Por Oscar Edgardo García.-

El gobierno nacional decidió el fin del cepo cambiario y ha aflorado nuevamente la especulación empresaria con relación a las variaciones del tipo de cambio de la moneda estadounidense.

Está demostrado que actualmente los precios de muchos productos en la Argentina son notoriamente superiores a los que se observan en otros países. La indumentaria es un caso concreto.

Ahora bien, cuando uno concurre a un local de una importante cadena que fabrica, importa y comercializa calzados y se encuentra con precios exorbitantes que exceden los niveles de valores normales de similares productos en el exterior la primera razón que surge en la mente se resume en dos palabras: “atraso cambiario”.

Empero, si uno mantiene el espíritu consumidor y no desiste de su objetivo de compra e ingresa en la página web de la misma empresa, se puede encontrar con que puede adquirir los calzados con una rebaja del 30%, al que se le agrega un 25% de bonificación de una promoción bancaria por el pago con determinada tarjeta de crédito, más un cupón de descuento del 20% otorgado por la empresa y a pagar en 6, 9 ó 12 cuotas sin interés.

Frente a tal cuadro de situación es dable deducir que, aun con tales beneficios concedidos al consumidor, el empresario debe obtener algún margen de rentabilidad, porque su fin no es, precisamente, perder su capital de trabajo y fundirse.

Lo expuesto es un ejemplo real y es lo que se experimenta con habitualidad en distintos rubros, por lo que, más allá de la eventual existencia de un “atraso cambiario”, es innegable el “abuso empresario” que se lleva a cabo esquilmando el bolsillo del consumidor. Triste realidad.

Bienvenidas sean las acciones del gobierno nacional fomentando la libre competencia para evitar la continuidad de tales abusos, sin disponer la fijación de precios, dado que es una medida que en el pasado produjo resultados muy negativos.

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