Por Antonio Rossi.-

En medio de la disputa con los gremios docentes que sigue subiendo de tono, la administración macrista va camino a toparse con un nuevo conflicto sindical que promete generar mucho ruido y malhumor de los usuarios.

En los próximos días, la histórica “Línea 60” de colectivos podría quedar otra vez envuelta en un serio conflicto laboral por las sanciones que se apresta a tomar la concesionaria privada que opera los distintos recorridos de la empresa.

De acuerdo con la información que manejan los funcionarios del ministerio de Trabajo que conduce Jorge Triacca, los dueños de MONSA (Microómnibus Norte SA, la sociedad que opera los ramales de la línea 60) tendrían previsto aplicar un paquete de suspensiones y despidos que abarca a casi 50 delegados y choferes que el año pasado habían atacado y destrozado las oficinas de la empresa.

Los desmanes se habían registrado en los primeros días de septiembre de 2016 luego de que falleciera un empleado del taller de Barracas al ser aplastado por un colectivo que se desplazó del elevador en que estaba siendo reparado.

Tras la muerte del operario, los delegados gremiales enrolados en la izquierda combativa que no comulga ni acata las decisiones de la UTA paralizaron los servicios durante 10 días.

Luego de reclamar mejores condiciones de seguridad en las cabeceras y en colectivos, en un momento de conflicto un grupo de choferes agredió al personal administrativo de la empresa y provocó numerosos daños en las instalaciones.

Ante esa situación, la cartera laboral había dispuesto una “conciliación obligatoria” que se extendió casi seis meses y recién culminó a fines de febrero.

Con las filmaciones de las cámaras de seguridad y los elementos reunidos en la causa judicial que se abrió por ese conflicto, ahora el grupo que explota la línea 60 habría decidido ir a fondo con las suspensiones y desvinculaciones de los choferes que estuvieron involucrados en los graves incidentes y destrozos.

Tras haber completado los sumarios administrativos correspondientes, la empresa estaría remitiendo los telegramas de despidos en los próximos días, lo cual derivará seguramente en una fuerte reacción gremial.,

El control mayoritario de la 60 está a cargo del grupo NUDO, que actualmente explota las líneas 5, 50, 99, 106 y 107. Este consorcio está conformado por dos grandes jugadores del sector: el grupo DOTA -que tiene más 1.700 vehículos y opera, entre otras, las líneas 5,8,23,44,76,91,101 y 188- y Nuevos Rumbos, la concesionaria de las líneas 26 y 132. También forman parte de MONSA las empresas Rosario Bus y Micro Ómnibus Tigre.

En la cartera laboral no descartan que los delegados de la izquierda alineados con la TPR (Tendencia Piquetera Revolucionaria) salgan a resistir las sanciones con una paralización de los servicios y cortes en la Panamericana en los horarios pico frente a la cabecera de la línea en Escobar.

El inicio de un nuevo y prolongado conflicto en la línea 60 implicaría para el Gobierno un dolor de cabeza adicional no sólo porque se agravaría el actual clima de descontento y reclamos sectoriales, sino también porque se vería obligado a intervenir para que no resulten afectados los casi 300.000 usuarios diarios que se movilizan en los distintos ramales que tiene concesionados la empresa.

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