Por Susana Merlo.-

Prolijo y previsible el acto y los discursos de la inauguración de la Exposición Rural en Palermo, en el marco de una campaña política recalentada por las próximas PASO del 13 de agosto.

La presencia, por segundo año consecutivo, del Presidente de la República en el centenario Palco Oficial, después de 12 años de ausencia consecutivos (durante toda la Era K), y el cambio de tono y trato de parte del Ejecutivo con uno de los sectores más activos de la economía, fueron suficiente justificación para un recibimiento entusiasta que no llegó a la euforia. No había por qué.

Las cosas están más tranquilas, pero tampoco para tanto, y esto quedó claro en ambos discursos, tanto el del presidente de la Rural, Luis Miguel Etchevehere, como en el del propio Mauricio Macri (hasta no hace tanto, quién hablaba por el Gobierno era el titular de Agricultura/Agroindustria, y el presidente solo procedía, luego, a la inauguración directamente. Ahora eso también cambió. Nadie se pierde una tribuna como la de Palermo. Para bien, o para mal).

Para una tarde en la que no había anuncios previstos de parte de las autoridades (tampoco se esperaban, en realidad), y no iba a haber críticas, pues hasta los reclamos iban a ser hechos con sordina, el acto resultó “agradable” y absolutamente esperable.

El presidente agradeció -mucho- al campo y lo hecho hasta ahora (que no fue poco). Por supuesto pidió más. “Más eficiencia”, “más trabajo”, más inversiones”.Y el campo le respondió. Primero, con lo que Macri más quería escuchar y que él mismo esta poco acotado para decir: “que no se quiere volver nunca más para atrás”. Y eso, quedó bien claro.

Pero entre las palabras esperadas y las políticamente correctas, se deslizaron, sutiles, los reclamos que apuntaban a calmar a “las bases” que, aunque están más cómodas con este gobierno que con el anterior, aún se ubican muy distantes de tener resueltos muchos problemas esenciales y que, además, no se sienten demasiado bien con la magra (o negativa) renta que logran corriendo cantidad de riesgos, versus los beneficios mucho más protegidos de la especulación financiera.

Así las cosas, a lo largo del discurso ruralista se fueron deslizando mensajes casi subliminales: “El progreso implica resolver problemas del pasado, que obstruyen el presente” o, el “es legitima y necesaria la pregunta acerca de como debemos seguir…” ¿El pueblo quiere saber?…

Tras reconocer avances en materia de rebaja de la inflación, infraestructura, o el combate a la “corrupción en la obra pública”, la Rural destacó uno de los puntos altos del discurso: “el sistema impositivo debe estimular las inversiones, y no ahuyentarlas o impedirlas”. Quien quiera oír que oiga…

También se destacaron cuestiones que no son habituales en los reclamos del campo, como la superposición de impuestos nacionales, provinciales y municipales, o “terminar con los impuestos disfrazados de tasas y las aduanas internas”.

Pero si el reconocimiento político y del esfuerzo hecho hasta ahora por el Gobierno fueron explícitos, también hubo una muy clara convocatoria a lo que se espera de aquí en más. Algo así como, el tiempo de espera ya se agotó.

Y ahí, la frase que para muchos se desvaneció entre aplausos, y otras distracciones, pero que estuvo claramente expresada fue: “la necesidad de medir la consistencia competitiva de un país” lo que, según la Rural se logra midiendo la estabilidad monetaria, la infraestructura, el sistema impositivo, el financiamiento y la inserción internacional.

Nada más y nada menos.

Para los que leen entre líneas todo fue muy claro. Si piden más eficiencia, competitividad y productividad de este lado, tienen que ofrecer lo mismo.

No puede haber un sector productivo eficiente si su gobierno no lo es…

Por supuesto que Macri no contestó esto.

Las tribunas llenas, el clima agradable, y la pequeña Antonia en su falda eran suficiente para un solo día.

Sólo destacó, después de “pedir más”, que “nuestros productos deben estar en las góndolas de todo el mundo”, pero los productores ya le habían dicho lo que hacía falta para lograrlo…, la misma eficiencia y productividad que les exige a ellos.

Algo así como 50 y 50…

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