Por Guillermo Cherashny.-

El domingo, Jorge Lanata embistió fuerte contra la ex presidente porque todavía está libre cuando fue el gobierno más corrupto de la historia argentina. Y es evidente que en ese editorial contó con el apoyo del grupo Clarín, al cual CFK lo quiso destruir y que ahora con razón va por su prisión y poco le importa la táctica electoral de Cambiemos de tener por enemiga principal a quien gobernó los últimos ocho años para dividir al peronismo.

Si bien este deseo de cambiemos no era conocido por la mayoría de la opinión pública, es poco probable que el oficialismo pierda votos, ya que el núcleo duro de Cambiemos es antiperonista y tampoco lo ven a Sergio Massa como quien puede capitalizar la libertad ambulatoria de Cristina pero sí su aliada Margarita Stolbizer, porque ella sí se puede quedar con los votos que lo hicieron presidente a Macri para que la ex presidenta esté presa. Pero su alianza con el Frente Renovador, compuesto mayoritariamente por peronistas, es un límite para los votantes de Cambiemos, no sólo a los que pertenecen al PRO sino a los de la Coalición Cívica y la Unión Cívica Radical, quienes consideran que el peronismo es el responsable único de los fracasos argentinos.

Es obvio que una Cristina libre es un caramelo amargo para tragar para los que votaron a Macri pero es mucho mejor para esos electores la continuidad de Cambiemos que votar por otra opción que tenga algo que ver con el peronismo.

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