Por Enrique Guillermo Avogadro.-
“Llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre”. Aisha bint Muhammad ibn al-Ahmar
Se cumplieron 500 años desde aquel 2 de enero de 1492, en que el último Emir de Granada, Boabdil el Chico, se rindió ante el Rey de Aragón, Fernando el Católico, poniendo fin a los ocho siglos del dominio musulmán en España. Cuando el moro abandonó la ciudad, su madre le descerrajó la frase que sirve de epígrafe. Viene a cuento porque, al menos en América Latina, nos enfrentamos a un similar desafío y, una vez más, estará en las manos de sus ciudadanos decidir qué actitud adoptar frente a los huracanados vientos que soplan desde el Río Grande a Tierra del Fuego y amenazan, desde todos los cuadrantes, a las frágiles democracias que habíamos sabido construir, con mucho esfuerzo, en las últimas décadas.
Hubiera preferido dedicar mi nota semanal a analizar qué pasó o está sucediendo en la región y, claro, en la Argentina, pero deberá limitarme a hacerlo, en razón del máximo espacio que me permito utilizar, sólo a Brasil y a mi país, porque aquí el kirchnerismo cerril y el Caracol que se autopercibe Presidente no nos dan tregua.
Hace miles de años, Esquilo dijo: “En toda guerra, la primera víctima es la verdad”. La criminal guerra de Rusia contra Ucrania y los recientes hechos de Brasília lo confirman. Era previsible que se produjeran allí vandalismos dadas las enormes multitudes que se habían aposentado frente a las instalaciones militares en la capital, puesto que podían ser infiltradas (tal como hemos visto en Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) por terroristas financiados desde el exterior. Las agendas del Foro de São Paulo, del Grupo de Puebla y de la CELAC en pos de reconstruir esa estafa denominada “socialismo del siglo XXI” no se detienen.
Resulta harto difícil imaginar que el Presidente ignorara qué situaciones de riesgo podrían vivirse y, sin embargo, nada se hizo para evitarlas. Me pregunté a quién benefició lo sucedido y la única respuesta que encontré fue que al propio Luiz Inácio Lula da Silva. Si bien éste triunfó sobre Jair Bolsonaro por escasísimo margen, los partidarios del derrotado (casi la exacta mitad del país) ganaron las gobernaciones de los más importantes Estados e incorporaron un número mayor de legisladores en el Congreso federal; o sea, Lula asumió con una marcada debilidad política.
Pero después de la invasión de los palacios de los tres poderes, no sólo cosechó un inédito respaldo internacional -hasta Joe Biden lo invitó a una reunión en Camp David este mismo mes- sino que la popularidad de su oponente cayó verticalmente en las encuestas nacionales, todo lo cual empoderó al mandatario y le permitirá imponer su propia agenda legislativa, con todo lo que ello implica para el futuro de esa “Patria Grande” que imaginaron todos los populistas de la corrupta izquierda regional. ¿Podría haber sido ese logrado objetivo la verdadera razón de lo que pasó?
Pero volvamos a la Argentina, ya que el Gobierno ha iniciado una batalla crucial, condenada de antemano al fracaso por las inexistentes mayorías especiales que exige la Constitución para concretarlas. Me refiero, claro, a los dos temas que Caracol Fernández incluyó -como rastrera ofrenda a Cristina Kirchner, que lo desprecia olímpicamente- en la lista de proyectos que tratará el Congreso en las sesiones extraordinarias a las cuales convocó: la remoción de todos los ministros actuales de la Corte Suprema y la ampliación del número de jueces en el alto Tribunal.
La Comisión de Juicio Político tiene mayoría kirchnerista, incluyendo a los tres que obedecen a Sergio Aceitoso Massa; que sus diputados apoyen la iniciativa oficialista impedirá que el Congreso logre quórum para tratar los proyectos legislativos que el Ministro de Economía necesita y eso torna incomprensible su actitud, salvo que sueñe con que Cristina Fernández lo elija como candidato en las elecciones presidenciales de octubre. Los payasos que conforman ese circo disponible le permitirán al Gobierno generar un gigantesco ruido mediático que, como siempre, resultará un tema ajeno para una enorme proporción de los ciudadanos comunes, angustiados por la inflación, la inseguridad y el narcotráfico, y hoy obnubilados con el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa por una patota.
Las causas que se invocaron para el juicio político fueron la medida cautelar contra el manotazo de fondos a la Ciudad, la declaración de inconstitucionalidad de la composición del Consejo de la Magistratura y la aplicación de una ley general al caso de un preso político militar; o sea, por estar en desacuerdo con sus sentencias. El último tema merece un aparte, ya que cuando la Corte resolvió que correspondía a Luis Muiña utilizar el principio de la ley más benigna, el kirchnerismo y los organismos de derechos humanos tuertos tomaron las calles de Buenos Aires, y el Congreso sancionó una vergonzosa ley “aclarando” que no correspondía otorgar ese beneficio a los condenados por delitos de lesa humanidad en los simulacros de juicio habituales. Hasta Human Rights Watch, a quien no se puede tildar de favorecer regímenes de derecha, puso el grito en el cielo ante el inmundo ataque del Caracol contra la Justicia.
