Por José M. García Rozado.-

Mauricio Macri negó la posibilidad de un acuerdo con Sergio Massa, que este nunca ofreció. Al otro día Sergio Massa rechazó de plano competir con Mauricio Macri en una misma primaria, a la que nadie lo invitó. Parece un diálogo de sordos pero es apenas política y de la más tradicional. ¿De qué hablamos cuando no hablamos? En este caso se trata de la provincia de Buenos Aires, nada menos que el 40 por ciento del padrón. Ayer miércoles 29/04, los precandidatos presidenciales Sergio Massa y José Manuel De la Sota presentan en sociedad el frente político UNA (Unidos por una Nueva Argentina), el frente político en el cual competirán en las PASO de agosto. Dolido, el puntano se quejó de haber sido quien unió a estos dos hombres de “diálogo cortado” para que luego ¿lo traicionaran? “Obviamente me sorprende esta reunión de 2 componentes que ya habían elegido el nombre, los colores. No es el trabajo de una improvisación, sino algo planificado sin que nosotros lo supiésemos…”, manifestó esta mañana en radio “Vorterix”. Poco antes, desafió: “Sin mi aporte no tienen chances de ganar”. ¿Y el cristinismo o Scioli?

Quien tomó la palabra fue José Manuel De la Sota que dijo: “Estamos presentando un polo de cambio verdadero y duradero de nuestra Nación, ambos buscamos implementar un nuevo modelo de país, que sea alternativa al continuismo mediocre y al retroceso disfrazado de novedad por el otro”, afirmó el gobernador de Córdoba, que fue el primer orador. Luego habló Massa: “La idea de construir el verdadero cambio de la Argentina. Sentimos que es falsa esa idea, esa mentira, de que el camino es seguir como estamos o volver para atrás. Quienes estamos acá, haciendo nacer este espacio estamos convencidos que el camino de la Argentina está en el futuro”. Los precandidatos presidenciales, de esta manera, confirmaron que irán a internas y firmaron un acuerdo de varios puntos: 1º. La constitución de un espacio conjunto, con dos candidatos: José Manuel De la Sota por la Democracia Cristiana y Sergio Massa del Frente Renovador. 2º. Cualquier decisión para ampliar el número de candidaturas se realizará con el acuerdo de ambos candidatos (ante un eventual ingreso del puntano Adolfo Rodríguez Saá). 3º. La conformación de equipos técnicos para el intercambio de ideas sobre temas claves y 5º. La realización de tres debates nacionales sobre distintos temas.

Lo de Sergio Massa y José Manuel de la Sota de ayer fue la formalización del entendimiento que escenificaron el sábado pasado con una foto tomando un café en Palermo, que supuestamente “descubrió” Jorge Rial, a quien Massa suele darle estas primicias. Supuestamente, por este acuerdo ambos disputarán en las primarias del 9 de agosto la candidatura presidencial, del flamante UNA (Unidos por una Nueva Argentina), sello creado para reemplazar al massista Frente Renovador, una exigencia que impuso el gobernador cordobés, un optimista electoral que sostiene sin dudar que puede ganar la primaria, y en su entorno especulan incluso con la posibilidad de que Massa termine al final del camino disputado la gobernación de la provincia de Buenos Aires, ante la presión creciente de algunos intendentes del Conurbano que lo acompañan. Una curiosidad surgió de este acuerdo y fue la no inclusión en el mismo del puntano Adolfo Rodríguez Saá, uno de los primeros en promover el acercamiento. Sin perder la calma, el ex presidente afirmó: “Sin mi aporte no tienen chances de ganar”, olvidando las “agachadas -por ser cautos-” llevadas adelante durante la campaña del 2011 dentro del Peronismo Disidente/Federal. Esta mañana en diálogo con radio “Vorterix”, cuando se le preguntó si estaría en esta nueva fuerza, sostuvo que “lo de ayer es un hecho auspicioso, de enorme trascendencia y que me parece muy bueno, que dos de los tres componentes de los sectores peronistas estén unidos para la elección” pero que no lo llamaron: “No me llamaron. No llamaron al Peronismo Federal”. Afirmó que “hace más de un año” que está trabajando con Peronismo Federal “buscando la unidad del peronismo”. “Lo de ayer me parece muy bueno, que estén unidos. Nosotros festejamos este avance.”

