Por Sebastián Dumont.-

“Para ganar en la provincia de Buenos Aires hay que triunfar en la Matanza”. La idea que se escuchó por años antes de cualquier elección, fue abolida por primera vez en 2015 cuando María Eugenia Vidal se alzó con el para muchos inesperado logro de ganar el territorio bonaerense, el peronismo lo hizo en el distrito más grande de todos. Casi lo logra la Alianza en el 99 cuando “Pinky” estuvo cerca de imponerse a Alberto Balestrini quien con su cosecha de votos le terminó de dar el empujón a Carlos Ruckauf para sostener la provincia para el peronismo. Todo aquello se cayó con el fenómeno Vidal que, sin dudas, no deja de sorprender en su nivel de adhesión.

Con la grave situación de violencia que se vivió esta semana cuando el joven Leandro Alcaraz fuera asesinado de la manera más bruta mientras conducía un colectivo, se reactivó una puja política que promete ser el puntapié inicial de la escalada hacia el 2019. Esta vez el motivo es la inseguridad, pero en otras ocasiones fueron los patrulleros ploteados por la intendente Verónica Magario y antes de la inauguración del Metro Bus. Tampoco están ajenos los dimes y diretes por la autoría de las obras públicas.

Los cruces entre Verónica Magario y el ministro Cristian Ritondo por la responsabilidad sobre lo que pasó con al muerte de Alcaraz mostró la peor cara de la política. Aquella que es capaz de tomar una muerte para ver quien queda mejor o peor parado. Se juega el 2019. En todos los campos y a todos los niveles.

María Eugenia Vidal que es la dirigente política con mejor imagen del país, evitó polemizar con la jefe comunal matancera. Lo envió a su ministro para que se difundieran números del dinero que la provincia envió en 2016 al municipio en concepto del fondo de fortalecimiento en seguridad. Y aseguraron que el distrito K no utilizó ni un solo peso para la seguridad. Desde ya, los voceros de La Matanza cruzaron esa información. Trataron a Ritondo de “mentiroso”.

Verónica Magario le apunta a Vidal. La gobernadora no le contesta de manera directa. La intendente se queja que no la recibe, Vidal envía a sus ministros a conversar con la jefa comunal. Así transcurre la relación entre la provincia y el municipio. De fondo, la pelea electoral que amanece.

En las últimas horas había empezado a crecer la idea que Magario pudiera ser una opción para competir con María Eugenia Vidal por el sillón de la calle 6. Una pelea de mujeres aventuran, sostenida por el poder territorial que da el principal distrito de la provincia. Y además, con el agregado que, hoy, se busca voluntario para ir a un comicio donde el resultado parece cantado. ¿Quién hace el sacrificio? Para conservar el distrito, el peronismo podría proponer a Fernando Espinoza para que vuelva a la jefatura comunal.

Cambiemos hace rato le puso el ojo a La Matanza. En el oficialismo confían en las obras públicas que se realizan y en el efecto “metrobus”. En algún momento surgió otra vez el tema de la división, pero por ahora está archivado. Sin embargo, cerca de la gobernadora admiten que es difícil ganar en el 2019, pero aspiran a mejorar mucho la colecta de votos que le dé musculatura a lo que suponen será un triunfo abultado en todo el territorio bonaerense.

El elegido del oficialismo es el ministro de Educación Nacional Alejandro Finocchiaro. La decisión está tomada. Más allá que aparezcan otros nombres dando vueltas como incluso el del propio ministro de seguridad Cristian Ritondo. Otros que buscaban la puja local, como Miguel Saredi, vinculado al peronismo, quedaron afuera del ring. Al menos en Cambiemos.

La afrenta está lanzada. La Matanza vuelve a estar en el centro de la escena de la política provincial. Es un caso para seguir de cerca. Porque más allá de contienda con Cambiemos, los movimientos en ese distrito marcan el pulso de la propia interna peronista.

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