Por Guillermo Cherashny.-

En un seminario de la revista Forbes, afirmó que seguirán recuperando costos todos los meses pese a la advertencia del ministro de economía, porque entiende que las prepagas no tienen la culpa de que la salud pública sea un desastre. Y en clara alusión a Toto Caputo, señaló que ningún funcionario político se atiende en un hospital público. Es más, recordó que durante la pandemia se ocuparon del 70% de la atención pero se olvidó que el estado, con los ATP, pagó los sueldos de la medicina privada. Es decir que al dueño de Swiss Medical le importa poco lo que dijo el ministro de economía y sigue diciendo que durante cuatro años perdieron dinero ocultando que tuvieron un suculento negocio financiero que le permitió comprar otras prepagas y construir hospitales 5 estrellas, su especialidad.

Como decía Alfredo Yabrán en su momento, «el correo debe tener una sola voz». Claudio Belocopitt habla en nombre de todas las prepagas y es así porque OSDE, la más grande del país, que es una obra social desde 2018, con Luis Fontana, un mediocre, auditor médico, y el ejecutivo Martín Pochat, son un apéndice de Swiss Medical, como Medifé y Accord Salud, porque le tienen temor reverencial a Belocopitt y más ahora que hace oído sordo al reclamo del presidente y del ministro de economía.

Una señal importante dio la prepaga Hominis, donde es accionista el Dr. Mario Lugones, asesor de Posse, el jefe de gabinete. En realidad, es poco lo que puede hacer el estado con empresas privadas y más en este gobierno liberal. Sin embargo, no tomar en cuenta a los posteos de Javier Milei y Luis Caputo es tirarle de los bigotes al León y la alianza de Belocopitt y Fontana-Pochat debería estar preocupada.

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