Por Alexis Di Capo.-

La tensión entre Javier Milei y Victoria Villarruel está instalada como el eje de una potencial crisis política. Por segunda vez en un mes, la Vice declaró que está lista para hacerse cargo si las circunstancias lo requieren. Su ausencia en la última reunión de gabinete habla por sí sola. El caso es que las relaciones entre ambos estarían interrumpidas y rápidamente hay una escalada de conflictividad no menor a la que envolvía las relaciones entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

Obviamente, Villarruel sigue herida por su marginamiento del Poder Ejecutivo, que empezó cuando el presidente no le entregó las carteras de Seguridad y Defensa, tal como le había prometido. Para colmo de males, Patricia Bullrich y Luis Petri están poniendo en marcha un plan para integrar a las Fuerzas Armadas a la lucha contra el narcotráfico, una estrategia que tenía en carpeta la Vice.

Algunas fuentes señalan que la reciente salida de Cecilia Pando reclamándole a Villarruel por el compromiso de liberar a los militares presos por la lucha antisubversiva habría sido apoyada por Bullrich. La vice respondió tomando distancia pública de los represores.

En este fuego cruzado, del despacho de Villarruel se dispararon críticas a la reciente purga de 22 generales dispuesta por el gobierno.

Macri, el tercero en discordia

El meollo de la conflagración entre el presidente y la vice parece pasar por el tercero en discordia. Milei no toleraría el creciente acercamiento entre Mauricio Macri y Victoria Villarruel. El expresidente estaría convencido de que en marzo habría una crisis de gabinete motorizada por una conmoción social y por, tal vez, la dilación en la sanción de la ley ómnibus, junto con múltiples fallos suspendiendo la aplicación del mega DNU. Atento a esta probabilidad, Macri se dispondría a colocar sus alfiles en el gabinete, es decir, Germán Garavano en Justicia y Diego Santilli en Interior. De darse esta crisis, el presidente saldría deteriorado de la misma y Villarruel tal vez fortalecida.

Mientras se respira un aire conspirativo, Macri batalla también con Bullrich, que ya no oculta que quiere ser electa presidenta del PRO para barrer al macrismo.

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