Por Damián Belastegui (Agencia NOVA).-

En la confrontación bonaerense del FpV que protagonizan Domínguez y Fernández, tienen un peso considerable los intendentes al momento de inclinar la balanza para uno de los postulantes (Dibujo: NOVA).

A diferencia de 2011, cuando la precandidatura a la Gobernación de Mario Ishii fue sólo una insignificante piedra más de las tantas que el kirchnerismo puso estérilmente en el camino de su actual candidato presidencial, Daniel Scioli, en este 2015 la interna bonaerense del FpV plantea una disputa mucho más reñida entre dos dirigentes con perfiles distintos: Julián Domínguez y Aníbal Fernández.

Uno, proviene del interior bonaerense. El otro, del corazón del conurbano sur. Uno, le rinde devoción al Papa Francisco. El otro al “Indio” Solari. Pero, más allá de las características disímiles, a ambos dirigentes los une la necesidad de avanzar en la construcción territorial dentro de una extensa y variopinta provincia para lograr imponerse en agosto y así poder correr con el caballo del comisario en octubre.

En esta confrontación, tienen un peso considerable los intendentes al momento de inclinar la balanza para uno de los postulantes. Y es que, para la disputa bonaerense, no sólo juegan aquí las encuestas a las que permanentemente apela el “Bigotón” para remarcar que le saca varios cuerpos de ventaja a su competidor. Contar con el respaldo de los alcaldes no es algo menor y, en esto último, quien viene picando en punta es el titular de la Cámara baja nacional.

Acaso, uno de los pocos jefes comunales que ha puesto de manifiesto su rotundo apoyo al jefe de Gabinete de la Nación, ha sido el mandamás de Roque Pérez, Juan Carlos “Chinchulín” Gasparini, con quien Aníbal compartió un acto días atrás para inaugurar la nueva terminal de ómnibus de la mencionada localidad.

“Yo soy 50 por ciento ‘Chichulín’ y 50 por ciento Aníbal Fernández. Me debo a Aníbal lo poco que soy”, remarcó semanas atrás a NOVA el hombre de Roque Pérez quien, en momentos donde aún se desconocía el vice del quilmeño, aseguraba al respecto: “La persona que elija Aníbal le va a gustar a todos”.

El “Efecto Sabbatella”

Pero en esto último parece haberse equivocado “Chinchulín”. La elección de Martín Sabbatella como compañero de fórmula de Aníbal fue un aspecto determinante para que muchos intendentes “neutrales” o “indecisos” terminen por inclinar su apoyo en Domínguez. Sucede que el titular del AFSCA y líder de Nuevo Encuentro es mirado aún con rencor por varios alcaldes que vieron en sus distritos tiempo atrás cómo listas colectoras del espacio comandado por el dirigente de Morón les restaban caudal de votos a las boletas que ellos encabezaban con el sello del FpV.

Si hay que queda claro, sobre todo en los caudillos de los grandes bastiones del conurbano, es que se perdona lo que sea, a quien sea, menos a quienes ponen en riesgo su poder de influencia territorial. En esto, Sabbatella es una persona no grata en muchos Palacios Municipales, más aún al no ser considerado como un peronista de ley. Algo de esto seguramente se deja a entrever en las declaraciones del intendente de Ituzaingó, Alberto Descalzo, quien afirmó que el tándem Julián Domínguez-Fernando Espinoza es “la más peronista de las fórmulas”.

El “Barba” y varios más

Pero el vice adosado por la “Jefa” no es el único responsable de los males del “Bigotón”. Él mismo es visto de reojo por algunos intendentes. Vale recordar que uno de los primeros alcaldes en expresar abiertamente su apoyo a Julián Domínguez fue el coterráneo de Aníbal, el quilmeño Francisco “Barba” Gutiérrez, quien mantiene una fuerte enemistad con el jefe de Gabinete, la cual se refleja en las riñas internas dentro del armado local del FpV.

El intendente de Quilmes fue parte éste sábado, junto a sus pares Cristian Popovich (General Madariaga) y Gustavo Arrieta (Cañuelas), del acto que el dueto Domínguez-Espinoza realizó en Chacabuco.

Al ser el “Barba” un dirigente de peso de la Unión Obrera Metalúrgica, ese respaldo al presidente de la Cámara de Diputados también fue puesto de manifiesto por el titular de ese gremio y de la CGT oficialista, Antonio Caló, uno de los principales promotores, con el taxista Omar Viviani, de la Mesa Sindical “Julián 2015” que congregó semanas atrás en Luján a un considerable racimo de gremialistas, dejando expuesto así que en el rubro “apoyo gremial” también Aníbal viene rezagado, al contar con escasos respaldos, entre los que se puede contar al del líder de los canillitas, el diputado nacional Omar Plaini.

Por otro lado, la decisión del matancero Fernando Espinoza de declinar su precandidatura para bajar a vice de Domínguez fue visto por algunos intendentes como un complemento justo para “una fórmula equilibrada” que conjugue el interior bonaerense con el conurbano: “No es un tema menor que un intendente ocupe ese puesto, es un trato directo, donde nos unen temas comunes y de todos los días, que sólo los intendentes podemos comprender», elogió el alcalde de San Vicente, Daniel Di Sabatino.

Por su parte, el intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra, tuiteó: “Admiro a Julián Domínguez porque es una persona muy comprometida con el peronismo y con este Modelo Nacional y Popular”. El respaldo hacia el dueto Domínguez-Espinoza se repite en varios distritos (desde las huestes del hombre de Chacabuco se regodean al decir que “ya son más de 40 intendentes”) y hasta asoma como la favorita del candidato presidencial, Daniel Scioli, quien compartió actividad en Berazategui con esta fórmula, mientras que con Domínguez participó este viernes de la apertura de la Semana Social de la Iglesia en Mar del Plata.

Sube la temperatura

Advirtiendo esta escalada de apoyos de referentes distritales hacia su contrincante, es que Aníbal Fernández decidió calzarse los tapones de aluminio para salir a disputar este partido y acusar a Domínguez y Espinoza de buscar que los intendentes peronistas «escondan la boleta» de la fórmula que comparte con Sabbatella.

Al respecto, Domínguez pidió que su competidor “recapacite” y le retrucó con un dardo solapado: “Jamás me han encontrado en nada que tenga que ocultar, en nada sucio, en nada poco transparente».

Así, en una interna que crece en su nivel de tensión, el jefe de Gabinete afirmó que «lo más correcto y saludable es que los intendentes sean imparciales» en la interna del FpV. Está claro que ese pedido llega tarde. Para imponerse, el hombre de Chacabuco buscará contrarrestar, con el apoyo de intendentes y gremialistas, el escaso nivel de conocimiento que tiene su imagen. ¿Será peso suficiente para lograr inclinar la balanza a su favor?

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