El puntano afirmó: “aspiro a seguir luchando por la unidad, y seguramente voy a competir. Voy a ser candidato a Presidente”. Cuando se le preguntó si lo haría junto a De la Sota y Massa o por fuera, contestó que “cuando hablábamos con Massa y De la Sota, el diálogo entre nosotros era fluido y entre ellos, era con teléfono cortado, logramos que se hiciera un triángulo y conversáramos entre los tres, y fuimos progresando enormemente, cada vez con más fuerza”. El periodista Reynaldo Sietecase completó el cuadro: “Pero usted lo que logró al final es que se junten De la Sota y Massa y lo dejaran afuera”. A lo que Rodríguez Saá respondió de manera afirmativa aunque un tanto evasiva: “bueno, sí, hice un gran esfuerzo. Yo sufrí una operación de corazón muy seria y en el mes de diciembre estando aún en reposo hice una reunión, lo recibí en San Luis a Massa, y a parte de su equipo, en mi casa, iba con Othacehé y Mario Das Neves con Juanjo Álvarez e hice un esfuerzo enorme personal y los recibí en mi casa, hice todos los esfuerzo por la unidad. Obviamente me sorprende esta reunión de “2” componentes que ya hayan elegido el nombre, los colores, etc., obviamente no es el trabajo de una improvisación, sino que lo de ayer fue una puesta en escena estudiada, bien puesta, lo que implica un trabajo serio y profundo entre ellos, sin que nosotros lo supiésemos. Bueno, sabrán ellos”. E insistió: “con el peronismo unido tenemos chances de competir y de ganar”, por eso, “si me llaman, nos sumaremos a un esfuerzo común”. Para finalizar el asunto aclaró con reproches: “No estoy molesto, al contrario, estoy contento, es un paso enorme. Eh, tal vez por mi experiencia, por mis años de lucha, me cueste comprender las reglas del marketing político que desprecia la clase política y que valora más el maquillaje o la presentación”.

Por otro lado Macri dice que su candidata a gobernadora es María Eugenia Vidal, pero cerca suyo la mencionan como posible ministra de un Gobierno nacional encabezado por el PRO. Es muy sugerente que Macri sume con cuentagotas en la provincia como si tuviera todo el tiempo del mundo y al mismo tiempo del lujo de dejar en el limbo a Gustavo Posse. “Le estamos guardando el lugar a Sergio”, confesó uno de los principales armadores del jefe de Gobierno. Sergio Massa niega y se ofende -aparentemente en serio, y más después de lo de ayer- ante cualquier insinuación de su pase a la provincia. Pero se encargó que en este largo año y medio desde su triunfo en las legislativas del 2013, su espacio no consolidara ningún candidato a gobernador. Darío Giustozzi está deprimido y ya ni cumple con sus tareas de jefe del bloque de diputados nacionales del Frente Renovador. Francisco de Narváez quedó flotando y hace rato que no comparte fotos con Massa. Felipe Solá se bajó. Mónica López dice que mantiene su candidatura, pero todos huelen que a la película le falta un capítulo importante. Massa con todo el derecho del mundo sostiene que su proyecto presidencial sigue vivo. Que con el acuerdo con De la Sota -al que se sumarían los Rodríguez Saá-, más el impulso del acto en Vélez Sarsfield, el posible apoyo de Hugo Moyano y el peso decisivo de la provincia de Buenos Aires, sigue siendo un candidato competitivo. Es un juego de tahúres. De la Sota puede ir a la primaria contra Massa o bajar a senador nacional, con o sin acuerdo con Macri. Todo está en discusión. Es momento de mostrar y medir fuerzas para tratar de maximizar la ganancia.

