Por Paul Battistón.-

Una elección bisagra, donde se define el rumbo del país. Esa es la consigna, también es la realidad y al mismo tiempo es en parte una falacia.

Argentina se llama República y sin República no es Argentina. No hay posibilidad de elegir en contrario, es una elección preestablecida. Es la que hoy día nos permite seguir eligiendo.

Muchos detalles y circunstancias se eligen sin estar especificados en una elección legislativa como la que estamos a punto de afrontar. Mucho más allá de los cargos explícitos en las papeletas ocurren otras elecciones y posicionamientos sin percatarnos de los mismos (por lo menos, no en ese instante).

En su recorrida por Jujuy, Morales se auto eligió como candidato a vice de la candidata a presidente que aún no lo es, Patricia Bullrich. Patricia asintió pero la supuesta conversación de oferta y aceptación no cuenta con registro de verificación y si la hubo no hay medida del tono y las conveniencias circunstanciales del acontecimiento.

Muchos vieron una derrota de Mauricio Macri en la derrota de Héctor Santos a manos de Luis Juez en Córdoba, por extensión también supusieron una batalla en las sombras entre Macri y Bullrich, padrinos respectivos de los candidatos enfrentados. El oficialismo trató de sacar provecho de estas suposiciones en sus medios estrellas. El núcleo duro amarillo es simétricamente inmune a la siembra de cualquiera de esas suposiciones o artimañas. Están siendo capaces de aceptar surgimientos o enroques de candidatos. El ejercicio de PASOS sin resultante de heridos concuerda con esa aceptación, transformando el mito de que internas significa división y que dedocracia es fortaleza.

La no demostrada pero festejada como natural por los amarillos elección a dedo de Bullrich como capitana del segundo tiempo puede ser rápidamente corregida y reivindicada con internas. Su renunciamiento en Capital le completó su aura de estadista y la puesta de sus candidatos y apañados a consideración de las urnas, indirectamente a apuntado a validar su posición sepultando esa elección a dedo que muchos de los duros niegan pero festejan.

La derrota del candidato de Macri en Córdoba creó la ilusión en el oficialismo del derrumbe del macrismo en ese distrito. Seguramente (por ahora) ningún candidato alcanzara esos números que impusieron a Macri a través de Córdoba como presidente de todo el país.

Hay una posible barrera cuantiosa a saltar (la del 60%) que podría definir algo más que los cargos que las papeletas asignan a cada candidato.

La condición de apadrinado de Bullrich y la importancia del peso del distrito cordobés pondrían a Juez en la posición de vicepresidenciable. Capaz de rescatar para una hipotética Bullrich candidata presidencial los porcentajes de Mauricio.

Morales estaría en desventaja partiendo del tamaño de su distrito electoral.

Los cordobeses no tienen un buen recuerdo de Juez al frente de un ejecutivo (intendente), las razones de su performance son discutibles. Su triunfo en las PASO y los posibles valores que alcance en las generales indica que los cordobeses internamente han encontrado la respuesta a ese título (cordobés hasta la médula) que pesa sobre Luis, el de jarrón chino porque es muy valioso pero nadie sabe dónde colocarlo.

Juez no ha sido un ejecutivo exitoso pero es un legislativo necesario y mientras más alto mejor. Como cuando fue el único senador capaz de decirle a quien conducía la cámara (Amado Boudou) lo que se le debía decir.

El voto cordobés en unos días lo repondrá en ese lugar pero según su contundencia también puede ponerlo a aspirar a conducir esa cámara en la categoría de vice presidenciable con la posibilidad de poder ocupar ese lugar que alguna vez ocupó la desfachatez hecha persona a la cual ese Luis Juez senador le tocó enfrentar.

Share