Por Guillermo Cherashny.-

Fuentes de inteligencia aseguran que las amenazas de bombas a los colegios son una práctica de gimnasia revolucionaria en la Argentina dirigida desde Venezuela por el presidente Nicolás Maduro, quien está muy disgustado con Mauricio Macri porque el actual presidente encabeza la ofensiva para deslegitimar al gobierno caribeño, como si su ilegitimidad no surgiera de su propio origen, al no cumplir siquiera la constitución chavista.

Aunque es cierto que luego de la salida de Susana Malcorra de la Cancillería el gobierno argentino es el más comprometido en la vuelta de la democracia ese país. Pero las posiciones en política exterior no son gratis y Nicolás Maduro lo tiene en la mira a Mauricio Macri. De ahí que, junto con sus aliados iraníes, ahora molestos por el resurgimiento de la causa por encubrimiento que denunciara el fiscal Nisman, pusieron en marcha una operación de desestabilización del gobierno utilizando los grupos marginales que rodearon al acuerdo con Irán, entre ellos a los ex Quebracho y algunos sectores K que provocan incidentes en todas las marchas por los desaparecidos y las recientes por Santiago Maldonado.

Así se iniciaron esas prácticas de gimnasia revolucionaria que luego fueron imitadas por alumnos de los colegios con el fin de suspender las clases, por ejemplo, para no dar exámenes por falta de preparación. Es decir, estas amenazas se convirtieron en una bola de nieve que nadie controla. Tal es el problema por el que se toman recaudos importantes para las elecciones del próximo domingo 22, donde la ex presidente ya denunció un eventual fraude, porque sabe que perderá esa elección, la primera derrota en su vida política.

Es indudable que Cristina y La Cámpora, con la ayuda de Nicolás Maduro, quieren crear un clima de guerra para el domingo, como ocurrió anteayer en las elecciones de Venezuela, donde el oficialismo ganó con actos violentos y fraude las elecciones para gobernador, que hasta ahora ningún gobierno reconoció.

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