Por Guillermo Cherashny.-

Jaime Durán Barba no deja de dar sorpresas como la del domingo 19 pasado, cuando al terminar el recuento de votos que le dio el triunfo a Horacio Rodríguez Larreta sobre Martín Lousteau, lo convenció a Mauricio Macri para que aprovechara el rating de ese día y tratara de modificar el imaginario colectivo que lo ubica como un político de derecha, empresario, ajustador serial, insensible social y privatizador después de mas de una década de estatizaciones. Si la mayoría del electorado le creyó o no se sabrá el domingo 9 de agosto, fecha de las PASO. El jefe de gobierno quiso curarse en salud acusando al gobierno de esa supuesta imagen distorsionada que le crearon para demonizarlo. Como era obvio, el oficialismo aprovechó la ocasión para decir que Macri ya no representa el cambio y que ahora intenta avanzar dándole la razón a las estatizaciones del kirchner-cristinismo, contra las cuales el PRO votó en el Congreso. No sólo cambió su enfoque el jefe del PRO sino que dos días después aseguró que no era antikirchnerista, lo que fue aprovechado por Elisa Carrió y Ernesto Sanz, quienes ven la oportunidad de sumar votos en la interna de CAMBIEMOS. Marcos Peña, jefe de campaña de Macri, acompañó a su jefe diciendo que ellos están lejos del antikirchnerismo ciego, que es el sector fanático.

Verdades a medias

Siguiendo esta secuencia, Durán Barba entregó luego un instructivo para dirigentes y militantes del PRO para explicar por qué había cambiado Macri o bien que nunca dijo lo que le atribuye el inconsciente colectivo. Ayer, en Perfil, el consultor declaró: «se van enojar más los derechistas y el círculo rojo», dando a entender que Macri se siente cómodo con su discurso de centroizquierda. Y en una reunión con 50 dirigentes muy importantes dijo que Scioli tiene 65% de imagen positiva y que ese guarismo no es discutible, sea cierto o falso que el gobernador administre mal y no bien como Macri en la ciudad. Como colofón de este delirio ideológico, concluyó que Macri es el antisistema, lo que lo colocaría en el campo de Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa. En otras palabras, que hay que ser más populista y estatista que Scioli para ganarle. Es obvio que este cambio copernicano difícilmente les saque votos a Scioli o a Massa. Pero en cierto modo Durán Barba no está lejos de la realidad al ubicar a su cliente como antisistema. En efecto, Macri se asemeja bastante al ex presidente de Brasil Fernando Collor de Melo, un político hijo de un millonario, que no pertenecía a ninguno de los dos grandes partidos de Brasil. También era un don Juan como Macri, admirado por las mujeres y muy promocionado por el empresariado y los grandes multimedios como el Grupo O Globo. Para llegar a la presidencia, Collor se alió con partidos tradicionales y tuvo una gestión corta y marcada por grandes escándalos de corrupción en los cuales el gran protagonista era su cajero PC Farias. Bajo supuestas órdenes del mandatario, éste cobraba millonarias extorsiones a empresas interesadas en vencer concesiones y licitaciones del gobierno. Farias escapó a Asia, de paso por la Argentina. Luego enfrentó ante la Justicia cargos como tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito e, incluso, conexiones con la mafia italiana.

Farias fue asesinado en 1996. Mucho antes, Collor fue depuesto en el 92 por un impeachment, convirtiéndose en el primer presidente de América Latina en caer de este modo. Para algunos, las semejanzas entre Macri y Collor se extienden al paralelismo entre Farias y Nicolás Caputo.

Share