Creo que los republicanos no agradecemos lo suficiente a Mauricio Macri por la gira nacional que realizó después de las PASO de 2015 bajo el lema “Sí, se puede”; permitió que la diferencia final contra la fórmula de Fernández² fuera mucho menor de lo que se preveía; y la furibunda paliza que recibió el Frente para Todos en 2021 completó la tarea, ya que logró el milagro necesario para la supervivencia de la democracia al impedir que la banda delictiva que nos gobierna se hiciera con las mayorías legislativas que hubieran habilitado el “Vamos por todo” anunciado por Cristina Kirchner.
Ahora debemos elegir entre llorar y luchar, ya que ella está preparada para deslegitimar a su sucesor y evitar que pueda gobernar. La estrategia está cantada: si el pueblo no nos votó, fue porque la prensa y la Justicia lo engañaron, y no deberá reconocerse el resultado de las elecciones ni, claro, entregar los atributos del poder. ¿Le suena?
14/01/2023 a las 5:57 PM
Enrique, leo con interés sus notas y me permitiré agregar un prólogo:
En la faz política, está muy claro que el «poder» lo tienen los descendientes del ejército bolchevique de los 60/70.
Dada mi edad, me cansé de escuchar frases como: » Se les fue la mano» y otras miles, dichas incansablemente por la masa amorfa, ignorante y anómica de ovejas argentas..
Más jóven, me gustaba retrucar con: Ok, esperen unos años y el país será Cuba.
Más acá en el tiempo incluí Venezuela.
Ahora, veterano y cansado de todo, ya no prevengo más a nadie.
Montoneros, los Carteles y las bandas de forajidos varios han copado casi todo:
No esperen ni remotamente la intervención militar o policial: La justicia también fue infiltrada y ya no hay fuerza capaz de evitar el desastre final.
Juntos por el Cambio es la muleta del sistema (años ensalzando sin darse cuenta la figura de la Bestia, han logrado que se mantenga en el candelero hasta hoy)
Lamento repetir la frase que tanto odié por muchos años: Ahora sí: «La única salida es Ezeiza» esto, si no cortan la Ricchieri y la Grl Paz los malones de siempre.
PD: no sé si saben que Roca, Aramburu y Videla ya han muerto..
¿equivocado? Bien! Escucho ofertas…
16/01/2023 a las 7:09 PM
Sr.Sergio.
Con respeto debo detenerme en algunas palabras de su artículo: «ya no prevengo más a nadie». Yo a mis 81 le digo que debemos (los viejos, para algunos) seguir en la lucha contra la epidémica desgracia que nació allá por los años 40.En cuanto a los nombres que menciona en su PD. le digo que, lamentablemente, esos y otros que no viene al caso nombrar, junto a Juntos por el Cambio, nos hicieron perder la oportunidad de poner blanco sobre negro sobre este desdichado país. Creo que un pueblo copado por ingenuos, ignorantes, imbéciles y corruptos colaboró para que esta historia no sea distinta. De todos modos, no voy a declararme un fanático de la «nueva Democracia», todo lo contrario; pero es cierto que, por hoy, la única herramienta para poner algo de freno será, a no dudarlo, el voto. El tema es que en la medida que el votante, muchos encuadrados en la calificación sobre el pueblo que menciono, no tome conciencia que el barranco para la caída final está a la vuelta de la esquina; todo será mucho más trágico. Si no «calificamos»(espero no me destripen) ese instrumento a través de una educación cívica o entiendan que por este camino van a la noche más oscura aún si siguen votando a corruptos, impresentables o inservibles, todo será para ellos peor aún. Es cierto que revertir más de 7 décadas, no es tarea fácil; pero hay que comenzar. En este barco, por esas cosas del destino, estamos todos. Debemos tomar la topadora para eliminar esa montaña de basura producto del populismo y su hermana gemela la demagogia. Al menos esa mayoría silenciosa que, por fortuna, nos parieron distinto. Quiero decir, para que no se mal interprete, con valores sustanciales de todo ser humano: moral, conducta, valores, principios, voluntad y la mira puesta en un país que le sirva a todos y no a una minoría de sabandijas, esos que priorizan el egoísmo sobre el altruismo.
De modo que, Sr. Sergio: a luchar (desde las plumas) y acompañar, desde aquí u otros foros al Maestro, Dr. Enrique, que bien clara la tiene!.
16/01/2023 a las 10:25 PM
Muchas Gracias Argento41 !!!
Me ha devuelto la fe!
Tengo 21 años menos vividos que Usted pero he pasado por varias difíciles por mi Patria…
Comparto plenamente sus comentarios y parte de mi decepción reside en que «enfrente» (es decir la supuesta oposición) no es mucho mejor tampoco…
No tenemos líderes ni héroes ni nadie que impulse algo creíble.
En mi opinión, el último con esos títulos (Cnl Seineldin) nos dejó muy temprano y no sé si la pluma alcanza.
Cuando el tumor es maligno, grande y antiguo, sólo cabe esperar que el cirujano corte rápido y profundo…aunque a posteriori lo tilden de sangriento y violento…
El problema es que nadie quiere «operar». Los argentinos últimamente se conforman con pastillitas homeopáticas.
Un Abrazo Grande!
18/01/2023 a las 6:34 PM
Hola Sr. Sergio.
Gracias por leerme.
En cuanto al futuro; cada uno de nosotros, los de buena fe, desde donde corresponda debemos crear los anticuerpos y las vacunas necesarias para enfrentar esta pandemia política que pretende seguir asolando la República, con sus nuevas variantes. Fuerza!!! que no hay virus que no encuentre su final. En cuanto a la conducta del argentino, con pena, debo coincidir.