Por Hernán Andrés Kruse.-
El 4 de junio se cumplió el tricentésimo trigésimo primer aniversario del nacimiento de un médico cirujano francés que fue, además, un destacado economista. Francois Quesnay nació el 4 de junio de 1694 en Méré, cerca de París. En dicha ciudad estudió medicina y cirugía- Luego de obtener el título de maestro cirujano se estableció en Mantes. En 1737 fue designado secretario perpetuo de la Academia de Cirugía, cuyo fundador fue Francois Gigot de La Peyronie. En 1744 obtuvo el título de Doctor en Medicina. Llegó a ser primer médico consultor del rey Luis XV. También descolló en la economía. Fue el primero en emplear modelos de programación matemática en sus estudios de economía. En 1750 conoció a Vincent de Goumay (otro pionero del pensamiento económico). Ambos fundarían la escuela económica conocida como “fisiocracia”. Su obra más relevante fue el “Tableau Économique”, que sentó las bases de dicha escuela. Falleció el 16 de diciembre de 1774 (fuente: Wikipedia, la Enciclopedia libre).
Buceando en Google me encontré con un ensayo de P. Maragall (Facultad de Ciencias Económicas-Universidad Autónoma de Barcelona-España) titulado “Quesnay y la economía política clásica”. Expone con meridiana claridad las ideas medulares del pensamiento económico de Quesnay.
CAPITALISMO Y FEUDALISMO EN QUESNAY
“Es bien sabido que todo el modelo económico de Quesnay reposa sobre la productividad de la agricultura, es decir, sobre la capacidad de ésta para producir más de lo que absorbe como gasto material. No es tan corriente, sin embargo, la observación de que en la teoría de Quesnay se comparan dos modelos socio-tecnológicos, el primero correspondiente a un universo feudal y el segundo a un universo capitalista. Por supuesto, el sistema capitalista aparece en la alternativa no como un capitalismo plenamente desarrollado sino como una criatura frágil, incapaz aún de sostenerse sobre sus dos piernas, agricultura e industria. Pero aún si la tierra se concibe como materialmente productiva per se, lo que la hace capaz de producir valor neto es la agricultura capitalista en gran escala.
Las siguientes citas destacan claramente este punto. En el artículo Fermiers de la Enciclopedia Francesa, Quesnay establece una neta distinción entre campesinos ricos que trabajan con caballos y campesinos pobres que trabajan con bueyes. La distinción se repite en la forma de tenencia de la tierra: en el primer caso la tierra es arrendada contra el pago de una renta en dinero (renta que es fija por la duración del contrato); en el segundo caso la cosecha se divide entre aparcero y propietario según una proporción fija. Lo que es más importante: los campesinos ricos se supone que adelantan el capital circulante y la mayor parte del fijo que se requiere para trabajar la tierra. Los aparceros en cambio trabajan con pequeños capitales, concretamente los bueyes, cuyo valor es adelantado por el propietario.
“El arrendatario (fermier) que monta su explotación con cuatro caballos tiene que gastar una cantidad considerable antes de obtener la primera cosecha… tiene que gastar en caballos y resto del ganado… aportar el grano… proveer de comida a los trabajadores. En las regiones en las que no hay arrendatarios capaces de sufragar estos gastos iniciales, el propietario tiene que conformarse con el cultivo a base de bueyes por labradores que le entregan la mitad de la cosecha. Este tipo de labor de la tierra requiere muy pocos gastos por parte del aparcero: el propietario pone los bueyes y las semillas; los gastos del aparcero se limitan a los útiles de trabajo y su propio sustento hasta la primera cosecha, y aun muchas veces el propietario tiene que correr con todo esto” (Quesnay).
La aparcería era el modo de producción que prevalecía en tiempos de Quesnay en Francia. Los campesinos ricos cultivaban sólo 1/8 del total de las tierras trabajadas. El resultado de esta situación era «una enorme degradación de la agricultura en Francia, debido a la falta de arrendatarios». Otras clases poblaban, además, la campiña francesa. Ayudantes, carreteros y payeses son los que más a menudo se citan. Todos parecen corresponder a trabajadores sin tierras, aunque los payeses podrían poseer pequeñas parcelas de tierra para subvenir a parte de las necesidades familiares (pero no plantar trigo). En esta imagen de la agricultura francesa los señores de la tierra tenían también un importante papel económico: ellos financiaban, al margen de los gastos mínimos de la aparcería, las infraestructuras rurales, tales como caminos, canales y riegos.
Sin embargo, el Tableau es un modelo en el que todas estas complicaciones han desaparecido para dejar paso a una situación hipotética en la que los campesinos ricos (los arrendatarios) constituirían el grueso de los cultivadores de tierras. Los payeses serían plenamente empleados por los arrendatarios, y el resto de los trabajadores rurales obtendrían también salarios de subsistencia. Se supone que los propietarios habrían realizado todos los gastos precisos para el acondicionamiento productivo de la tierra y que, por tanto, estarían dispuestos a dirigir todo su ingreso hacia el consumo mitad en productos del campo, mitad en manufacturas.
El Tablean se basa, en la mayoría de sus versiones, en un output valorado en 5.000 millones de libras. La cifra real de producción era de 2.000 millones. La diferencia entre una y otra cantidad debía explicarse por una serie de transformaciones cuyo eslabón principal era el establecimiento de una agricultura capitalista en Francia. Dos equilibrios entran, pues, en juego. Las condiciones de existencia y estabilidad del «modo de producción óptimo» constituyen la preocupación teórica fundamental de Quesnay. Las condiciones del equilibrio óptimo tienen que entenderse en el sentido de pautas de comportamiento y relaciones de precios necesarias para la reproducción de la distribución inicial de recursos al final del período de producción, concretamente: a) Abolición de impuestos indirectos y establecimiento del impuesto único sobre la renta de la tierra, b) Libre comercio del trigo, que comportaría un alto precio del mismo en términos de manufacturas, c) Una determinada proporción (50-50) en las propensiones a consumir alimentos y manufacturas por parte de los propietarios, considerándose equivalente a acumulación cualquier desvío en favor del consumo de alimentos y equivalente a degradación hacia un equilibrio subóptimo cualquier desvía en sentido contrario.
