Por Guillermo Cherashny.-

En algún momento Carrió le creyó a Macri que no le importaba que su primo Angelo Calcaterra terminara en la cárcel por los cuadernos de Centeno, pero fundamentalmente por el negociado del soterramiento del Sarmiento.

En efecto, Carrió se creyó el cuento de que Calcaterra le vendió IECSA a Marcelo Mindlin. Pero nunca pudo hacerlo, porque los verdaderos dueños de esa empresa son los hermanos Macri, hijos de Franco, entre ellos Mauricio, el presidente. Nunca fue clara la venta de franco Macri a su sobrino Calcaterra mediante un leasing por siete años que fue renovado, por tanto el presidente no puede permitir que Javier Sánchez Caballero, mano derecha de su padre, y Angelo Calcaterra, su primo, caigan presos, porque se pueden quebrar e involucrarlo a él y a la empresa italiana Ghella, que tiene el 70% del soterramiento del Sarmiento y que es socia de la familia Macri.

Carrió se ilusiono con el cuento de que Macri había cambiado y que no era el empresario prebendario de las obras públicas en nuestro país, pero nadie cambia después de los 57 años y el presidente sigue favoreciendo con negocios sospechosos a sus familiares y a su «hermano de la vida», Nicky Caputo, socio de Marcelo Mindlin, el number one en gas y electricidad, cuyas empresas son las grandes ganadoras en este gobierno.

Carrió ya sabe que Mauricio Macri es el mismo de siempre y que seguirá haciendo negocios, pero no romperá Cambiemos, porque su antiperonismo es más fuerte que todo. Seguramente Garavano dejará el gobierno en los próximos 60 días y Carrió dará un paso al costado y dirá que Macri es un gran presidente.

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