Por Carlos Tórtora.-

Uno de los temas que más llamó la atención en los últimos días es la brusca suspensión parcial del calendario de actos en defensa de Cristina Kirchner preparado por el kirchnerismo. Se entiende que la vicepresidenta haya interrumpido por el atentado su presencia física en las movilizaciones pero lo que se advierte es algo más que eso. Las señales apuntan a que hay un cambio en su estrategia política y los motivos serían varios. Para empezar, la carrera de movilizaciones iniciada por el kirchnerismo era un in crescendo difícil de sostener en el tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que la sentencia en el juicio de Viabilidad puede dictarse recién en febrero o marzo próximo.

La revisión de su plan político tendría para Cristina varias explicaciones. En primer lugar, ella estaría satisfecha con la reacción del peronismo ante el juicio y el posterior atentado, ya que no hubo nadie que cuestionara su liderazgo y pudo reinventarse como jefa del peronismo cuando había rumores de que daría un paso al costado. En segundo lugar, el cristinismo está a la expectativa de que la justicia determine los supuestos vínculos del grupo que ejecutó el atentado con las estructuras que responden a Patricia Bullrich y Javiar Milei. Si la jueza María Eugenia Capuchetti coincide con los intereses de CFK en su línea de investigación, el kirchnerismo lanzaría una fuerte ofensiva mediática identificando a la oposición con la autoría intelectual del atentado. Si esto ocurriera, es de presumir que estallaría una profunda crisis en JXC. Es obvio que el oficialismo está explorando hasta dónde puede llegar la crisis en la coalición opositora luego de los episodios protagonizados por las denuncias de Elisa Carrió y el posterior choque de Bullrich con Horacio Rodríguez Larreta.

Esperando a Lula

Por otra parte, es también evidente que, en medio de un silencio total, Cristina se prepara para resistir el crecimiento político de Sergio Massa, que por ahora se concentra totalmente en su rol de ministro. El tigrense se interpondría en las aspiraciones de la expresidenta a tener el manejo total de la estrategia electoral. Con Alberto casi extinguido como figura política, ella pretendería tener la última palabra en digitar las candidaturas más importantes. En este contexto, hay dos fechas decisivas en el calendario político de CFK. Una será en octubre la exposición de su abogado Carlos Beraldi en el juicio de Vialidad y otra serán las elecciones presidenciales en Brasil, cuya primera vuelta será el 2 de octubre. En caso de triunfo de Lula, Cristina viajaría para abrazarse al líder del PT y dejar que todos hablen de su eventual vuelta a la presidencia.

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