¿Hasta qué punto la transición hacia este equilibrio óptimo se basaba en la existencia previa de una clase de campesinos ricos? ¿Cómo se justificaba la optimalidad de tal equilibrio? ¿Cómo había de aparecer aquella clase de campesinos ricos, o cuál sería, en términos de Marx, el proceso de acumulación primitiva? El artículo Trigo (Grains) de la Enciclopedia Francesa muestra más claramente aún que el anteriormente citado cuál era la posición de Quesnay en torno a las dos primeras cuestiones, y deja la tercera en la oscuridad que caracteriza a toda la obra de Quesnay en este punto. “No consideramos al campesino rico aquí como un trabajador que cultiva por sí mismo la tierra, sino como un empresario que gestiona y mejora el valor de su empresa gracias a sus conocimientos y a su fortuna… (Los arrendatarios) son hombres libres que están en condiciones de sufragar los considerables adelantos que requiere el cultivo de la tierra y que emplean payeses a cambio de la seguridad de unos ingresos decentes” (Quesnay). “El estadio de prosperidad… es menos el producto del trabajo del cultivador que el producto de la riqueza que éste sea capaz de emplear en el cultivo de la tierra. El abono produce ricas cosechas; el ganado produce abono; pero sólo el dinero compra ganado y paga a los hombres que han de manejarlo” (Quesnay). “Los ingresos son producto de la tierra y de los hombres. Sin el trabajo del hombre, las tierras carecen por completo de valor. Los bienes originarios de un gran Estado son los hombres, las tierras y el ganado” (Quesnay). “Los que no emplean más que un arado (tienen) gastos en los diferentes elementos de su explotación (…) proporcionalmente mayores. (…) Tanto una pequeña explotación como una explotación importante exigen, en muchos aspectos, gastos que no se encuentran en la misma proporción que sus respectivas ganancias. Por tanto, los agricultores ricos que emplean varios arados cultivan mucho más rentablemente para ellos mismos y para el Estado que los que se limitan a un solo arado…” (Quesnay).
Todo esto basta para zanjar el simplismo de las habituales interpretaciones de la Fisiocracia en términos de pura defensa de la productividad material de la tierra. El trabajo es crucial en esa productividad, y no cualquier trabajo sino el que es movido por el capital, opera en gran escala y con economías de gran tamaño, y, en último término, proporciona al Estado ingresos suficientes. «Valor neto», parece entreverse en estas líneas, sobre todo si aceptamos la interpretación ya clásica de que los beneficios de que se habla son a corto plazo (o por la duración del arriendo), es el excedente que la nación y el rey se apropian. Y ese excedente no debe consistir en metales, como los mercantilistas pretendían, sino en producto agrario sobrante. Tales excedentes (un «saldo activo en productos primarios» acompañado de un «saldo pasivo en manufacturas») no harían a la nación «tributaria de otras naciones», aunque ciertamente implicarían un coste. Al contrario, permitirían a la nación disponer de los medios precisos para disputar batallas victoriosas.
El valor total tiene aquí, pues, al parecer dos aspectos: el valor total bruto incluye el trigo necesario para alimentar a la totalidad de la población tomando a sus miembros uno por uno; el valor neto tiene que ver no con esta subsistencia de los individuos uno por uno, sino con la subsistencia de la nación en conjunto en su lucha constante con otras naciones. Un excedente de trigo equivale a un buen ejército: éste no se crea sólo sobre la base de la abundancia de hombres, como erróneamente piensan los militares. Es necesario contar con una población abundante en un país rico en tierra, pero no se gana nada sobrepasando un óptimo de población determinable. La gente en armas es una pérdida para la nación; lo importante es el trigo (los salarios) para emplearla improductivamente si la guerra es precisa. La reproducción de la sociedad incluye este tipo de cálculos. Y esto es lo que cuenta probablemente para hacer de la agricultura la única producción en el sentido fuerte de la palabra: el hecho de que su producto es esencial, básico, en la competencia política con otras naciones.
A esta justificación de la optimalidad del modo de producción y distribución propuesto por Quesnay cabe hacer varios y serios reparos. Marx, por ejemplo, como veremos luego, no aceptaba las palabras de Quesnay tal como suenan; creía más bien, probablemente, que ese homenaje al Estado y a sus necesidades bélicas era un expediente utilizado por los capitalistas agrarios para legitimarse como clase necesaria —lo que conllevaría la implicación de que los beneficios de los arrendatarios eran tan sólidos en la mente de Quesnay como lo fueron después los beneficios capitalistas en general para los economistas clásicos británicos, y el hecho de que a largo plazo la competencia entre arrendatarios por mejores tierras permitirá absorber esos beneficios a los propietarios en forma de rentas no privaría entonces a esta situación de sus rasgos básicamente capitalistas. Es ésta una objeción hasta cierto punto admisible aquí.
Un segundo tipo de reservas a la esbozada interpretación del concepto de «valor neto» en Quesnay provendría del hecho de que no sólo el trigo que el rey podía apropiarse por vía fiscal era produit net. También los propietarios vivían en definitiva, del excedente. Pero las restricciones que las condiciones de estabilidad del equilibrio imponían sobre el comportamiento de los propietarios conllevan en el modelo la cuasi-integración de éstos en una amplia categoría de empresarios agrícolas. Cuando se interpreta el Tableau como un modelo input-output cabe sugerir, como se ha hecho ya, que los «servicios» ofrecidos por la clase propietaria —y que tienen que aparecer en la adecuada fila y columna para que la tabla cuadre— podrían denominarse «protección» o algo así. Tal denominación es correcta para el componente estatal y eclesiástico de la clase propietaria. Pero no cuadra su apariencia de transacción feudal, en el caso de los terratenientes, con las tareas de valoración de la tierra para su cultivo con métodos capitalistas ni con las nuevas relaciones propietario-arrendatario que Quesnay defiende.
