Por Damián Belastegui (Agencia NOVA).-

La creciente fuga de referentes, legisladores e intendentes hizo que se precipiten los tiempos para Sergio Massa, a quien ahora se le abre como alternativa concreta la opción de bajarse a la pelea por la Gobernación bonaerense (Dibujo: NOVA).

Hacia mediados del pasado año, en un contexto donde las encuestas y los dirigentes recién arribados le exhibían una prominente sonrisa, Sergio Massa impulsó un peculiar conteo (sobre todo mediante carteles electrónicos apostados a la vera de diversas autopistas) en el que se iban descontando, a partir de 500, los días que restaban para finalizar el mandato de Cristina Fernández de Kirchner y comenzar así con “una Argentina que nos dé orgullo”.

No obstante, y como si las permanentes arenas movedizas de la política doméstica se hubiesen sentido desafiadas por aquella sobredosis de confianza del tigrense, la cuenta regresiva se trasladó fatal e implacablemente al Frente Renovador para marcar la constante merma en los sondeos y en el número de dirigentes que confluyen dentro de sus filas.

Acentuándose durante las últimas semanas, la creciente fuga de referentes, legisladores e intendentes hizo que se precipiten los tiempos para el líder del FR, quien ya no avizora con certeza el final feliz de aquella cuenta regresiva hacia el 10 de diciembre de 2015, sino que por estas horas piensa, cargado de incertidumbre, en cuál será el camino indicado a tomar con vistas a dos fechas clave mucho más cercanas en el calendario: el próximo miércoles 10 de junio (fecha límite para el cierre de alianzas electorales) y el sábado 20 del mismo mes (tope para la presentación de listas de precandidatos).

Nada por aquí, nada por allá

Al momento, el amplio abanico de posibilidades permanece abierto para el hombre de Nordelta. Pero el reloj corre y el almanaque electoral lo llama a tomar una decisión respecto a su futuro político, en tanto que las garantías de éxito, para inclinarse sobre una u otra opción, no abundan.

Mirando hacia dentro de su espacio, Massa encontró esta semana actitudes como la protagonizada por quien era uno de sus hombres de confianza: el intendente de Olavarría, José Eseverri, el cual, horas después de compartir un encuentro con el tigrense y alcaldes renovadores en el que se juraron “no más portazos”, estaba rubricando su arribo al Frente para la Victoria, llevándose consigo a dos senadores provinciales: Carolina Szelagowski y Héctor Vitale, quedando así la bancada del FR en la Cámara Alta bonaerense con apenas 12 legisladores.

Con ese proceder, quedó claro que la consigna convocante de aquella reunión fue poco menos que un humeante esbozo por evadir una realidad que muestra que ningún intendente está dispuesto a resignar sus influencias territoriales por apostar a una causa que consideran perdida.

Tanteando el panorama puertas afuera, tampoco le resultaron alentadoras las tajantes declaraciones de Mauricio Macri: «Si Massa me llama le digo que no. Mi candidata en la Provincia es (María Eugenia) Vidal».

Más allá de esto, las señales desde Tigre por intentar acercar posiciones con el PRO se incrementaron con la determinación de Francisco de Narváez de desistir de su precandidatura bonaerense con el manifiesto objetivo de incentivar a un acuerdo político entre ambas partes en el que Massa sea el candidato a la Gobernación: “Depende de Mauricio y Sergio ponerse de acuerdo y derrotar a los K, como en el 2013. Hay tiempo hasta el miércoles!”, tuiteó el Colorado, aludiendo a la fecha límite para el cierre de alianzas.

Sin embargo, durante el plenario nacional del PRO desarrollado en Mar del Plata, Macri mantuvo la misma postura intransigente, algo que llama al tigrense a elucubrar otras estrategias, aunque se pretenda que los canales de comunicación con el espacio amarillo permanezcan abiertos con la esperanza de que el porteño lo acepte ya “más depurado” de dirigentes peronistas a su alrededor.

Más allá de Macri

La alternativa de jugar en la escena bonaerense con boleta corta (sin acompañar a candidato presidencial alguno) es contemplada por ciertos integrantes de la mesa cada vez más chica del massismo, aunque sin dejar de advertir por ello los riesgos que podría arrastrar una maniobra de ese calibre para alguien que viene en baja en las encuestas y que tendría que enfrentarse a un pesado aparato del FpV.

Otra opción que se baraja es permanecer en la disputa presidencial en el marco del acuerdo con el cordobés José Manuel De la Sota, aunque sin por ello dejar de insistir hasta el último minuto en una “Gran interna opositora”. La posibilidad de ser “árbitro” de un hipotético ballotage entre Daniel Scioli y Mauricio Macri seduce a una pata del massismo al momento de negociar espacios de poder a futuro.

En tanto, el discurso massista sostiene la mirada a la Casa Rosada aunque también deja alguna puerta semi-abierta a la Gobernación: “Sergio es precandidato a presidente. Sin embargo, no buscamos cargos y lo que hacemos en política lo hacemos para cambiar la realidad de la gente”, deslizó Malena Galmarini.

Aunque el FR sigue teniendo a la diputada provincial Mónica López firme en sus aspiraciones bonaerenses: “Nosotros seguimos en la carrera a la Gobernación”, afirmó a NOVA para recalcar: “Massa va a ser candidato a presidente”. A su vez, la legisladora consignó que el próximo lunes “vamos a reunirnos todos los legisladores provinciales y nacionales de la provincia de Buenos Aires para analizar en consecuencia los pasos a seguir”.

La cuenta regresiva para analizar su futuro político va llegando a su fin para Sergio Massa, quien el próximo martes dará a conocer su decisión. Por lo pronto, reina un misterio similar al que supo generar el tigrense hace dos años en torno a su candidatura y posicionamiento, aunque ahora se da en una atmósfera totalmente distinta.

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