Por Guillermo Cherashny.-

El kirchner-cristinismo tenía por política dividir a todos los sectores y el sindical no fue una excepción. Estaba la CGT Azopardo de Hugo Moyano, la CGT Balcarce de Caló, denominada así por su cercanía con la Casa Rosada, y la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo, que se opuso desde que asumieron los Kirchner. Pero Macri, al poco tiempo de asumir, liberó el cepo al dólar, que era una medida imprescindible, pero no se tomó en cuenta que los precios de los alimentos estaban fijados con el dólar oficial de $ 9,60 y, al eliminar las retenciones al agro y economías regionales -que también era necesario-, se dispararon aún más los precios de los alimentos, que hasta el día de hoy siguen subiendo. Y como había prometido que las clases iban a empezar en febrero, convalidó un aumento del 36% para los docentes bonaerenses y porcentajes parecidos en otros gremios, que alimentaron más la inflación, y por último el tarifazo, aunque suspendido para los domicilios, les pega a los comercios y Pymes. De ahí que le hicieran la marcha de San Cayetano con convocatoria masiva. Y, si bien la marcha de la resistencia K fracasó la semana pasada, ayer las dos CTA -la de Yasky y la de Micheli- más un puñado de gremios, tuvieron una importante cantidad de gente, o sea, unas decenas de miles, que no desbordaron la plaza. Pero la convocatoria fue importante y la conclusión final fue la casi segura unificación de la CTA, otro logro del presidente Macri.

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