Quesnay piensa que los propietarios de tierra tienen que comportarse económicamente con respecto a la tierra y su explotación. Las rentas serían, más altas si los terratenientes favorecieran los métodos capitalistas de cultivo. Los impuestos, en consecuencia, serían también más altos. En varios pasajes, Quesnay aboga por la conversión de los aristócratas en arrendatarios. Algunos nobles feudales no tienen tierras suficientes para establecer una explotación moderna; debería entonces permitírseles que arrendaran tierras para incrementar la escala de sus operaciones, y pagar, por tanto, rentas y también impuestos (que de otro modo no pagarían). Después de todo los aristócratas alquilan apartamentos en las ciudades. ¿Por qué no habrían de alquilar tierras? Quizá todo esto nos dé una clave del proceso de acumulación primitiva que Quesnay tenía en la cabeza y que podría consistir en la conversión generalizada de los ricos en capitalistas y de su riqueza en capital.
Quesnay habla acerca del «imbécil burgués» («que cree que basta con trabajar y torturar la tierra para obtener de ella buenas cosechas»). Combate también la «ignorante avaricia de los terratenientes»- que presionan al Estado para que ponga impuestos a los cultivadores y braceros en vez de tasar las rentas de la tierra, olvidando que «los hombres, cuya constitución física muestra sólo necesidades, no son capaces de pagar nada por sí mismos», de modo que en último término el impuesto cae sobre la renta de los propietarios, esta vez por la vía de la degradación de la escala de todo el proceso y por tanto del producto neto. La ignorancia del burgués parece ser invencible; la del terrateniente, rebatible y sujeta a una convincente controversia. Puede admitirse que Quesnay estuviera en línea con el movimiento de «retorno a la naturaleza» de la primera parte del siglo XVIII. Lo que ya cuesta más de tragar es que «la Fisiocracia es en realidad una racionalización de la vida económica medieval» (Beer) y aún más que «el Tableau Économique es una representación gráfica de esta vida y no, en modo alguno, la de la Francia del xviii» (ibidem). Ni una cosa ni otra, sino todo lo contrario. El Tableau es una negación de la Francia del xviii basada en la hipótesis de la generalización de los métodos capitalistas de cultivo que empezaban entonces a abrirse paso en Gran Bretaña.
Una última prueba de lo infundado de la atribución a Quesnay de intenciones medievalistas (como en Beer) está en su tratamiento del interés. En un artículo sobre el tema —parece que discutido incluso por otros fisiócratas— Quesnay admite la existencia del interés sobre la base de la ganancia que la riqueza tomada a préstamo puede generar. Es precisamente esta proporción entre ganancia y riqueza, en la agricultura, la que establece un límite al tipo de interés justo. Nada parece más lógico que esa justificación del interés, dada la insistencia de Quesnay en el papel del capital monetario en la obtención del modo de producción óptimo en la agricultura. Sin embargo, los efectos de un tipo de interés demasiado alto se consideran nefastos; Quesnay ponía esos efectos al mismo nivel que el daño causado por las exacciones establecidas sobre las cosechas en vez de ser impuestas sobre el ingreso o producto neto: “Si los impuestos recayeran sobre el arrendatario mismo, si se llevaran sus beneficios, la agricultura languidecería… los ingresos de los propietarios descenderían… esto les llevaría a prescindir de gastos en manufacturas y servicio… y todo el proceso económico resultaría degradado… (Lo mismo ocurriría) si los arrendatarios fueran arruinados por el financiero”.
Una hipótesis interpretativa de lo dicho hasta aquí acerca de la posición de Quesnay con respecto al capitalismo podría ser la siguiente: Dada la importancia de establecer una agricultura capitalista en gran escala para maximizar el valor neto (el excedente de trigo disponible para la defensa de la nación), puede pensarse que Quesnay estaba construyendo una argumentación en favor del capitalismo agrario como el modo de producción idóneo para servir a las necesidades de la nación en conjunto. Este tipo de razonamiento fue invertido más tarde, cuando se juzgó la bondad del Estado por la medida en que éste servía al capitalismo (aunque esto no era aún totalmente así en Adam Smith, contra lo que ordinariamente se cree, puesto que para Smith «la defensa era más importante que la opulencia»).
¿En qué medida esa primacía de los intereses del Estado en Quesnay implica que debía conservarse el Antiguo Régimen? La cuestión es compleja. La nobleza feudal se ve progresivamente disolviéndose en una nueva clase agrícola capitalista. Si bien se admite que la aristocracia disfrute de un consumo diferencial, el modelo lo predetermina y circunscribe severamente. Pero Quesnay ignoraba con toda seguridad el grado de interdependencia entre las relaciones socioeconómicas y la política en cuanto tal, es decir, no poseía una concepción completa del modo de producción tal como más tarde la desarrolló Marx o como implícitamente la percibió la Economía Política de Ricardo. El modelo de Quesnay puede tomarse como un modelo doble de equilibrio general, en el que las condiciones de estabilidad, dada la simplicidad de los supuestos, se formulan en términos de medidas de política y pautas de comportamiento claras y significativas. La simplificación crucial, desde luego, consiste en la restrictiva concepción de la producción en el sentido fuerte de la palabra como equivalente a producción primaria, lo que permitía una agregación directa y sin problemas, o mejor, evitaba que el problema de la agregación se planteara siquiera.
El signo de interrogación queda abierto en cuanto al origen de la capitalización primitiva (o «adelantos primitivos», en términos de Quesnay). ¿Es esta indeterminación puramente una consecuencia del débil tratamiento del interés del capital, que hacía que los arrendatarios, desasistidos por el capital financiero, tuviesen que ser ricos «de por sí»? Ésta es la otra cara del problema de la falta de ideas acerca de la transición de un modo de producción a otro, la cara lógica del problema. Nunca está del todo claro cómo aquella riqueza necesaria de los campesinos arrendatarios llegaría a producirse (a no ser por conversión de los aristócratas a la «nueva fe»). Desde el punto de vista lógico o formal (que inquietó constantemente a Marx a lo largo del volumen II del Capital, cuando se preguntaba ¿de dónde proviene el dinero inicialmente?) es claro que si el crédito jugaba un papel importante, los financieros dudarían entre colocar sus fondos en la industria o en la agricultura —o incluso directamente en títulos estatales, como ocurrió antes en España— y que la igualación de los tipos de interés, a poco que los rendimientos decrecientes entraran en juego, debía producirse inexorablemente entre aquellos dos sectores.
