Por Carlos Tórtora.-

German Martínez sorprendió ayer formalizando un pedido de convocatoria a una sesión especial para tratar el DNU 70/23. De rechazarlo la Cámara de Diputados, el decreto quedaría automáticamente derogado y se desmoronaría buena parte de la ingeniería jurídica del gobierno, dejando de tener vigencia muchas de las principales desregulaciones de la era Milei. Para empezar, habrá que ver si Martín Menem accede a convocar la sesión o intenta ganar tiempo para ver cuántos votos tiene el oficialismo. Todo hace suponer que si UxP pide la sesión es porque el kirchnerismo ya hizo un pormenorizado conteo y le da que el mega DNU será rechazado. La ofensiva kirchnerista viene a coincidir con el inminente tratamiento de la nueva ley ómnibus y si se afianza la ola opositora podrían caerse ambos, esto es, el DNU y la ley.

Incertidumbre

Días atrás la Corte Suprema de Justicia alivió al gobierno en este tema rechazando tratar la acción declarativa de certeza presentada por el gobernador de La Rioja Ricardo Quintela, que planteaba la inconstitucionalidad del DNU 70/23. La Corte rechazó tratar el tema por entender que no existía en el expediente una verdadera causa o litigio judicial que obligara a su resolución.

Todo quedó entonces en manos de la Cámara de Diputados, en una cuenta incierta acerca de si hay mayoría para aprobar o rechazar.

La incertidumbre acerca de quién tiene mayoría para aprobar o rechazar construyó entonces un escenario que parecía difícil de quebrar hasta que Martínez irrumpió con su pedido de sesionar. Ahora ambos bandos se ven obligados a mostrar sus cartas y en la Casa Rosada se preocupan por la reacción que tendrían los mercados ante la eventual derogación del DNU.

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