Por Carlos Tórtora.-

Los festejos oficiales por la baja de la inflación al 11% en marzo fueron muy moderados. Es que la profundidad de la recesión no permite crear un clima de euforia similar al de los tiempos de la convertibilidad. La reactivación en V es todavía una simple expectativa no verificada en los hechos. Poniéndose más allá del bien y del mal, el presidente intenta ahora que la mejoría inflacionaria se traduzca ahora en la aprobación de la nueva ley ómnibus, algo que no debería pasar de mitad de año si no se caen las negociaciones en el Congreso.

Por otra parte, el alza de la imagen presidencial en varias encuestas consolida al gobierno en un momento crítico para las expectativas económicas. Milei sigue corriendo sin oposición a la vista y su único enemigo es el desgaste.

Callejón sin salida

La carrera se está dando por la tensión de la paciencia social ante la demora de la reactivación. La CGT, en plena actividad dialoguista, tuvo que convocar al paro del 9 de mayo ante la gravedad de la un situación social. Esto no quita que se siga avanzando en las negociaciones por la reforma laboral.

En síntesis, si la reactivación en V sigue haciéndose esperar, el gobierno estaría ante un callejón sin salida. Es que no tendría tampoco en este caso alianzas políticas de suficiente peso como para contener la falta de resultados importantes. Su único aliado de peso, el PRO, está inmerso en su interna entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich.

Milei se enfrenta así al riesgo de quedar aislado si la recuperación en V continúa postergándose.

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