Quizás esta posibilidad asustaba a Quesnay, obsesionado por la necesidad de alejar capitales de la manufactura de lujo para instaurar una agricultura progresiva; quizá no le preocupaba en absoluto en la medida en que confiase en que no aparecerían rendimientos decrecientes en la agricultura hasta muy adelantado el proceso de modernización y expansión, cuando ya el libre comercio del trigo hubiera elevado los costes de la manufactura y comprimido sus tipos de beneficio. En todo caso el capitalismo limpio y rural de Quesnay nunca llegó a establecerse como modo de producción dominante. Lógicamente se le pueden encontrar fallos; históricamente carecía de raíces en una clase sólidamente establecida, en contraposición con la economía política de Ricardo; ideológicamente, el modelo fisiocrático tenía seguramente algo que ver con el conjunto de circunstancias de todo tipo (expulsión de los protestantes pro-industriales -—hugonotes—, colapso del experimento monetario de John Law, etcétera), que llevaron a Rousseau en 1753 a oponerse a los primeros cerramientos de tierras comunes y escribir: “Dieu tout-puissant… delivre-nous des lumiéres et des funestes arts, et rend-nous l’ignorance, l’innocence et la pauvrété, les seuls biens qui puissent faire notre bonheur”. Pero la Fisiocracia tenía tan poco que ver con la defensa del orden medieval, a mi entender, como Rousseau con la Escolástica”.
04/07/2025 a las 5:05 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Ruidos y límites del “vamos por todo” mileísta
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.r
4/7/025
“Todo no se puede”. Ese es el más reciente reconocimiento (y lamento) que se escucha por estos días en algunos de los despachos más importantes de la Casa Rosada. Se trata una admisión de las restricciones que encuentra la gestión de Gobierno y la construcción política libertaria. También, un motivo de discusiones internas respecto de estrategias y prácticas.
La política, la economía y parte de la sociedad (en la calle y en las redes sociales) han empezado a mostrarle al Gobierno los límites que tiene el voluntarista “vamos por todo” del mileísmo. No son días apacibles en casi ningún ámbito.
Esa realidad sacó a la luz las diferencias tácticas y de perspectivas que existen entre Santiago Caputo y Karina Milei, dos de los tres lados del triángulo de hierro, respecto de la relación con la dirigencia política y el armado electoral, pero no solo en eso.
La preeminencia de Javier Milei, vértice mayor de esa trinidad, impide, por ahora, que las discrepancias, potenciadas por el calendario electoral, alcancen el nivel de conflicto abierto así como refuerzan la necesidad de relativizarlo. Aunque ya nadie lo oculta. Parece imposible. La prescindencia del Presidente no ayuda a resolver la disputa y, en algunos casos, parece agravarla.
Por debajo de esos dos referentes las relaciones son más ásperas. La tensión está en su punto más alto entre “Las fuerzas del cielo”, que se referencian en Caputo e integran la milicia digital oficialista, y los “territoriales”, que responden a las directivas de la hermanísima y de su íntimo ladero Eduardo “Lule” Menem.
El hermetismo de logia secreta que caracteriza a unos y otros respecto de cuestiones internas, fuera de sus círculos de confianza, empezó a mostrar fisuras. Cronistas a los que hasta hace nada ignoraban han empezado a recibir información sobre disputas intestinas por el poder, el armado de las listas electorales y discrepancias sobre ciertas políticas.
Esa interesada apertura convive con un recrudecimiento de los ataques contra periodistas y con nuevos juicios iniciados por el Presidente. Probablemente una cosa no esté disociada de la otra. Son situaciones que la prensa internacional (como lo reflejó ayer The New York Times) y diplomáticos de los principales países democráticos exponen y siguen con creciente preocupación.
En ese contexto adquiere más relevancia el avance registrado en el Congreso de proyectos impulsados por la oposición que pueden complicar política y fiscalmente al Gobierno, como son la reparación previsional, la asignación de más fondos para las universidades y para el Hospital Garrahan, así como la reforma de la legislación sobre los decretos de necesidad y urgencia (DNU) que dificultaría el uso de esa herramienta con la que Milei ha sorteado la restricción parlamentaria.
La exitosa embestida opositora de este jueves para hacer que el Senado trate el proyecto previsional, que ya cuenta con media sanción y que el Presidente anunció que vetaría, fue la continuidad de lo ocurrido el miércoles en Diputados. En la Cámara baja se había alcanzado con comodidad el quorum (antes de que el sugestivo y no suficientemente explicado escándalo entre kirchneristas y libertarios terminara por hacer caer la sesión) para tratar tres de aquellas iniciativas antes mencionadas. Es la consolidación de un importante cambio de conducta de sectores de la política que hasta ahora le habían dado soporte a las iniciativas oficiales.
El transversal acercamiento registrado entre la casi totalidad de los gobernadores, con sus reciente pronunciamientos críticos y demandas hacia el Gobierno, sumado al cambio de comportamiento de los legisladores nacionales que les responden es una de las expresiones más acabadas de los ruidos que está desatando este ir “por todo” mileísta.
“Karina y Lule están uniendo a los que habíamos dividido. Si no hay plata ni obras para darles, por lo menos no los maltratemos ni les compliquemos el territorio. Hay que buscar algunos puntos de acuerdo”, dicen en las cercanías del supergurú presidencial con un argumento que se parece demasiado a un reproche. Tanto como a una expresión de impotencia de un sector que parecía todopoderoso.
«MALOS PAGADORES»
Mirada desde la óptima provincial, la reacción de los gobernadores es fruto de la doble ausencia de gratitud y generosidad en términos político-electorales y económico-financieros. En concreto, es el resultado de la voracidad por capturar espacios, el impacto del ajuste fiscal y la discrecionalidad con la que la Casa Rosada y el Ministerio de Economía maneja los recursos nacionales (coparticipables o no). Todo eso combinado con los efectos no deseados en la microeconomía de la política macroeconómica.
