nene de pecho. Deben haber afanado tupido!!!!!!!!
19/10/2016 a las 8:48 PM
Estimado Avogadro, abrigo la esperanza de que populismo sea proscripto por un buen tiempo, me permito dudar respecto a cual candidato es mas populista en el pais del Norte. Trump no es un sumidero de virtudes, pero tampoco lo es H. Clinton,…. y por lo visto pretende profundizar lo actuado por Obama…en mi opinión eso implica un descalabro financiero internacional (FED descontrolada) y posiblemente una guerra de dimensiones superiores a las actuales.