Por Guillermo Cherashny.-

Ya hay cierto consenso entre los dirigentes peronistas, y en especial entre los gobernadores, acerca de que José Manuel de la Sota sería el normalizador del PJ nacional después de que renuncien Eduardo Fellner y Jorge Capitanich, y ya habría consultas con la jueza electoral María Servini de Cubría para producir ese cambio de manos. El ex gobernador cordobés llamaría a elecciones internas para consagrar un conducción definitiva de ese partido político.

La vuelta al Barrio Norte

No serán de la partida, obviamente, Gerardo Zamora y Maurice Closs, que provienen de la UCR, pero en ese partido no los aceptarán de vuelta ni ellos quieren volver. Y lo mismo vale para el senador José Alperovich, también de origen radical. Se supone, asimismo, que Alicia Kirchner no participará, ya que los kirchnercristinistas desprecian al PJ y así lo hicieron durante doce años, convirtiéndolo en un partido vegetal o «cáscara vacía». Obviamente no serán convocados los camporistas. El cristinismo también intentará negociar con el poder central, sea Macri o Scioli. Pero hoy por hoy, las encuestas lo dan ganador a Macri y sólo falta saber cuál es la diferencia, pero parecería que sólo un milagro en estas últimas horas podría cambiar el resultado. Y en caso de una derrota, la principal responsable de la pérdida del poder será la ex presidente, por su obstinación de mantener al inútil de Axel Kicillof hasta el último día de su mandato con los cepos cambiarios, trabas a las importaciones y giro de utilidades y los cuatro años de estanflación que, sin duda, con el acento populista autoritario, llevaron al oficialismo a la derrota. Aunque no se sabe si ella se hará cargo, porque en los últimos días se corrió de la escena y piensa volver a su provincia, a su residencia de El Calafate y viajar seguido a la Capital, a su departamento de la calle Uruguay casi esquina Juncal, ya que cree que se va con alta imagen y no será víctima de cacerolazos en el barrio de Recoleta. En el quinto piso vivían los Kirchner antes de llegar a la presidencia y Néstor atendía en el Café Mozart, en Juncal entre Libertad y Talcahuano, donde se reunía con Carlos Zannini y Julio de Vido. No se sabe si la presidente se animará a convocar en un café a sus acólitos o los recibirá en su departamento. y si se la verá caminando por las calles, aunque no tendrá 40 custodios como ahora, pero seguramente le quedarán una docena de ellos.

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