Por Carlos Tórtora.-

María Eugenia Vidal no sufre daño alguno en su imagen positiva y sus chances de ser reelecta el año que viene son enormes. Sin embargo, en la vereda peronista ya se disputa a brazo partido la candidatura a gobernador. Si bien ganarle a la gobernadora parece misión imposible, cualquier dirigente peronista que haga una buena elección quedará bien posicionado y, además, arrastraría unos cuantos votos más en su propio municipio.

Asi es que en el núcleo del poder kirchnerista bonaerense se está desatando una interna salvaje entre dos figuras con acceso frecuente a CFK. Se trata de la jefa comunal de La Matanza, Verónica Magario y su par de Avellaneda, Jorge Ferraresi, Ambos ambicionan la candidatura a gobernador e integran el núcleo duro de la ex presidente junto con los intendentes de Ensenada y Areco, Mario Secco y Francisco Durañona entre otros.

Aparentemente, Magario correría con una sólida ventaja al liderar el partido con mayor cantidad de votantes de la provincia. Pero Ferraresi hoy tiene una influencia especial en el circulo áulico de la ex presidente y, de hecho, sería el principal aportante para el sostenimiento del Instituto Patria.

Todo en familia

Lo cierto es que Magario y Ferraresi se asemejan en varios aspectos. Ambos son decididos partidarios de que el kirchnerismo no le abra el juego a Sergio Massa y Florencio Randazzo, en el caso de que estos quisieran participar de una gran primaria peronista, Hoy por hoy, el principal acompañante no K de Cristina es el gobernador puntano, Alberto Rodríguez Saá.

Pero aquellos no sólo están abiertamente contra la unidad sino que también apuestan a un esquema netamente nepotista. En el caso de Magario, su sucesor en la intendencia sería su pareja, el ya ex intendente Fernando Espinoza, hoy presidente del congreso del PJ bonaerense.

En cuanto a Ferraresi, si consiguiera la nominación a gobernador, impulsaría a su esposa la hoy diputada nacional Magdalena Sierra como candidata a la intendencia.

Esta competencia para imponer un esquema cerrado choca con algunas de las directivas que CFK impartió recientemente con la idea de abrir el juego a las facciones no kirchneristas.

Pero el nepotismo de Magario y Ferraresi podría volverse contra estos como un bumeran con un electorado cada vez más sensible a los escándalos, como lo probó recientemente Mauricio Macri explotando la venta de pasajes por parte de los diputados nacionales, con Elisa Carrió como primera vendedora.

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