Por Sebastián Dumont.-

María Eugenia Vidal quedó encerrada en la pelea nacional de Macri con Sergio Massa y ve dificultada la aprobación del presupuesto, el endeudamiento y el cambio de autoridades en la Cámara de Diputados. La embestida del presidente contra el líder del Frente Renovador hizo entusiasmar a sectores del peronismo para buscar la unidad en la legislatura y ofrecerle a Vidal un cambio de acuerdo para poder obtener la gobernabilidad. Sin embargo, la mandataria bonaerense está en una encerrona producto de los dichos del propio presidente y de sus hombres más cercanos.

¿Cómo podría explicar María Eugenia Vidal un acuerdo en la provincia con el Frente para la Victoria, si Macri, Marcos Peña y compañía cayeron duro sobre Massa por haberse acercado al kirchnerismo en el proyecto de ganancias que obtuvo media sanción en diputados la semana pasada? Sería difícil de sostener. La foto de Randazzo con referentes muy K tampoco ayuda a cambiar en el medio del río.

El otro dilema lo tiene si mantiene el acuerdo con Sergio Massa en la provincia. Luego de todo lo dicho por Macri sobre el tigrense, para la gobernadora no es fácil mostrarse desobedeciendo la idea de romper que desde lo nacional quieren hacer con el Frente Renovador. Sostener el acuerdo sería para Vidal estar junto a la persona “menos confiable” de la política, según los propios dichos del primer mandatario. Sin dudas, una encerrona para Vidal.

De todas maneras, la gobernadora ha dado muestras de que no siempre la guían las ideas de Marcos Peña y Durán Barba para hacer política. Ha decidido sumar peronistas a su gobierno sin demasiados pruritos y pensando en la gobernabilidad y el crecimiento territorial.

Con el Frente para la Victoria partido como está en la legislatura, sobre todo en Diputados, el Frente Renovador sigue siendo la segunda minoría y por ende le corresponde la vicepresidencia de la Cámara. Al margen de que ello estaba arreglado de antemano cuando el año pasado se sentaron Vidal y Massa. Aquella charla derivó en Jorge Sarghini como titular de Diputados.

Los diferentes grupos K, entre los que están los intendentes, buscan la unidad pero cada uno busca llevarse su porción en la negociación. Por ahora, Vidal prefiere mantener el acuerdo con Massa y el GEN. Es lógico; sería difícil para ella pensar en un título donde su gobernabilidad esté garantizada en La Cámpora y el kirchnerismo. Prefiere a Massa, aunque, por ahora, tampoco le es fácil hacerlo público de esa forma. El resultado de todo ello: las cosas se demoran más de lo previsto. A pesar que sus propios hombres de confianza le habían garantizado que todo estaría aprobado mucho tiempo atrás. Nunca pensaron que el principal escollo sería el presidente y su pelea con el ex intendente de Tigre.

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