Por Luis Alejandro Rizzi.-

En el artículo de Clarín que dio origen a esta nota se señala: “La película 2020-2023 dice que el rojo operativo de las empresas públicas fue de US$ 18.035 millones de dólares, siempre calculando el déficit operativo acumulado cada año (en pesos) y convertido a dólares usando el tipo de cambio promedio de cada año. El plan del Gobierno de Milei es privatizar muchas de estas empresas”.

En el listado de empresas hay varias cuyas tarifas las fija el propio estado, en valores irrisorios o ficticios, por lo tanto, la pérdida que resulta se debe a razones político-partidarias originando problemas de muy difícil resolución.

Volviendo al listado de Clarín, CAMMESA no está incluida, aunque registra un crédito contra las distribuidoras que difícilmente se pueda pagar de $636.000 millones.

Hay empresas como Aerolíneas Argentinas, que fija sus propias tarifas, que en el lapso 2020-2023 habría perdido 2.907 de dólares.

En este caso se está claramente en un problema de mala gestión, ya que la tarifas que fija son insuficientes para hacerla sustentable.

La cuestión se puede analizar en dos planos. Uno directamente señalaría que es una empresa inviable, ya que el nivel tarifario debiera ser de tal magnitud que la haría no competitiva y para competir necesita que sus tarifas se completen con subsidios.

La tarifa más el subsidio pone en el mercado a una empresa que compite de modo desleal con el capital privado.

Además, Aerolíneas Argentinas absorbe más del 60% del mercado, lo que hace muy difícil saber cuál debiera ser el nivel tarifario.

¿Aerolíneas Argentinas pone un piso o un techo?

El otro plano, y en mi opinión obedece a una lectura más positiva de los números, sería que Aerolíneas Argentinas debe ajustar su operación en función de costos óptimos de explotación que evidentemente no han tomado en cuenta las últimas gestiones, incluidas las del gobierno de Mauricio Macri.

En verdad, no creo que sea una empresa inviable, pero sí que debe demostrar que puede ser sustentable con sus propios recursos.

Días pasados me contaba un conocedor del mercado que la cuestión de base es que la conectividad del cabotaje depende de Aerolíneas Argentinas. Si desapareciera de un día para otro el país quedaría desconectado.

Es obvio que no se puede anunciar una paralización gradual de la empresa, porque ello generaría desánimo y fatalismo en su personal y me animo a decir que se podría poner en riesgo la seguridad operacional.

Una nueva gestión debe examinar el costo operativo ruta por ruta y discontinuar todas aquellas que den números negativos. Es probable que se deba diseñar un sistema de subsidios a la demanda, ya que sabemos que existen conexiones necesarias que carecen de volumen de mercado. En estos casos, de modo simultáneo se deberían desarrollar empresas feeder, que no pretendan partir de un modelo de línea tradicional sino todo lo contrario, con aeronaves de capacidad máxima de 40/50 pax.

Esta cuestión también deberá ser resuelta con participación de provincias de menor densidad de población. Ejemplo las patagónicas, las del norte y quizás las del litoral, éstas también teniendo en cuenta el tráfico regional entre localidades cercanas.

A modo de epílogo, los números rojos no deben servir para fomentar una suerte de nihilismo, que genera desesperanza, sino más bien debe ser un incentivo para buscar soluciones a problemas que obviamente no son simples y arrastran una historia de facilismo populista que no se puede modificar de un día para otro.

Los shocks sólo existen en el plano de la utopía; si los llevamos a la realidad, generamos fatalmente una distopía.

Cammesa y Aerolíneas Argentinas tienen una fatalidad común; la solución no viene ni por suprimir el servicio de provisión de energía eléctrica ni la conectividad en el cabotaje.

Así son las cosas…

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