Por Hernán Martínez.-

Finalmente el Estado dejó de promover con fondos al espacio de las madres de Plaza de Mayo. Será que para poder seguir deberán entonces buscar patrocinadores que las sostengan. Es lamentable que hayamos tenido desaparecidos, así como también muertos por la sanguinaria guerrilla revolucionaria de izquierda. Los extremos llevaron a extremos. Ellos empezaron primero y hubo una orden presidencial que avaló enfrentarlos, aunque después hubo excesos. Y así fue, pero lo que NO fueron son los 30.000, ya que ese número vendido en ese y cuanto programa se asocie, y que todos los sabemos, fue y es una mentira que se enseña y repite por quienes no vivieron la verdad de esos tiempos y también por quienes pregonan eso como verdad única. Más allá de esto, ese espacio televisivo, atento en cada programa contra el gobierno de turno fiel a sus NO principios, menos el de la condenada y su partenaire, porque desde esos gobiernos, además de financiarlos, les permitieron una universidad, los sueños compartidos y cuanta cosa asociada por donde se fugaron fondos a esa gran mentira. Los familiares e hijos de las víctimas de la guerrilla NO mienten, porque saben que decir la verdad es el camino y a la realidad nos remitimos. Todos los países que eligieron la paz progresaron, como Japón y Alemania, que acordaron mirar para adelante. Ese programa de las madres, sólo miró para atrás y denigró verbalmente a todos los gobiernos que no pensaban como ellas. El país hoy debe aún reivindicar a las víctimas de la guerrilla y equilibrar los beneficios que los otros reciben (y no contemos a los beneficiarios que viven afuera, o a los que se declararon desaparecidos para recibir fondos del Estado, (Maldonado teléfono). No olvidemos que parte de esa guerrilla fue gobierno junto con la condenada y así nos fue; nos robaron el país, la memoria, y contaron la historia modificada desde el 76 en adelante. Así fueron, así son y lo peor es que les vendieron a los jóvenes una verdad convenientemente equivocada. Es hora de que la verdad tenga su espacio; ya nos mintieron demasiados años. Lamento profundamente las víctimas de esa guerra, pero es hora de mirar para adelante y dejar de buscar en el pasado la vigencia y justificación del presente.

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