Por Matías Moscoso | Letra P.-

Para el kirchnerismo, los vecinos se hartaron de los intendentes que están gobernando hace décadas. El caso Malvinas Argentinas y Tres de Febrero.

El fin de los caciques en varios de los distritos de la Primera sección electoral bonaerense tiene explicaciones que van más allá de la interna peronista en sí. Según varios de los dirigentes kirchneristas de aquella zona del conurbano, la sociedad está atravesando un hartazgo que no tiene que ver con un determinado partido político, sino con las figuras de los intendentes que hace muchos años permanecen -hasta hoy- inamovibles de sus cargos.

Los casos que más impactaron fueron los de Merlo y Moreno, con las derrotas en las PASO de los históricos Raúl Othacehé y Mariano West, respectivamente. En Malvinas Argentinas, algo parecido ocurrió con el kirchnerista Leonardo Nardini, que le ganó al hoy hombre de Sergio Massa, Jesús Cariglino, y se perfila para destronarlo el 25, tras 20 años de gestión ininterrumpida.

«Hay un desgaste muy grande y los vecinos están pasando factura: no importa de qué partido político sean los intendentes, la gente empezó a razonar de otra manera y ha evolucionado a través del voto. No es lo mismo que antes», analizó un dirigente peronista de la Primera, en diálogo con Letra P.

Así, le da un valor muy importante a todas las herramientas informáticas, a los canales de comunicación digital, que «hacen que la gente se interiorice mucho más por la política, así eligen hoy a sus representantes; allí queda expuesta la gestión y la chatura que se ha generado en esos distritos, que es muy grande, y entonces aparece una persona más joven, con otra impronta, y la gente ve que va a poder llevar adelante una mejor gestión».

De todo eso se nutrieron Walter Festa en Moreno y Gustavo Menéndez en Merlo, que salieron victoriosos dando el batacazo en una interna K que a priori parecía imposible. Pero aquel mismo patrón se repitió en Malvinas Argentinas: un postulante joven -Frente para la Victoria- le ganó a un intendente histórico -UNA-. «No importa tanto el partido político al que representa el intendente que está hace mucho tiempo en su cargo, la gente está cansada», le remarcó un operador del norte del conurbano a este portal.

Y esa es la suerte que también puede llegar a correr uno de los barones más fuertes del territorio provincial: Hugo Curto. El peronista hace 24 años que permanece en el sillón de Tres de Febrero y en las últimas PASO volvió a ganar, pero esta vez con un competidor que le respira en la nuca: el macrista Diego Valenzuela.

«Desde el peronismo vemos con mucha preocupación que lo que pasó en varios distritos de la zona, también pase en Tres de Febrero con Hugo Curto», confesó un importante dirigente de la Primera. «Nosotros obviamente queremos que gane Curto porque es parte del peronismo histórico, pero también la gente ha votado y el candidato que no es del Frente para la Victoria -por Valenzuela- ha quedado muy cerca y tiene muchas posibilidades ahora en octubre», se sinceraron. Las últimas encuestas que circularon por Tres de Febrero dan como ganador al candidato de Cambiemos, 5 puntos por encima de Curto.

«Tres de Febrero es uno de los distritos del conurbano que más servicios tiene, pero así y todo la gente se cansó, así que vos fijate hasta qué punto», intentan buscarle una explicación desde el kirchnerismo, viéndose venir el desenlace.

Otro dato que refleja la vuelta de página en el capítulo de los caciques en esta parte del conurbano es lo que sucede en la lista de diputados provinciales del Frente para la Victoria. En los primeros lugares hay dirigentes de La Cámpora e incluso de otros partidos antes que las representaciones territoriales más fuertes, estrechamente ligadas a las figuras de los históricos barones. De hecho, Horacio González no encabeza por Ituzaingó, sino más bien por su rol como hombre de la Cámara de Diputados, de hace ya mucho tiempo.

Recién en el séptimo lugar de la nómina, casi en el filo, se encuentra el actual intendente de José C. Paz, Carlos Urquiaga, que le dejó todos los primeros lugares a los representantes de una nueva etapa que de a poco le pone fin a la tónica de los últimos años, y en algunos casos, décadas.

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