“Son malos pagadores y, encima, nos quieren intrusar nuestros territorios. Nos arman internas, quieren imponernos nombres de alianza y poner sus candidatos en los principales lugares”, dice un mandatario que hasta hace un mes hacía todos los deberes (y a veces más) que le pedía la Casa Rosada.
El caso del radical correntino Gustavo Valdés resulta emblemático. Hipotecó lo que quedaba de la reputación del senador Eduardo Vischi en aras de hacerle caros favores al Gobierno, que no le fueron pagados. Sobre todo, cuando llegó el momento de armar las listas para la elección en la que, además de cargos legislativos provinciales, se elegirá a quién lo sucederá al frente de una provincia que maneja con mano de hierro.
A contramano de su propia historia política, a Karina Milei y a Lule Menem no les gustó el proyecto sucesorio familiar de Valdés, que impuso como candidato a su hermano menor Juan Pablo. Tampoco que les diera a los libertarios lugares secundarios en las boletas. Valdés se amparaba en el tercer lugar que sacó la fórmula libertaria en esa provincia en la primera vuelta de la elección presidencial de 2023. Los Milei querían que les pagaran por el 53% obtenido allí en el balotaje. El gobernador, además, pretendía que le reconocieran su aporte para que el libertario lograra esa victoria. Difícil ponerse de acuerdo.
El caso correntino refleja la pretensión hegemónica del mileísmo de que gobernadores e intendentes aliados se subordinen al proyecto exclusivo y excluyente de Milei, sobre la base de su popularidad nacional y, en particular, de su éxito en la lucha contra la inflación, sin tener en cuenta realidades y legitimidades locales.
EL PANTANO BONAERENSE
Un escenario similar se reproduce en el territorio bonaerense, donde el avanzado proyecto de absorción del macrismo por parte de los libertarios, con la anuencia de Mauricio Macri y la personal diligencia de Cristian Ritondo, despiertan algunos conatos de resistencia por parte de intendentes y dirigentes locales amarillos, a los que se pretende obligar a entregar cuotas de poder y lugares principales en las listas a cambio de promesas de cumplimiento dudoso en un futuro cercano.
En la misma situación se encuentran los radicales bonaerenses, a pesar de la predisposición para alcanzar un acuerdo e integrar un espacio común que manifiesta el senador nacional y presidente del comité provincial Maximiliano Abad, con el argumento de que es necesaria una alianza para derrotar al kirchnerismo. A Abad ni siquiera le han ofrecido tomar un café. Hablar sobre un armado electoral conjunto asoma así como una expresión de optimismo escasamente realista.
El riesgo de que ante esa realidad, el perokirchnerismo, aun en su actual estado de erupción y conflicto de fondo irresoluble, se imponga en la elección bonaerense del 7 de septiembre potencia las diferencias internas en la cima libertaria. No todos evalúan de la misma manera las consecuencias de un escenario como ese.
La aparente convicción del karimenemismo de que eso no afectaría la performance de los libertarios en los comicios nacionales de octubre no es compartida con tanta certeza por todo el mileísmo. Más aún si se torna más difícil “pasar el invierno”, que empezó muy crudo no solo en la dimensión meteorológica.
El Congreso, al igual que los mercados financieros y algunos espacios empresarios, han sido en los últimos días cajas de resonancia y amplificación de las complicaciones y restricciones que enfrenta el Gobierno.
En el plano económico-financiero algo similar podría decirse del “respiro” que decidió adoptar y aconsejar respecto de los activos argentinos en pesos el banco de inversión JP Morgan, por razones vinculadas con la política cambiaria, el nivel de reservas y la coyuntura electoral.
Otro tanto representa la suba del precio del dólar durante esta semana, que se produjo en el momento en el que se alcanzaba el pico de liquidación de divisas del sector agroexportador. Un dato negativo que cobra mayor significación cuando se tiene en cuenta que el primer semestre del año cerró con un aumento del 40% respecto del mismo período del año anterior en las ventas al exterior de granos y derivados, según datos de la cámara de aceiteros y exportadores de cereales (Ciara-CEC). El número resalta, aún más, el déficit de cuenta corriente en lo que va del año, que dice no preocuparle al ahora pendenciero ministro Caputo.
Ese “adelanto de exportaciones”, adoptado antes de que los derechos de exportaciones sobre los granos volvieran al nivel que tenían antes de ser rebajados hace seis meses, implica que el ingreso de dólares del principal complejo exportador será decreciente en lo que resta del año.
No sería ese el escenario más deseado para encarar las elecciones nacionales legislativas, previstas para el domingo 26 de octubre. Uno de los precios que los argentinos miran detenidamente a la hora de votar es el de la moneda norteamericana.
Por eso, el Gobierno se ha empeñado en mantenerla controlada aún a riesgo de afectar otras variables, que también empiezan a crujir, como la actividad industrial y el consumo de bienes no durables, con su correlato en el empleo. En los grandes centros urbanos los promedios generales se quedan cortos y no en sentido positivo.
También eso explica las actitudes de gobernadores e intendentes que ven mermados sus ingresos y que son objeto de crecientes demandas de sus propios votantes como consecuencia de políticas que los exceden. La primera ventanilla de reclamos siempre es la del intendente.
Para completar la sucesión de eventos poco alentadores, el FMI sumó el anuncio de que no ha terminado la revisión del cumplimiento de las metas del acuerdo de facilidades extendidas y que aún no tiene fecha para el desembolso de los 2000 millones de dólares que restan de lo otorgado para este año en ese programa.
El (sobre) cumplimiento de los objetivos de déficit fiscal y emisión monetaria tiene el contrapeso del incumplimiento de la meta de acumulación de reservas. No obstante, el Presidente y el ministro de Economía han insistido en público con que no es ese un motivo de preocupación. Puesto en contexto, tal vez tengan razón.
Cuando la cuenta regresiva electoral empieza a acelerarse, parecen sumarse las urgencias. Adentro y afuera, el “vamos por todo” libertario provoca ruidos y muestra límites.
