Por Guillermo Cherashny.-

Ya señalamos que los tres votos de los diputados pampeanos fueron claves para aprobar la ley que favorecía la interrupción del embarazo y en ese voto tuvo responsabilidad Carlos Verna, el veterano gobernador y viejo lobo de mar, quien tiene excelentes relaciones con Miguel Pichetto y Sergio Massa y es un enemigo acérrimo de Macri desde el 2015 por una disputa territorial que tiene con su vecina Mendoza, donde gobierna Alfredo Cornejo, el ex amigo de Macri. Y decimos ex porque desde el tarifazo, que fue cuestionado por el gobernador, las relaciones están en su peor momento.

Así las cosas, Carlos Verna hizo palo, carambola y tronera, es decir, coincidió con sus amigos Pichetto y Massa en acercarse a los millennials que en forma abrumadora apoyan el aborto. Además, compartió esa evolución con Durán Barba y los progresistas en la sanción de la ley y por último cobró 400 millones para su caja previsional, que reclamaba hace tiempo.

En efecto, Verna aprovechó la necesidad de Macri de que saliera la ley, porque la mayoría del PRO se oponía y quedaría ante los millennials como el que abrió el debate pero se opuso a su sanción. Pero al aprobarla quiso culpar al peronismo senatorial, pero el senador Pichetto, quien ya había anticipado el voto a favor, contará con los dos senadores de La Pampa y más de la mitad de su bloque, más los radicales, más los seguidores Cristina, con lo cual la ley será aprobada en el Senado. Así quedaría que los méritos ante los millennials se repartirían entre Macri, Cristina y los peronistas racionales y, si el presidente la vetara, como exigirá la Iglesia, quedaría muy mal parado ante los jóvenes y la nueva política.

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