Por Guillermo Cherashny.-

El presidente se corrió definitivamente de la gestión y le dejó el gobierno al ministro de economía, a quien el mercado le dio la espalda restringiendo el crédito interno, la única fuente de ingresos que todavía le queda al gobierno, aunque no por mucho tiempo. Fernández confía en Guzmán porque teme que Cristina le ponga a un hombre de Kicillof en el palacio de hacienda que suba aún más las retenciones e intervenga totalmente en los mercados. Pero Guzmán se ha transformado en un comentarista de la realidad. En efecto, dice que no se puede vivir permanentemente con déficit fiscal pero lo aumenta todos los días, emitiendo bonos en pesos que dice que no traen problema de deuda; pero en realidad no emite pesos sino inflación, porque son ajustables por cero por dólar linked. En tanto, el presidente se dedica a la política internacional, criticando la guerra Rusia-Ucrania, que generará una hambruna que el hemisferio sur que podría evitar y él habla en nombre de ese hemisferio sur como presidente pro tempore de la CELAC, un sello regional que a nadie le parece relevante.

Autopercibirse como líder de América Latina le permite evadirse de la gestión local y opinar de los grandes problemas que tiene el mundo, cuando su opinión no le importa a ningún país serio. Alejado de la realidad, tiene como acto de fe la promesa de Guzmán de que la inflación bajará en los próximos meses. Pero con la restricción de las importaciones sólo producirá más inflación y recesión.

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