Por Carlos Tórtora.-

La renuncia de Elizabeth Gómez Alcorta puso en marcha los cambios en el gabinete. Ahora, casi sin apoyo sindical, Claudio Moroni se tambalea en Trabajo mientras Alberto Fernández pensaría en retornarlo a Santiago Cafiero a la Jefatura de Gabinete, en tanto que Jorge Arguello iría a cancillería y el tucumano Pablo Yedlin reemplazaría a Juanchi Zabaleta en Desarrollo Social. No se conoce cuáles son los planes de Cristina Kirchner para este cambio de gabinete pero sí es cierto que su relación con el presidente volvió a estar gélida. Por partida doble, también habría un congelamiento entre ella y Sergio Massa. A éste el kirchnerismo lo acusa de estar haciéndole el ajuste a JxC. Las perspectivas de una inflación de arriba del 6% para los próximos meses habrían convencido a la vicepresidenta de que, para conservar su capital político, debe mostrarse cada vez más distante de la Casa Rosada y del Ministerio de Economía. La plana mayor del cristinismo ya trabaja sobre la hipótesis de una derrota electoral casi irreversible. Una de las pocas armas que le quedan al gobierno para conmover el tablero electoral es sancionar la suspensión o derogación de las PASO creando así condiciones para que se agudice la interna de JxC y aumenten las posibilidades de una fractura. La operación no es simple e implica que el oficialismo sume en Diputados los votos de Javier Milei y Victoria Villarruel. Pero valdría la pena intentarlo porque una PASO con voto masivo de la oposición unificada sería el prólogo de un triunfo de JxC en primera vuelta.

Encerrada

La clave, una vez más, es qué dirección va a tomar la vicepresidenta. Ella se encuentra trabada en su guerra contra la justicia, porque la ampliación de la Corte Suprema no pasará por el filtro de Diputados, mientras que se acerca la hora del dictado de la sentencia en la causa de Vialidad. Si ésta es condenatoria, CFK sufriría un serio debilitamiento político en momentos en que hay probabilidades de fisuras en el PJ, porque Facundo Manes y Juan Schiaretti se estarían acercando y muchos gobernadores adelantarían sus elecciones locales si no se suspenden las PASO. Con un Massa que no parece tener destino en la lucha contra la inflación, el horizonte electoral de Cristina se oscurece y la perspectiva de salir segundo aún en Buenos Aires se afianza para el Frente de Todos.

Rumbo a una situación crítica, todo indica que la vicepresidenta debería intentar encontrar una salida a la encerrona. La gran incógnita es quién será el candidato a presidente que ella elija. En su entorno pugnan porque ella se postule pero en caso de perder quedaría sin fueros. El baldazo de agua fría que acaba de recibir Lula en la primera vuelta de las presidenciales de Brasil es un llamado a la reflexión para el kirchnerismo.

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