Por Guillermo Cherashny.-

Los entretelones que se produjeron en la embajada argentina en China cerraron la puerta hasta ahora para la llegada de la vacuna china Sinovac, que ya arribó a Chile en un número importante en América Latina como son 2 millones de vacunas. En esa sede diplomática fue nombrado el experimentado diplomático Luis María Kreckler, quizás el más importante de la cancillería por su larga trayectoria y manejo, aunque tiene 63 años y ocupó altos cargos en los gobiernos de Menem, Duhalde y los Kirchner en los mejores destinos que se manejan en el Palacio San Martín, lo que demuestra lo bien que se lo valoraba. Sin embargo, Felipe Solá lo tenía en la mira, porque Kreckler tenía línea directa con la vicepresidenta, quien lo reconocía como un gran diplomático, pero la familia es lo más importante en todos los casos y Sabino Vaca Narvaja, hermano de su yerno, con un título en ciencias políticas y un balbuceo en mandarín, fue nombrado comisario político junto a Kreckler y de ahí en más se dedicó a «serruchar el piso» con el argumento de que no cerraba con los chinos el contrato por la provisión de la vacuna Sinovac y hace mes y medio, entre Solá -quien temía que lo reemplazara como canciller- y el citado Vaca Narvaja le hicieron «la cama» y lo desplazaron. Pero pasados 45 días, no hay ninguna noticia sobre las actividades del «sangrebleu» montonero en lo que hace al cierre de un convenio sobre la compra de las 5 millones de vacunas, que fue el argumento para echar a Kreckler, y ahora que la república hermana de Chile recibió 2 millones de vacunas Sinovac demuestra que el puterío de Solá y de Vaca Narvaja no le sirvieron para nada al país cuando no sólo Chile sino también el estado de San Pablo en Brasil ya recibió 3 millones de vacunas chinas y espera un total de 20 millones, mientras la Argentina ni siquiera firmó ningún convenio con la República Popular China y nada se sabe con el «experto en sinoísmo» Sabino Vaca Narvaja.

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