Por Carlos Tórtora.-

La jueza María Servini rechazó reabrir la investigación del atentado al comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal, que causara 24 muertos el 2 de julio de 1976. El argumento central de la magistrada es que la causa se encuentra prescripta. En el 2007, los abogados José María Sacheri y Norberto Giletta, en representación del comisario Hugo Biazzo, se presentaron. Y Servini rechazó investigar por estar prescripta la causa, lo que fue confirmado por la Cámara de Apelaciones, la de Casación y la Corte Suprema. Pero en junio del 22 y basándose en hechos nuevos, los camaristas Leopoldo Bruglia, Mariano Llorens y Pablo Bertuzzi reabrieron la investigación a pedido de Eduardo Kalinec, representado por Ricardo Saint Jean, María Laura Olea y Celia Alarcón. Argumentaron estos la comprobación de un trabajo conjunto de Montoneros con Al Fatah en Líbano y Siria y la existencia de un delito de lesa humanidad. Ahora el expediente llegará a las manos de los jueces de Casación Daniel Petrone, Diego Barroetaveña y Carlos Mahiquez.

Cerca de las definiciones

En poco tiempo el expediente accederá a la Corte Suprema y se presentaría entonces un cuadro por demás interesante. Javier Milei ya dio señales de querer tender puentes con la cúpula policial, a la cual no critica. El líder libertario sabe que la mayor parte de las reformas que intentará podrían ser bloqueadas por un Congreso rebelde o paralizadas por los jueces. Depende entonces para tener éxito de que la Corte sea su reaseguro para que se puedan aplicar sus proyectos. En este contexto se ubica entonces el caso del atentado a Seguridad Federal.

Si la Corte declara que hubo delito de lesa humanidad, Milei y en particular Victoria Villarruel se anotarían un éxito extraordinario, porque caerían 30 años de predominio de la teoría del terrorismo de estado.

También se abriría el camino para la reapertura de numerosas investigaciones que implican a jefes terroristas.

Romper con el sistema de derechos humanos vigente desde el 2003 no es poca cosa y les significaría a los libertarios un éxito político enorme. Lo contrario sería, obviamente, un baldazo de agua fría.

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