Por Guillermo Cherashny.-

Los sucesivos aumentos de todas las prepagas son lideradas por Claudio Belocopitt. Pero lo raro es que ningún importante quiere aprovechar la oportunidad de incorporar a los que se caen del sistema, o sea, los que no pueden pagar estos aumentos de casi el 100% en tres meses y el justificativo de un atraso no alcanza para ese aumento que se basa en la suba de los precios de los medicamentos que también llega a superar el 100%, porque el costo principal de las prepagas son los laboratorios, clínicas y médicos, a los cuales hasta ahora no hay noticias de aumentos parecidos en porcentajes ni siquiera si los hubo. Es tal la cartelización de las prepagas denunciada por la Coalición Cívica que ninguna de ellas se desmarca, por lo cual la conclusión es que se quieren desprender de los afiliados mayores, salvo que sean muy ricos, porque son los que más consumen la medicina, porque es sabido que los más jóvenes casi no la usan y recién con el correr de los años empiezan a usarla y, por tanto, a menos mayores más pingües las ganancias de las prepagas y, en el caso de los afiliados en edad laboral, la cuota se la paga la empresa donde trabajan, entonces pueden pagar cualquier aumento.

Así las cosas, con la desregulación, Belocopitt aprovecha para maximizar sus ganancias y resulta curioso que alguien como el hijo de un simple vendedor de medicina prepaga como fue su padre, que falleció joven, aprendió tan rápido y es que tuvo un gran maestro: Armando «el gitano» Cavalieri, que era un vendedor de su padre, o sea, un simple empleado de comercio, que empezó a militar en ese gremio de la mano de Armando March, el líder histórico de ese gremio. En efecto, Armando Cavalieri fue el padre que no tuvo en su adolescencia y quien le enseñó todas las mañas de la medicina empresarial.

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