Tal vez, Milei tenga que pasar de la prescindencia en ciertos temas a un ejercicio más amplio de la Presidencia. El éxito en el plano económico y en la batalla cultural, que es lo que le importa, depende de muchas variables.
04/07/2025 a las 5:07 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El escándalo en Diputados y una trifulca con insultos entre Facundo Manes y Emilio Monzó
Roberto García
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
4/7/025
¿Se cayó o la tiraron abajo? Hablando de la última bochornosa sesión de Diputados que se suspendió por una batahola de peluquería, femenina por cierto, o de feriantes arrebatados por un lugar en el mercadillo. Fueron legisladores de ambos sexos que se agraviaron con insultos, suficientes para que algunos se fueran del recinto, abortara el quórum y pasaran los temas para otra oportunidad: ni a la oposición ni al oficialismo les convenía discutir temas con los que se pueden manchar (caso Libra, la cripto que involucra a los hermanos Milei, universidades, discapacidad, etc.). Al menos por una semana. O más. Maltratarse hasta que se apaguen las luces y luego tomar un café en Casablanca o en lugares más discretos. Tras el alboroto, la gente que responde a Facundo Manes sostuvo: fue una obra de teatro del kirchnerismo y la Libertad Avanza, hasta se pasaron en la actuación, escuela Lee Strasberg. Fingidos, según ellos, los amagos de cachetazos a José Luis Espert por haber denunciado a los que arrojaron bosta en su casa, estoicismo del legislador para soportar injurias como “cagón” o “psicópata” en el apremio de las chicas de la Cámara, Cecilia Moreau y Florencia Carignano —entre otras— mientras él se protegía detrás del busto más famoso de la Cámara según opinión generalizada, el de la marplatense Juliana Santillán. Puede ser machista la descripción del cronista, pero verosímil en cambio la reflexión de los allegados al famoso médico de la cabeza, quien a esta altura debe preguntarse la razón por la cual se afilió al radicalismo cuando él, sin esa marquilla, antes era más famoso por sus incursiones médicas. Pero se sospecha de esa opinión: Manes integra un núcleo aún impreciso que desea entrar como una cuña entre las dos grandes agrupaciones para las próximas elecciones. El sueño de la paloma, creer que el mar es el cielo. Se equivocaba.
Pero en esa cuña, transitoriamente amistosa, también se cruzan insultos. Al menos para reiniciar las relaciones. Por ejemplo, en una reciente y opípara cena organizada por un empresario ahora de bajo perfil, el mismo Manes empezó lo que iba a ser una comida de unidad, increpando a quien puede ser su socio político en la aventura electoral: Emilio Monzó. Empieza el dialogo:
«Vos, Emilio, y Margarita (Stolbizer) me cagaron», sostuvo con alguna razón y patética memoria, ignorante de que ciertos pactos en política vencen en corto plazo y de acuerdo a la conveniencia. Abundó en una retahíla de reproches. Hasta que habilito la palabra al exaltado Monzó:
«Mirá Facundo, vos sos un deforestado mental», levantó la apuesta para continuar en el fértil dialogo con otras diatribas que más tarde, por razones de interés, culminó en abrazos y promesas de compartir una lucha contra los residuos de Cristina y los exabruptos de Milei.
La discrepancia apenas superó el primer plato, 15 minutos de trifulca con amenazas hasta físicas, luego vino el entendimiento para forjar una coalición política razonable entre dos extremos que, por el momento, parece dominar las emociones de una Argentina dividida en dos partes. Sin términos medios. Tanto Manes como Monzó, en su empresa electoral, todavía sin nombre y sin partido, pretenden aglutinar otras voluntades sueltas, razonables, de Schiaretti a Randazzo, sin olvidar a un Miguel Pichetto con escaso entusiasmo porque aún le quedan dos años de servicio en la Cámara. Curioso: nunca hablaron de Mauricio Macri, no lo incluyen en sus propósitos, parecen convencidos de que ese tótem del PRO ya ha sido esterilizado por Javier Milei. Lo más sabroso de la cena, sin embargo, fueron otras contingencias, anécdotas, en particular referencias al golpe de furca que sufre el país por la decisión de una jueza norteamericana que obliga al gobierno a entregar el 51% de las acciones de YPF o pagar, tal vez, una cifra que ronde los 16 mil millones de dólares.
Algunos conocedores de otros tiempos recordaban una áspera reunión de Cristina Fernández de Kirchner y Sebastián Eskenazi, un 28 de diciembre, fecha en la que lo mandó a mudarse de YPF en la que era titular y cobraba un millón y medio de dólares igual que el catalán Antonio Brufrau de Repsol. Cuando terminaron las críticas y vino el despido, ella —ya viuda y luego de un par de crisis con Eskenazi luego del funeral— le dijo: “Mirame bien, porque esta es la última vez que me vas a ver”. Parece que cumplió, no se sabe de otro encuentro entre el banquero preferido y la dama. Un detalle: en ese desencuentro, paradójicamente el Día de los Inocentes, en la reunión participó por unos minutos el hijo de la entonces Presidente, Máximo, documentos en mano. La mayoría de los presentes en este cónclave de clase media para votantes de clase media se quejó por el absurdo atraso de los tribunales de Comodoro Py en la dormilona investigación. Nunca se les ocurrió citar, por ejemplo, a la prisionera en la celda de 5 ambientes en San José 1111, y por el sórdido conflicto que supuso la irritación femenina de que Eskenazi simpatizara más con el Rey de España, a quien respondía finalmente Brufrau, a conservar la confianza que su marido Néstor había depositado en él. Diferencia entre la realeza y el poblado de Santa Cruz. Por supuesto, de plata no se habló, gente de caballería. Dicen. En este garabato explicativo se recuerda el episodio con palabras más elegantes de las que se vertieron ese 28 de diciembre. Discreto el dueño de casa, habrá que admitirlo, sabía más que el resto de los concurrentes.
