Por Juan Manuel Irala.-

¡Pobre Albertítere! No tiene suerte con las mujeres; todas las de su círculo cercano lo han dejado en “orsai”, y sin necesidad de VAR.

Tan tranquilo estaba en su nuevo lugar de residencia en España; vino a cobrar su jubilación y se encuentra que ha sido denunciado por defraudación al Estado (por la Dra. Silvina Martínez) tras el descubrimiento de un funcionario como Giordano, que fue echado, a menos de 20 días de asumir por LLA como titular de la ANSES, pero que ese breve tiempo le bastó para destapar un “negocio redondo con Nación seguros” del que disfrutaron una de las muchas bandas de ladrones que se apoderaron de los dinerillos del estado comandados por un tal Fernández (el mismo que nos dejó una despedida emotiva el 9 de diciembre cuando nos confesó que el fervor por los dineros del Estado no había sido su aspiración pues él se despedía de la función con el mismo patrimonio que había llegado (aunque sus amigos, NO).

Fabiola le organizó “una fiestita” justo cuando él, durante la pandemia. Por cadena nacional había dado un ultimátum a “los vivos” que no cumplieran con las medidas adoptadas por el Estado. Después, claro, una foto lo mostró en medio de la celebración en la Quinta de Olivos y debió reconocer que Fabiola se había equivocado (no Él), que no iba a volver a suceder pretendiendo con ello desligarse de su responsabilidad ante el pueblo.

Ahora, el descubrimiento de Giordano lo deja pataleando en el aire y nuevamente culpa a otra mujer de su entorno, su secretaria privada, a quien acusó sin decirlo de haber actuado por su cuenta (no la de Él) porque él, jamás hubiera convalidado semejante “kurro”. Deberá rendir cuentas ante los tribunales porque ha sido denunciado.

La Justicia deberá actuar con decisión y sin demoras. Los argentinos tenemos que dar vuelta la página de las mentiras, las tergiversaciones y las reinterpretaciones de los hechos. El “Lawfare” deberá desterrarse de las discusiones cuando se hable de los personajes más korruptos de nuestra historia reciente.

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