Por Sebastián Dumont.-

A veces los deseos se pueden cumplir, pero en otras ocasiones no. Parece que esta última opción es la que está sucediendo en la provincia de Buenos Aires sobre un grupo de dirigentes que aspiraban a convertirse en la renovación de la política y alejarse definitivamente de la conducción de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner. A pocos meses de las definiciones electorales, la historia parece pasar por otro lado. Y hasta los más críticos dentro del justicialismo ya no descartan alinearse detrás de la figura la “arquitecta egipcia”. El encuentro del PJ del sábado en Santa Teresita servirá de termómetro para evaluar esta situación.

Los intendentes del Frente para la Victoria se dividieron en la provincia de Buenos Aires en dos grupos: el Fénix y el Esmeralda. El primero de ellos siempre más cercano al cristinismo, mientras que el segundo fue el que marcó las mayores diferencias. Pero las cosas han ido cambiando. La idea del macrismo de ayudar a la división choca con las medidas del gobierno que vuelcan la balanza para el otro lado. Nadie quiere quedar pegado a un gobierno con medidas de ajuste. Y ante la falta de liderazgos claros, vuelve a emerger la figura de la ex presidente. Es cierto que hubo una peligrosa intencionalidad del oficialismo de mantenerla en la escena. Pero el tiro puede salir por la culata.

En ese contexto, ya los intendentes se muestran alineados a la estrategia de la ex presidente, aunque querrán hacerse valer a la hora del armado de las listas. Por eso designaron más apoderados partidarios. Se acabaron los tiempos de las listas a dedo desde Olivos. Discusión interesante que se viene para los próximos meses.

Síntoma de que las cosas no andan bien y hay un retroceder “en chancletas” de varios intendentes, sobre todo los del Esmeralda. Ya no descartan ir en la lista de CFK. Sobre todo con los números en la mano. ¿Puede Martín Insaurralde jugar en contra de la ex presidente si ella suma más de 30 en Lomas? Difícil. El panorama se repite en varios distritos, sobre todo del segundo cordón del conurbano.

En gran parte, para esta situación han contribuido el gobierno y sus medidas. Muchas necesarias, es cierto, pero de alto impacto al bolsillo de los trabajadores. De hecho, los jefes comunales del grupo Fénix avanzan para frenar los tarifazos.

Durán Barba consideró que la elección es difícil pero que Cambiemos la puede ganar. Es cierto. Aún eso es posible porque falta un largo camino para transitar. El problema es si el ecuatoriano evalúa la posibilidad de que el peronismo se alinee atrás de Cristina Kirchner. Hasta los más díscolos ya no lo ven como algo tan lejano.

El sábado en Santa Teresita habrá conclave. El camino parece ser, en esta elección, la mayor unidad posible. O en todo caso, buscarían una interna fuerte para sumar en agosto y conseguir el título de ser la fuerza política más votada de la provincia. El camino hacia octubre se pondría más que interesante.

No está dicha la última palabra. La figura de CFK igualmente irrita a gran parte del electorado. La pregunta es si Sergio Massa, tercero en discordia, puede capturar ese descontento de uno y otro lado de la grieta. Por ahora, el mayor hacedor de la posible unidad del peronismo es el gobierno. Está logrando lo impensado hace meses atrás.

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