Macri dice que no quiere a Massa por dos motivos centrales: Para que Lilita Carrió no lo ataque y porque está cansado de recibir golpes del ex jefe de Gabinete. “Cada vez que le tiro un centro me mata, ahora el que va a tener que moverse él”, le dijo al último de su círculo íntimo que le pidió que tenga un gesto con Massa. Pero no hay que confundirse. Macri sabe que sumando a Massa y De la Sota, está casi eliminado el riesgo de un triunfo de Daniel Scioli en primera vuelta. “Es un pragmático y quiere ser presidente, por supuesto que aceptaría a Sergio”, agregó otro de los hombres claves del líder del PRO. No hay tontos en este juego. Si Massa se queda sin paño para ser presidente en este turno, la gobernación no es un premio consuelo. Sería el gobernador peronista más importante. Clave con cualquiera que gane la presidencia. El mismo día que asumiera ese cargo volvería a ser presidenciable, tal vez incluso con más fuerza. Y en las parlamentarias del 2017 podría sumar pila de diputados nacionales, provinciales y hasta dos senadores nacionales. No es un plan B. El 10 de junio cierra el período para presentación de alianzas. Es decir, quedan 41 días para que termine esta danza. Sergio Massa ingresó en la etapa más crítica de su proyecto presidencial. Los márgenes de error se estrecharon al límite. Ya despilfarró con entusiasmo, el secreto placer de equivocarse. De la incorrección, el ninguneo. Su candidatura se mece sobre el filo, hecho que habla de un riesgo pero de ninguna manera enuncia un proyecto naufragado.

En el “war room” del Frente Renovador los asesores extranjeros -que acumula en capas geológicas-, coinciden en el diagnóstico con una mirada positiva: “Que suerte que esto ocurrió a seis meses de la elección y no un mes antes”. Es decir, si se hace todo bien hay tiempo para remontar la cuesta y soñar con el premio mayor. Hillary Clinton es, según sus consejeros, un ejemplo de una líder que en su momento sufrió la caída demasiado cerca de la votación y se le escapó la Presidencia. Empujado por su grupo originario de intendentes que vieron encenderse la luz roja, Massa inició la semana pasada un esfuerzo por reencauzar la campaña y ordenar su espacio político, que estaba cruzado de internas tan insignificantes como dañinas. Afecto a las tenidas gastronómicas -que ya le valieron retos para que baje de peso-, Massa reunió en Pilar a 20 intendentes de la provincia de Buenos Aires, el núcleo duro de su poder político. De las 9 hasta las 3 de la mañana, horario en que el diputado suele despachar mensajes de texto, el debate zanjó la primer decisión fuerte: Rechazar las presiones de un sector del establishment para que Massa se baje y acompañe a Mauricio Macri como candidato a gobernador. “Ni loco me subo a una aventura que puede terminar, en el mejor de los casos, con Macri en la Casa Rosada como títere del Coti Nosiglia”, chicaneó el intendente de Hurlingham, Luis Acuña. A su lado, el anfitrión Humberto Zuccaro exageró: “Esto es Massa o muerte, a matar o morir”. Se entiende la exaltación. Acuña y Zuccaro son los que acompañaron a Jesús Cariglino en el cisma más fuerte que sufrió Massa y que lo obligó a poner el freno de mano y volver a consultar a sus pares. Cariglino está técnicamente afuera del Frente Renovador. Fue el que se atrevió a decir en voz alta que Massa debía bajarse. “Luis, hacete cargo de Jesús”, lo despachó el ex jefe de Gabinete cuando se trató el tema del intendente de Malvinas Argentinas.

