Por Carlos Tórtora.-

Cuando Sergio Massa formalizó su alianza integrándose al Frente de Todos, pasaron varias semanas hasta que se produjo su encuentro con Cristina Kirchner, de la que estaba distanciado desde su salida del gobierno K. Con bastante audacia, el tigrense se arrimó cuanto pudo a Alberto Fernández en la campaña electoral y se presentaba como su aliado más importante. Según esta visión optimista del massismo, el eje Alberto-Massa podría ser el centro del armado político del oficialismo. El caso es que a pocos días del cambio de gobierno, las señales de la realidad indican otra cosa. Malena Galmarini era señalada como la candidata más firme al futuro Ministerio de la Mujer. Pero ahora aparece desplazada y la candidata más sólida es la abogada de Milagro Sala, Elizabeth Gómez Alarcón. Como es sabido, las relaciones entre Malena y Cristina Kirchner no son las mejores.

Vetados

No menos tajante fue la caída como candidato a Ministro de Seguridad del massista Diego Gorgal, que ya había sido oficializado por Alberto para ese cargo. Gorgal viene del massismo y su trayectoria empresarial y académica (es graduado en Georgetown) lo acercó a otro allegado a Massa, el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, próximo a Donald Trump. Desde el cristinismo partieron las críticas que demolieron la candidatura de Gorgal. “Para terminar en Giuliani y la tolerancia 0, la dejamos a Bullrich y listo”, sintetizó un miembro de la mesa chica de CFK.

Por último, la diputada massista Mirta Tundis apuntaba firmemente para conducir la ANSES hasta que el ex presidente del Banco Central Alejandro Vanoli la eclipsó.

Las conclusiones son obvias: no serían casuales tantos vetos y habría una operación meticulosamente realizada para que Massa no ponga el pie en el gabinete de Alberto y quede entonces encerrado en la presidencia de la Cámara de Diputados. Hasta ahora, lo van logrando.

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