Por Carlos Tórtora.-

La semana política se inicia bajo el juego de las contradicciones impuesto por el gobierno nacional. Por un lado, la Casa Rosada necesita la mayor cantidad de votos posibles para poder tratar la Ley Ómnibus en Diputados. Pero por el otro, toma nuevas medidas de recorte a las provincias que dificultan la obtención de esos votos. En este caso, no se trata en realidad de nuevos recortes sino de la traducción legal de los mismos. El Decreto 280/2024 eliminó el Fondo Nacional de Incentivo Docente, el Fondo Compensador al Transporte y los giros que la ANSES le realizaba a 13 cajas de jubilaciones provinciales. El decretazo puso fin a las expectativas provinciales de revertir la situación.

En síntesis, la negociación de la ley ómnibus ingresa en una etapa crítica, con los gobernadores resentidos y sin ánimo de acordar. Una vez más, Milei pretende acordar sobre la base del sometimiento y no de una negociación política abierta. Aunque esto es de difícil pronóstico, sí se puede señalar que ahora la suerte de la ley ómnibus pende de un hilo.

El plan Máximo

Pero estas señales de alarma se complementan ahora con otras que surgen del bloque de diputados de UxP. Máximo Kirchner se puso a la cabeza de una ambiciosa operación. Él calcula que, si en los próximos días se estancan las negociaciones por la ley ómnibus y el pacto fiscal, se crearía una masa crítica de diputados lo suficientemente significativa como para voltear al DNU 70/23, ya rechazado por el Senado. Y se produciría entonces su derogación, lo que implicaría la semiparalización del gobierno. Es así como el estancamiento de las negociaciones entre el gobierno y las provincias puede derivar en una derrota mayor para Milei. Éste apuesta a la suerte y a que los gobernadores pierdan su voluntad de dar pelea.

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