En la reunión se coincidió que la pelea de los precandidatos a gobernador había enredado el proyecto presidencial en un cabaret que Massa agitó y le terminó explotando en la cara. “Acá los que traccionan votos somos los extremos de la boleta, Massa y nosotros. No podemos seguir tolerando que los del medio nos marquen la agenda”, sintetizó uno de los presentes. Por eso, Massa avanzó en definiciones que venía demorando. Este sábado en San Martín se hará un congreso que decidirá lo que está decidido: El Frente Renovador tendrá dos candidatos a gobernador, Darío Giustozzi y Francisco de Narváez. La lista de diputados nacionales la armará Massa y la de legisladores provinciales los intendentes. Punto. ¡El armado nacional y la vía del medio! Massa se trasladó hasta la sede de avenida La Plata del sindicato de petroleros que dirige el senador Guillermo Pereyra. Allí lo esperaron Ramón Puerta y Juan Carlos Romero. La idea fue resucitar el acuerdo con el Peronismo Federal que habían esbozado el año pasado. Se habla incluso de una fórmula compartida, reubicando a Roberto Lavagna en “otro lugar”. Adolfo Rodríguez Saá todavía y a pesar de las críticas (ver arriba) no dio el sí definitivo ni el no, aunque mantiene conversaciones, mientras habla al mismo tiempo con José Manuel de la Sota. El gobernador cordobés, en un movimiento fractal muy natural en el peronismo, a su vez dialoga con Daniel Scioli, intentando aún que se aparte del cristinismo (?).

Para De la Sota la situación no es sencilla. Massa tiene un canal directo con Olga Riutort que mide fuerte en la capital provincial y Scioli apoya la candidatura a gobernador de Eduardo Accastello, que empezó a crecer en serio. Accastello, pícaro, dice a quién lo escucha que quiere a Adriana Nazario como vice. Se trata, claro, de la nueva esposa de De la Sota. La política siempre encuentra la manera de superar su crueldad natural. Por eso, ahora De la Sota maquina un acuerdo con Scioli para poner a Accastello como vice de su aliado Juan Schiaretti, y así romper la multipolaridad provincial. ¡Se verá! El riojano Eduardo Menem también es parte de estas conversaciones. Se trata de un combinado heterogéneo que jura que tiene estructura política en 15 provincias. Algo parecido le garantizaron a Duhalde en sus últimas incursiones electorales y así le fue, aunque en aquella oportunidad (2011) el Adolfo tuvo mucho que ver. Como si necesitara más suspenso, la otra fecha clave que enfrentará Massa fue el último día del mes de marzo, cuando los perdedores de la Convención nacional presionaron a Ernesto Sanz, con pobres resultados. Morales, Cano, Alfonsín, Naidenoff y otros, exigieron precisiones sobre la libertad de acción que les dio el punto cinco del documento aprobado en la Convención Nacional, para avanzar en sus distritos en alianzas que incluyan al massismo además de al Pro. Así con retazos de uno y otro lado, Massa intentará articular algo parecido a una estructura nacional. ¡Nada para alarmarse ni muy distinto a lo que ensaya Macri!

En todo caso, el problema central del ex jefe de Gabinete está en otro plano más inasible. El posicionamiento de su oferta. Se vive una situación paradójica, según varios analistas la sociedad se está polarizando entre los que pretenden la continuidad -Scioli o Randazzo- y los que quieren el cambio -¿Macri?-, todos sin ninguna propuesta seria. Es decir, que se estrecha el espacio para los candidatos “catch all” que al estilo de Clinton -el que ganó- roban votos de todas las franjas ideológicas. La paradoja es que según los estudios que le acercan a Massa, el grueso de la sociedad sigue rescatando cosas de la experiencia cristikirchnerista y reclamando cambios. O sea, como siempre, el ganador será aquel que acierte en el blend preciso que construya una nueva mayoría. Se sabe que los autores de éxito no son los que escriben pensando en determinado lector, sino los que logran inventar su propia audiencia.

Share