El otro capítulo que enredó amorosamente a los participantes en la cena estuvo referido al andar económico, a la posibilidad de que haya modificaciones cambiarias luego de las elecciones de octubre según unos, mientras otros más acelerados sostenían que eran inevitable esas transformaciones aún antes de esos comicios. Nadie sabe si los acontecimientos, de ocurrir, pueden beneficiar o no al emprendimiento que aun bordan el dúo Manes-Monzó. O Monzó-Manes. Conjeturas sobre el valor del dólar, observaciones a la burla de Luis Caputo a quienes sostienen que el dólar se disparará. Al mejor estilo desgraciado de Lorenzo Sigaut (el que apuesta al dólar, pierde), el ministro advirtió: “Si creen que va a subir, compren, campeones”. Seguro de sí mismo aunque no le permita a los bancos dar créditos en dólares y parece no haber advertido, ni aprovechado, que en el mundo la divisa norteamericana cayó 10%. Pero la Argentina está afuera, standalone.
04/07/2025 a las 5:09 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Las dudas sobre la candidatura de Máximo Kirchner disparan la pelea entre dos dirigentes
Walter Schmidt
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
4/7/025
La prisión domiciliaria de Cristina Kirchner por la causa Vialidad, disparó fuertes interrogantes en el peronismo acerca de quién la reemplazará en la candidatura a diputada provincial por la poderosa Tercera Sección Electoral, región clave para el PJ porque necesita sacar una importante ventaja allí si pretende triunfar en territorio bonaerense.
Lo paradójico es que a poco más de dos semanas del cierre de las listas de candidatos del próximo 19 de julio, aún no hay definiciones en un partido justicialista que siempre se jactó de contar con nombres de sobra que terminaban en una disputa interna.
“La vela se apaga”, ironizó un dirigente de peso que rechaza que el PJ se inmole detrás del reclamo “Cristina libre”, y propone dar rápidamente una vuelta de página para armar listas con postulantes, en lo posible, sin prontuario, aunque sean desconocidos.
Máximo Kirchner analiza no ser candidato. Es lo que le aconsejan, habida cuenta de su situación política con un peronismo que rechaza a La Cámpora empezando por el gobernador Axel Kicillof, y que en algunos sectores, no ocultan indiferencia respecto de la detención de su líder.
El hijo de la expresidenta no suele ocultar en algunos encuentros privados su compleja situación familiar: un padre -Néstor Kirchner- que falleció, su madre presa y su hermana bajo un delicado estado de salud.
En esas idas y vueltas, hay quienes le aconsejan no ser candidato en esta elección provincial, en la que algunos -incluso la expresidenta- imaginaba reemplazándola como candidato a diputado bonaerense por la Tercera.
Esa posibilidad dispara la pelea por el primer lugar en la Tercera, entre dos mujeres, hoy en bandos enfrentados. Por un lado la vicegobernadora Verónica Magario, dirigente matancera que acompaña a Axel Kicillof en la provincia. Por otro, la intendente de Quilmes, Mayra Mendoza, en nombre de Cristina y de La Cámpora.
Si esa disputa llega hasta el final, una de ellas ocupará el primer lugar y la otra -por una cuestión de cupo el segundo puesto tiene que ser para un hombre- en tercera posición.
En el peronismo bonaerense, sobran los que creen que podrían perder la elección en la Primera Sección Electoral, lo que complicaría mucho el panorama a nivel provincia. Pero la unidad es tan forzada que hasta hubo cruces hasta último momento entre los sectores que responden a Fernando Espinoza hacia Gustavo Menéndez, porque la reunión del PJ bonaerense se celebrará el próximo sábado en Merlo y no en La Matanza.
También, le sugieren a Máximo que los dirigentes de su entorno dejen de lado la confrontación y de mezclar la estrategia por la liberación de Cristina Kirchner con la campaña electoral en la que deben vencer a la fuerza de Javier Milei.
A partir de ese consejo que recibió Máximo, algunas miradas apuntaron hacia el senador camporista Eduardo «Wado» de Pedro, que días atrás lanzó una advertencia: «Para el Gobierno que viene, la primera condición es Cristina Libre». En otras palabras, un indulto.
Un dato no menor que se replica tanto en el ámbito político como el judicial es que después de la prisión domiciliaria de Cristina, avanzaría en la misma línea la resolución de otras causas judiciales como Hotesur-Los Sauces, que podría derivar en otra condena para la ex mandataria y la primera para Máximo Kirchner, por lavado de dinero. La Corte Suprema resolvió en diciembre del 2024 que ambos vayan a juicio oral aunque aún no determinó la fecha.
De allí la necesidad de fueros de Máximo. Por eso, otra opción podría ser que integre o encabece -aunque se desataría una nueva discusión- la lista de candidatos a diputados nacionales por la provincia en octubre. Entraría seguro.
Cada vez más voces justicialistas admiten que el 7 de setiembre podría convertirse en un histórico domingo negro para el peronismo. Si es derrotado, la implosión sería de mayor magnitud que la que sufrió el PRO y Mauricio Macri en la Ciudad porque profundizará la interna y desarmará a la oposición frente al avance libertario.
04/07/2025 a las 5:12 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Macri y Kicillof, sin solución para el mismo problema
Daniel Bilotta
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
4/7/025
Nadie sabe ahora si el fallo de la jueza Loretta Preska por YPF y la renuncia de Marcelo Bailaque aceptada por el Ejecutivo conmoverán a los liderazgos de la expresidenta y del actual mandatario. Preska condenó al Estado a pagar 16.000 millones de dólares por la estatización de la petrolera, sospechada de fraudulenta, en el gobierno de Cristina y con Kicillof de viceministro de Economía. La dimisión aceptada por Milei le garantiza al ex juez federal de Rosario una jubilación privilegiada. Pero también eludió el juicio político al que debía someterlo el Consejo de la Magistratura. Bailaque está acusado de proteger a los principales capos del narcotráfico en Santa Fe y de encubrir con sus fallos maniobras extorsivas contra empresarios para favorecer a otros. Aún sin relevar el impacto de estas noticias recientes, el último informe de Equipo Mide en junio arroja datos significativos sobre la forma en la que los dos recorren el tramo decisivo del calendario electoral.
