Por Sebastián Dumont.-

Quizá sea la indefinida conducción del peronismo tras las derrotas nacional y bonaerense del año pasado. Lo cierto es que se observa un acelerado movimiento dentro de un grupo de nuevos alcaldes, los neo barones del conurbano que ya se mueven con intenciones de discutir la posibilidad de ser candidatos a gobernador en 2019. Todo parece muy prematuro, y en realidad lo es. Pero la realidad es que varios de ellos se entusiasman, a partir de algunas movidas, con esa posibilidad. Las ambiciones en política no son malas. El tema es que en menos de un año todavía no probaron que pueden ser buenos intendentes y ya parece querer probarse el traje de candidatos a otras cosas. El tiempo dirá.

Crece en la provincia de Buenos Aires, y sobre todo en el peronismo -la mayoría Frente para la Victoria- la visión de que los intendentes, sobre todo los que conquistaron territorios importantes, deben ponerse al frente de la nueva conducción del movimiento. Es más, como adelantó este medio, ya piensan en una opción propia para el año que viene sin tener que arreglar con Massa o esperar qué va hacer Florencio Randazzo.

La conferencia de prensa que encabezó a mediados de la semana pasada Martín Insaurralde en La Plata por el tema de las policías locales es una demostración de ello. El alcalde de Lomas, algo más experimentado entre los nuevos jefes comunales, podría repetir la experiencia de 2013 con CFK y encabezar la lista de senadores o diputados por la provincia de Buenos Aires. De irle bien, le abriría la puerta a pensar en el sillón de Dardo Rocha.

Otro intendente que se mueve con una aceleración inusual a menos de un año de su primer mandato, es Gustavo Menéndez, jefe de Merlo, quien tiene la medalla de haber destronado a un barón histórico con Raúl Othacehé que gobernó desde 1991. Si bien él no lo va a decir de manera pública, en su cercanía aseguran que su idea es la gobernación. Y operan para ello.

Menéndez encontró la veta de armar el Pacto de San Antonio de Padua para ponerse debajo del paraguas de Francisco y cobrar una visibilidad que como intendente es difícil de lograr en poco tiempo. Con ello, ha traspasado las fronteras de la provincia de Buenos Aires. Ha viajado varias veces al Vaticano y otras latitudes, lo que lo alejó de la gestión del día a día. En Merlo sostienen que es Gustavo “Lagarto” Soos quien lleva adelante las riendas de la gestión. Por como se mueve, es claro que el “tano” tiene otras ambiciones. Hasta en algunos pequeños detalles se le nota, como moverse en varias ocasiones en helicóptero que le prestaría uno de los Cirigliano. Sin dudas, un adelantado.

Los contactos con Massa se han acelerado. En la intimidad, Massa suele decir que, si hay alguien que lo puede “putear”, ése es Menéndez, por lo que sucedió en 2013 cuando lo dejó a un costado para arreglar con Othacehé. Ya hay analistas que hablan de un acuerdo para que sea candidato a gobernador del FR. Política de ciencia ficción.

Tampoco se puede descartar las ambiciones de Gabriel Katopodis, el intendente de San Martín, que va por su segundo mandato. A diferencia de Menéndez, ya lleva gobernando un distrito complejo hace casi cinco años. Es uno de los que diseñan la estrategia de poder armar poder propio entre los intendentes.

En el camino de los deseos de crecer políticamente, aún para varios de ellos hay un tema a resolver: sus propios gobiernos. Hábiles muchos de ellos en el arte de manejar las apariciones mediáticas, aún deben demostrar que son capaces para hacer bien lo que la gente les confió: gobernar sus municipios.

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