Por Carlos Tórtora.-

La evolución de la lucha por el poder en el seno del gobierno muestra un nuevo capítulo. Cristina Kirchner se enfrenta ahora a una alianza inestable pero real entre Alberto Fernández y Sergio Massa. El pacto consistiría en que ambos se apoyen mutuamente y que luego el que mida mejor para presidente reciba el apoyo del otro. El episodio que tuvo por protagonista al Ministro del Interior Eduardo Wado de Pedro se inscribe en este contexto. La nueva alianza relegaría a la expresidenta al rol de candidata a senadora nacional por Buenos Aires pero restándole presencia en la mesa de las decisiones. Alberto y Massa habrían detectado una creciente debilidad de Cristina a partir de ciertos hechos. Por ejemplo, que Lula en su reciente estadía en Buenos Aires haya eludido la reunión con ella, aparentemente porque no lo favorecía la foto con una condenada por corrupción, dada la complicada situación interna de Brasil.

Cálculos

La primera reacción de Cristina ante el pacto de los otros dos triunviros sería volver a agitar su candidatura a presidente. La misma cada vez es menos creíble por razones de matemática electoral: los consultores en general coinciden en que la verdadera chance del Frente de Todos es llegar al 40% de los votos con una diferencia del 10% con JxC, gracias a que Javier Milei le reste unos cuantos puntos a la coalición opositora. Es una alternativa difícil pero mucho más lo es ganar al ballotage, donde Milei pactaría su apoyo a JxC. En el triunvirato del poder, el presidenciable con mayores posibilidades de crecer y captar a una parte importante de los votos independientes es Massa, que necesita también obviamente los votos del kirchnerismo duro.

Así las cosas, el presidente y el ministro de economía sueñan con una Cristina domesticada y a la defensiva, jaqueada por la presión judicial y necesitada de que el FdT gane para evitar una ola judicial en su contra.

Envalentonado con su nueva alianza, Alberto amaga con mostrar algo de autoridad echando a Wado de Pedro del gabinete, lo que es poco probable dados sus antecedentes.

Cristina, por su parte, no tendría otra posibilidad que esperar los acontecimientos y apostar a conservar la lapicera para escribir las listas para diputados y senadores nacionales, algo que sí codician tanto Alberto como Massa.

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