El 9 de julio vence el plazo para la inscripción de alianzas y el 19, para la oficialización de los candidatos que presentará cada fuerza en la provincia de Buenos Aires, la jurisdicción más relevante por la cantidad de electores que concentra. Casi el 40 por ciento del total. En un estudio de alcance nacional, el 31 por ciento le dijo a la consultora de Manuel Terrádez que votará a candidatos que respalden a Milei y el 34 por ciento, a quienes no lo hagan. Si esos indicadores fuesen convalidados por el resultado, La Libertad Avanza mejoraría solo en 1,01 puntos el que obtuvo en la primera vuelta en 2023 (29,99%). Aun así, la consolidación de su electorado más fiel le bastaría para imponerse por la dispersión del voto opositor. La novedad más importante del trabajo realizado por Equipo Mide es la que aparece en ese espectro.
El 43 por ciento de los consultados creen que Cristina lidera la oposición. El 40 por ciento que insiste en que nadie lo hace representa a la mitad de quienes pensaban así el último verano. Un intendente de UP del conurbano es el vocero de una aparente resurrección operada por la detención domiciliaria de Cristina. El milagro de esa recuperación es que, al menos en lo emocional, les haría vislumbrar que la victoria no es imposible. El dilema que atraviesa Kicillof se refleja en los 12 puntos que recoge en esa escala de Equipo Mide.
“Nuestro tiempo no es este. Comienza el 1º de noviembre”, reflexiona con cierta resignación un asesor del gobernador. Mientras tanto, deberá soportar con estoicismo el trato hostil de La Cámpora. Mayra Mendoza lo instó con aspereza a reunificar las elecciones que desdobló. La intendenta de Quilmes estaba en el despacho del gobernador cuando le efectuó ese airado reclamo. Participaba el domingo pasado junto a otros de la primera reunión para consensuar las listas de candidatos.
Mendoza se lo planteó cuando las noticias sobre la elección en Rosario confirmaban la profundidad y consistencia de la apatía electoral. Esa baja participación condiciona la negociación por asegurar a cada sector los primeros lugares entre los candidatos a legisladores provinciales de las ocho secciones en la elección del 7 de septiembre. La reelección indefinida en esos cargos, cuya sanción depende de la Cámara de Diputados, podría destrabar el debate sobre el mérito que debería regir el orden de las listas.
Facundo Tignanelli trabaja contra reloj en el consenso para tener el quorum y la mayoría simple para sancionar la ley que persuadan a Alexis Guerrera de sesionar antes del 19 de julio. De lo contrario, el jefe del bloque de UP es uno de los que no podrían ser reelegidos. Guerrera preside la Cámara y exigiría no ser sometido al escarnio que atravesó con extraño deleite Verónica Magario para darle media sanción a este proyecto. El desempate con su voto en el Senado liberó a la vicegobernadora de ser candidata a diputada en la tercera sección. Nadie querría encabezando la lista a alguien tan explícitamente a favor de la casta. Además de los 10 diputados que controla dentro de los 37 que conduce Tignanelli, Massa tendría ascendiente sobre los ocho de Unión, Renovación y Fe de su casi sosías Gustavo Cuervo.
Más conocidos por el apodo de “libertarios blues”, los de Cuervo se expresaron en contra de este proyecto con un documento. En apariencias, inspirado en la poca voluntad de Kicillof en cederles un lugar en el directorio del Bapro, como les habría prometido en 2024. Como tantas otras veces, Cuervo podría revisar la posición de su bancada si se diluyera ese conflicto de interés. A esas 45 voluntades se sumarían los dos de la izquierda, opuestos a limitar las reelecciones.
Bajo el apremio de un tiempo escaso, lo que debe resolver Tignanelli es la ingeniería de roles que satisfaga a todo el cuerpo, pero especialmente a la oposición. Un debate que demoró la sanción en el Senado por la necesidad de reescribir varias veces el guion original, adaptándolo a las necesidades de cada actor. Tal vez con menos ductilidad, Karina Milei lleva adelante el mismo ejercicio en el Ejecutivo. Eduardo y Martín Menem supieron apenas horas antes de la cena para recaudar fondos en el Yacht Club de Puerto Madero.
El presidente de la Cámara baja y su primo se enteraron casi en simultáneo con el bloque de LLA, invitados por la secretaria general de la Presidencia. Una tensión inesperada y acaso la primera secuela del cambio de posición exigido a Sebastián Pareja en la negociación con Pro. Pareja es el delegado de Karina en la provincia de Buenos Aires por consejo de los Menem. El trío venía golpeado por la intención de suplantar con Diego Santilli a José Luis Espert como primer candidato a diputado nacional. Es lo que pondría en duda que Santilli tenga futuro cierto en el oficialismo. A menos que reciba auxilio de Cristian Ritondo. El titular de Pro bonaerense será autorizado mañana por la Asamblea partidaria a conformar un frente con LLA para las elecciones del 7 de septiembre. Además, Ritondo les garantizaría a los intendentes el control de la lista de concejales, pero no la de legisladores provinciales. Lo que no lo exime de tensiones con los intendentes de Pergamino, Javier Martínez, y de Junín, Pablo Petrecca, respectivamente. Ritondo pretende ajustar la representación de esos intendentes en la Legislatura. Una forma de limitar en el Pro bonaerense a Jorge Macri y Daniel Angelici, para negociar directamente con Mauricio Macri en un momento clave. La mediación de Angelici no surtió efecto para apaciguar la crisis entre el expresidente y el jefe del gobierno porteño.
Ritondo compartiría con Macri los cuatro lugares entre los 16 primeros de la lista de diputados nacionales bonaerenses que los libertarios le reconocerían a Pro, lo que alejaría a Macri de un acuerdo con la UCR. Sus 27 intendentes celebrarían otro con el intendente de Chivilcoy, Guillermo Brito, quien, con Joaquín de la Torre, impulsaría al intendente de Tigre, Julio Zamora, y al de Esteban Echeverría, Fernando Gray, como candidatos de una tercera vía en la primera y la tercera sección.