Por Carlos Tórtora.-

Una nueva puja, silenciosa por ahora, acaba de comenzar en el oficialismo y es la carrera por las candidaturas para las elecciones legislativas de este año. El tema exige precisiones, porque la novedad es que el Frente de Todos formalmente es una coalición en la que conviven tres sectores claramente diferenciados: el kirchnerismo, el peronismo y el Frente Renovador. En lo que va de la gestión de Alberto Fernández, los seguidores de Cristina Kirchner no cesaron de acumular poder y la caída de la ministra de Justicia Marcela Losardo puso más en evidencia que ella toma las decisiones más relevantes. El otro punto es que el albertismo como corriente política parece haber abortado tempranamente desde el momento en que el presidente no muestra intención alguna de liderar un espacio. En cuanto al peronismo no K, la ausencia de un liderazgo conspira en su contra y ninguno de los gobernadores ha dado el paso al frente, contentándose todos con coexistir con el kirchnerismo. Queda Sergio Massa que, como es lógico, por ser el más débil, reivindica el funcionamiento de una coalición de tres tercios. Días atrás un importante dirigente de la Cámpora le habría advertido al presidente de la Cámara de Diputados que sus pretensiones de colocar un tercio de los candidatos a diputados nacionales estaba fuera de toda posibilidad. En el Instituto Patria le concederían al massismo una diputación entre los primeros lugares de la lista para Malena Galmarini y otra para el presidente del club Lanús, Nicolás Russo.

Para Massa, esta perspectiva lo pondría ante la opción de aceptar lo que le den o chocar públicamente con el bloque del poder, lo que no estaría dispuesto a hacer. Con la vista puesta en el 2003, el jefe de los renovadores apuesta a un pacto con el cristinismo para ser presidente dejándole a Máximo la gobernación de Buenos Aires. Su principal rival es Axel Kicillof, sin duda el preferido de la vicepresidenta para suceder a Alberto Fernández.

La acumulación

Volviendo a las diputaciones, el kirchnerismo duro quiere sumar este año a la mayor cantidad posible de incondicionales en las bancas porque, ante la perspectiva de que la economía no repunte, prevé un recrudecimiento de la oposición. De ahí que la Cámpora piensa en ceder la menor cantidad de bancas posible a los intendentes peronistas del conurbano, que las reclaman en muchos casos porque, de acuerdo a la nueva legislación, no podrán ser reelectos. Es un misterio cuánta incidencia en el armado de las listas puede llegar a tener AF pero algunos de sus allegados anticipan que no se embarcaría en una batalla por las bancas. Sin reelección a la vista, el presidente evitaría estas pulseadas de las que puede salir malparado.

De algún modo, el reparto de las candidaturas tal como viene perfilado, pondría en claro que la coalición subsistirá, pero que su socio mayoritario tendrá mayoría propia en el directorio siendo los otros dos simples acompañantes.

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